En la zona de la Trinidad, junto al colegio de las Salesianas y frente al hueco que ocupaba la Puerta del Sol, se encuentra oculta entre coches y bloques de pisos uno de los mayores milagros de la arquitectura religiosa sevillana, la Iglesia de Santa Lucía.
El carácter “milagroso” de esta antigua parroquia no se debe a que tenga un complejo sistema estructural, un legado artístico fabuloso o que en su interior se hayan dado curaciones sobrenaturales; al contrario, posiblemente este edificio sea de largo el mas austero de todos los que nos han llegado a nuestros días de la época medieval; lo milagroso de Santa Lucía es que aún se mantenga en pie después de los innumerables avatares y reveses con que ha sido embestida por el destino.
De estilo mudéjar, la Iglesia de Santa Lucía pudo edificarse sobre una antigua mezquita musulmana, como tantas otras iglesias de la Sevilla reconquistada por San Fernando, que la cedió en el repartimiento que hizo de la ciudad a los caballeros de la Orden de Alcántara, los cuales ponen aún hoy día nombre a una de las calles de la collación.
Lejos del bullicio del puerto y del comercio de las Indias, Santa Lucía quedaba enmarcada dentro del sector mas rural de la Sevilla clásica, no sólo por la extensa zona de cortijos, huertas y molinos que se situaban extramuros sino incluso en el interior del recinto amurallado; el carácter “agrícola” de la feligresía queda patente en la cantidad de referencias que han llegado hasta nuestros días; desde la huerta del Rey Moro, único espacio de este tipo que ha sobrevivido de la ciudad medieval, hasta nombres de calles como Huertas (actual San Hermenegildo) o Aceituno.
Como curiosidad, apunto que esta última debe su nombre a que por ella se sacaba el alpechín de la aceituna hacia una pestilente charca situada cerca de donde hoy está el inicio de la Avenida de Miraflores a través de una portezuela abierta en la muralla. Este alpechín (restos de la trituración de la aceituna) se obtenía al fabricarse el aceite en una almazara propiedad del Cabildo que se encontraba en la zona (alquilada a cambio de 7500 maravedíes y 30 gallinas) y que tenía la peculiaridad de ser el único molino situado dentro del recinto amurallado de la ciudad.
Santa Lucía se convirtió de esta forma en el eje de la vida de la collación; en ella se estableció la Hermandad de los Panaderos (para la cual realizó un altar Juan de Medinilla), en ella se ubicó una pileta a la que llegaban las aguas procedentes de la Fuente del Arzobispo y en su pila bautismal se bautizaron los vecinos del barrio, entre ellos Sor Ángela de la Cruz, sin duda la mas ilustre y cuya casa aún se conserva.
Pero todo tiene su fin, como diría Medina Azahara, y tras quinientos años de tranquilidad y apenas cambios, con la llegada del siglo XIX empezaba el principio del fin de la iglesia y casi del edificio en sí. La entrada de las tropas del Mariscal Soult (el amigo del Aguador…) por la Puerta de San Fernando en 1810 provocaba grandes cambios y convulsiones en la “orbe hispalensis”, uno de los cuales afectaba directamente a la parroquia, ya que a ella se trasladaron los Titulares de la Hermandad de La Trinidad al haber sido ocupada su Iglesia por las tropas napoleónicas.
Nada volvería a ser lo mismo, y pese a sortear el difícil escollo que supuso la desamortización de Mendizábal para algunos templos de la ciudad, la escasez de fondos de la Junta Revolucionaria que gobernaba la nación en 1870 aceleraba el fin de la iglesia.
Una Real Cédula había establecido en 1854 el número de parroquias que le correspondía a cada ciudad, siendo de 12 para aquellas que tuvieran menos de 110.000 habitantes; al contar Sevilla con más de 120.000 le correspondían 14. El problema radicaba en que tenía 25… Se dictaba la sentencia de muerte para Santa Lucía, ya que fue encuadrada entre las 11 iglesias que sobraban.
