7 de marzo de 2008

Cualquier tiempo pasado...

Hubo un tiempo en que Semana Santa y Tranvía podían convivir en Sevilla a la misma vez; un tiempo en que se veía normal que mientras discurría una procesión pasara cerca un tranvía o incluso esperara el paso de la misma para continuar su servicio; un tiempo en que no se desmontaban catenarias ni se camuflaban bajo farolas fernandinas.

Un tiempo como el de la foto, donde aparece el Cristo de la Fundación atravesando la calle Recaredo mientras un tranvía espera su paso. Esta estampa, que hoy día sería imposible, era habitual en los primeros años del siglo XX; tan habitual que en el año 43 un tranvía atropelló al mismísimo palio de la Virgen de la O.

Pero ha llovido mucho desde entonces. Demasiado.

Hoy día el único punto en común entre Semana Santa y Tranvía es el de servir de argumento en sus continuas disputas a la sevillanía clásica, la de los sevillanitos y la de los anti-sevillanitos.

Los unos en contra de desmontar las catenarias y parar el servicio del tranvía durante la Semana Grande; los otros en contra de las catenarias y del tranvía; pero lo cierto es que todos están de acuerdo en que había que protestar.

Porque básicamente se trata de eso, de protestar; usando la lógica ni se va a desviar la Carrera Oficial para que pase el tranvía ni se va a permitir el paso a la Plaza Nueva de cualquier otro medio público de transporte, llámese autobús, tranvía o incluso Metro, porque afortunadamente hoy día, en 2008, prima la seguridad sobre gustos estéticos, tradiciones o manías de algunos.

Todo tiene su tiempo, aunque muchos no lo entiendan; o no lo quieran entender.

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