Pese a los intentos de las autoridades eclesiásticas, la Junta Revolucionaria decretaba el cierre de la Iglesia el 25 de Abril de 1870, que sería desacralizada y pasaría a manos particulares a cambio de unos honorarios que servirían para aliviar el decrépito estado del erario de la nación.
Comienza en este momento la eterna travesía en el desierto de este antiguo templo mudéjar, que es transformado en almacén, en cine e incluso en sala de conciertos; a la vez, sufre una serie de mutilaciones y traslados que lo convierten en el triste edificio que ha llegado hasta nuestros días: la torre es desmochada, se derrumba la techumbre, se demuele el ábside para unir las calles San Hermenegildo y Santa Lucía y hasta su hermosa portada mudéjar es trasladada a Santa Catalina por el dueño del edificio en 1930, Rafael González Abreu, vizconde de Los Remedios.
Los bienes de la iglesia se dispersan por distintas parroquias de la ciudad, trasladándose la portada como ya he dicho a Santa Catalina; la pila bautismal se coloca en la casa natal de Sor Ángela de la Cruz y el altar mayor de la Iglesia es cedido a la Hermandad del Amor en 1922, llegando hasta nuestros días bastante alterado y se puede decir que irreconocible; a la Iglesia de San Julián se enviaron las principales obras artísticas del templo, un lienzo de Juan de Roelas que representaba el Martirio de Santa Clara y una Inmaculada Concepción obra de Alonso Cano, además de otros enseres y obras artísticas como una talla de Santa Lucía que se perdieron desgraciadamente (parecían malditos) en el incendio de este templo en 1932.
En las dos imágenes que acompañan este texto (una de ellas sacada de la fototeca de la Universidad de Sevilla, evidentemente la de la iglesia antigua) se puede ver claramente el antes y el después de Santa Lucía.
Y es que hoy día Santa Lucía es, además de un edificio mutilado, un claro ejemplo de la dejadez a que muchas veces se abandona el patrimonio sevillano. Las instituciones, como suele suceder cuando hay un problema incómodo que no da votos ni dinero y además no permite el lucimiento personal, se tiran la pelota una a otras: pertenece a Cultura, a la Junta, al Ayuntamiento, al Arzobispado….
Lo único cierto es que Santa Lucía, en estos momentos una sala de exposiciones, es ya irrecuperable desde el punto de vista artístico e histórico, pero se ha convertido en una advertencia de lo que puede pasar con nuestro patrimonio cuando se abandona a la desidia y a la indiferencia, lo cual desgraciadamente puede ir camino de volver a repetirse; solo hay que darse una vuelta por Santa Catalina.
Una entrada genial Du gueclin la verdad es que no conocía la historía pero me ha encantado.
ResponderEliminarEso de saber cosas de la Sevilla añeja la verdad es que me resulta muy atractivo.
Sin mas la Canina seguirá cavilando ........
Estupendo blog,llegue aqui por el blog del dia....Cordiales saludos.
ResponderEliminarDe nuevo, enhorabuena por esta genial clase. Los ciudadanos de a pie no comprendíamos como una iglesia, que conserva restos de lo que fue, era sala multiusos. Ya era hora de saberlo. En los siglos 19 y 20 no se les ha dado a estas obras el valor que tenian, yo se que la Iglesia donde se ubica mi Hermandad de San Esteban también fue almacén de maderas, se le cayó el techo, pero gracias a unos cuantos se ha sabido recuperar en todo su esplendor.Besos
ResponderEliminarMientras leía me acordaba de mi Iglesia, por todo aquello que luego he visto que comentaba la doña… Desde luego nos podemos dar con un canto en los dientes en vista de la suerte que corrieron y corren otros; pero tú lo has dicho, los votos estarán en otro lado. Una pena que esta ciudad sea tan desagradecida.
ResponderEliminarGenial la entrada, claro. Ahora veo que el tema de la otra noche no era casual.
Kisses
Muy interesante la historia Du Guesclin, no sabía yo que la protada de Santa Catalina procedçia de Santa Lucía.
ResponderEliminarLa verdad es que los que tenemos que levantar la voz para que no sigan pasando cosas así somos todos nosotros.
Santa Catalina es una joya y es una vergüenza que nadie quira tomar parte en el asunto.
Un saludo.
Me alegro que te haya gustado la entrada, Caliz, eso si, no te perdono tu ausencia el viernes, jeje.
ResponderEliminarGracias por pasarte por este rincón, américa.
Mer, conocía lo de San Esteban y es de agradecer que al menos allí se atajara a tiempo la ruina, por lo menos nos hemos salvado de tener otra Santa Catalina. Por cierto, espectacular imagen que te has puesto, jeje, intimida escribir bajo la mirada de la Reina Mercedes. Es un lujo tener un Montpensier entre los comentarios!
Pues si, Gata. Los votos estan en otro sitio, y no en una parroquia que tenía la desgracia de estar en uno de los barrios mas humildes de la Sevilla clásica y cerca de otras iglesias de mas nombre, como Trinidad o San Román. La zona desde luego ha sido maltratadísima en el aspecto patrimonial; ya meteré nuevas entradas de la zona, como os dije el otro día, creo que tengo material para rato.
Pues si zapateiro, creo que no se debe mirar a otro lado y esperar que la gravedad cumpla con su cometido; quién sabe, lo mismo alguna vez le da a alguien por darse cuenta que en una de las antiguas puertas de Híspalis tenemos un edificio en ruinas.
Saludos.
Interesantísima la entrada Du,de Santa Lucia sólo conocía que allí tuvo su sede un tiempo la Banda Municipal y la relación con Santa Angela de la Cruz.
ResponderEliminarTengo buenas noticias para tí, la réplica de los "Murillos" sisados por Soult de la Iglesia de San Jorge, La Caridad, estan casi terminados, tan solo faltan los marcos ya que hay grandes dificulatades para encontrar doradores que igualen el dorado de la época. Ahora,eso si, los gabachos siguen con los originales apalancados.
Saludos
Doria
A mi me parece bien que se reutilicen estos lugares pero claro respetando su fisonomía.
ResponderEliminarMe has recordado la Iglesia de San Luis cuya cúpula veo ahora mismo estoy viendo desde aquí, pude entrar en ella antes de su última reforma por la puerta de la sacristía que daba a las taquillas del CAT y vaya si ha valido la pena la reforma. Dentro del edificio que es el CAT está la capilla doméstica, donde hemos hecho talleres por ejemplo sobre Brecht y era toda una experiencia llevar su mensaje en aquel lugar.
Como siempre gracias por tu trabajo.
No conocía la historía, creía que todo era más simple, pero me llevo las manos a la cabeza y se me ponen los pelos de punta al acabar de leerla.
ResponderEliminarEs una lástima, aunque ahora que lo sabemos es un error para no volver a caer en él.
Saludos.
¡Que triste...! y mas aun si miramos como tu bien dices a Santa Catalina.
ResponderEliminarPD. Tu amor a la ciudad a la hora de documentarte es de nota musical aguda o "alta".
En febrero de 2006, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía puso en marcha una iniciativa de Apoyo a la Creación y la Difusión del Arte Contemporáneo (Iniciarte), un ambicioso programa junto al que nació vinculado el Espacio Iniciarte, en noviembre de 2008. La que fuera Iglesia de Santa Lucía, en Sevilla, es ahora un nuevo espacio dedicado al arte emergente andaluz. Su actual objetivo es ser el contenedor de producciones artísticas específicas creadas especialmente para habitar en esta iglesia del siglo XIV, impulsando así el trabajo de los profesionales andaluces y acercando el arte a la sociedad. En principio, la mitad de la programación se reserva a intervenciones de los artistas galardonados con los premios a la creación artística de Iniciarte, mientras que el resto del año acoge los trabajos de otros creadores priorizando la participación de andaluces, artistas emergentes y nuevos medios de creación.
ResponderEliminarSan Roman, Santa Lucía, San Julián... que de historias encierra ese triángulo.
ResponderEliminarGracias de nuevo por sacar a la luz todas estos detalles.
Saludos
Antonio
Que pena, cómo se expolió una iglesia, para abandonarla a su suerte después... Un abrazo
ResponderEliminarPor cierto, que envidia más sana de ver lo bien que lo pasasteis...Me alegro un montón. Amenazo con aparecer la próxima vez. Esta, desgraciadamente tenía cosillas pendientes..
Como siempre, muchas gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarPues si Doria, es siempre una gran noticia que aunque sea en copias podamos ver estos cuadros en su ubicación original. Menos da una piedra, como se suele decir, aunque sea lamentable que habiendo sido robados no se hayan devuelto después de 200 años.
Estoy completamente de acuerdo, Juan; el tema es ese, que no se altere el edificio en sí. Evidentemente antes que dejarlo vacío o en ruinas, es preferible que se reutilice mediante el uso que sea.
Pues sí Miguel, esperemos que no se repita la historia, aunque mal pinta la cosa de momento en Santa Catalina...
Anónimo, como dice Juan, perfecto que se reutilice la iglesia; es mas, creo que resultaría muy atractivo tener una sala de exposiciones en un antiguo templo mudéjar en desuso, como por ejemplo se hace en Sta. María de Las Cuevas, la Cartuja, donde se celebra la BIACS. El problema de Santa Lucía es que hoy en día no es mas que un edificio antiguo de ladrillo, y a eso es a lo que no se debe llegar, desde mi punto de vista; y para que no se llegue a eso las administraciones o quienes sean propietarios del edificio deben tomar medidas al respecto y no dejarlo abandonado a su suerte, como ha pasado todos estos siglos con Santa Lucía. Sea una iglesia, un palacio o un almacén, el patrimonio hay que respetarlo, y una de las formas de hacerlo es mediante su cuidado.
Gracias a ti, Antonio, por pasarte por estos lares.
Amigo Herodes, visto el éxito del viernes no creo que tarde mucho esa próxima vez.
Saludos.
Pienso que ya llega la hora que dentro de un momento te alejarás al fin...
ResponderEliminarQué grande Medina Azahara, me refiero al grupo...
Mira que he visto veces esa Iglesia?.
De nuestros gobernantes no te puedes esperar otra cosa. De dónde no hay no se puede sacar.
Santa Lucía es un ejemplo de lo que NO se debe hacer. Has conseguido hilvanar una serie de datos indispensables que hacen de tu entrada una completísima guía de los restos de esta iglesia, de la que nos llega a nuestros días apenas un esbozo de lo que fue.
ResponderEliminarY Santa Catalina... mi eterna cruzada amigo.
Un fuerte abrazo y siento la tardanza.
P.D. El mariscal Soult... ese sí que fue un personaje del pillaje y la destrucción. Y lo dejamos ahí que me caliento...
Razón no te falta Bosco, tanto en lo de los gobernantes como en la grandeza de Medina Azahara (el grupo)
ResponderEliminarGracias a ti por el comentario Ramsés. Analizando la historia de Santa Lucía y la dispersión de su patrimonio, hay una especie de "maldición", ya que buena parte de él se perdió en los dos incendios de San Julián; la portada que está en Sta. Catalina y todos sabemos lo que pasa allí y el altar del Amor estaba en el Salvador e idem. Ya digo, es curiosa la historia de esta iglesia y sus enseres; vamos, que la coge Iker Jiménez y se apaña un domingo.
Saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarInteresantísima historia miarma, aunque en este caso tenga un final un poquito triste.
ResponderEliminarUna pena que sucedan estas cosas con el patrimonio sevillano, que cada vez se cuida menos, lamentable, porque al igual que se han perdido iglesias como esa, no debería de extrañarnos que se sigan perdiendo, sin ir más lejos la que está al caer es la de Sta. Catalina como bien deciis, que pa darle un repellado y un pintaito van a tardar más que en hacer la obra el metro...
Un saludasso.
Pues si Moe, tienes toda la razón. Pero claro, el problema en estos casos es que las distintas competencias que se deben de encargar de restaurar el edificio no se ponen de acuerdo, y claro, cuando lo hacen muchas veces es demasiado tarde.
ResponderEliminarSaludos.