12 de agosto de 2009

El Palacio del Conde Luque

De nuevo retomo una sección que últimamente tenía algo abandonada por motivos de diversa y variada índole: las recreaciones virtuales de lugares y rincones que, desgraciadamente, han pasado a engrosar la necrológica de “ilustres desaparecidos” de nuestro callejero.

En esta ocasión esbozo una adaptación al escenario actual de una imagen procedente de la Fototeca de la Universidad en la que se reflejan los últimos tiempos de la casa del Conde Luque, uno de los muchos palacetes que hasta hace pocos años ennoblecían las calles sevillanas.

Era este palacio un edificio exento que se ubicaba en la Plaza de la Magdalena (antiguamente del Pacífico y del General Franco), exactamente en la manzana delimitada por las calles Pedro Campaña, Santa Justa, Murillo y la propia plaza, es decir, donde hoy día se encuentran las tiendas de Springfield o Milano.

Encargado en 1880 por el aristócrata que le dio nombre a Manuel Portillo Navarrete, ocupaba parte del solar de la primitiva iglesia de la Magdalena, un templo neomudéjar levantado en tiempos de Pedro I el Cruel sobre una antigua mezquita y que, como no podía ser de otra forma, había sido derribado por obra y gracia del Mariscal Soult.

El templo ocupaba la zona norte de la actual plaza además de la manzana del edificio que nos ocupa y la del enfrentado, donde hoy está el Corte Inglés de muebles y decoración, esquina a O’Donell.

No debió parecerle muy bien al Consistorio este derribo y en 1817 se empieza a reedificar la iglesia sobre los escombros que habían dejado los franceses, aunque en 1842 se desiste en la empresa y el templo que se estaba levantando es otra vez demolido, trasladándose definitivamente la parroquia a la vecina iglesia del convento de San Pablo, que recientemente había sido exclaustrado. Como vemos, una historia para enmarcar en la que nos detendremos en próximas entradas.

La nueva plaza es otra vez desescombrada (se utiliza para ello a 40 presidiarios de la vecina cárcel del Pópulo) y es definitivamente alineada en 1844 mediante trazas del Arquitecto Municipal Interino, Juan Manuel Caballero, segregándose las dos manzanas antes citadas para su edificación.

Sobre una de ellas, por tanto, crea el Conde Luque su hermoso palacete, un edificio de corte historicista en el que destacaban sus preciosas balconadas y su misterioso halo romántico, como podemos apreciar en la imagen de la izquierda, una de las últimas que se conservan del mismo y que puede estar fechada perfectamente a mediados de los años 60, desapareció en 1966, ya que se encuentra totalmente vallado y protegido, lo que podríamos considerar como paso previo a su demolición.

En segundo plano asoma el edificio Cabo Persianas, recientemente incluido en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz y que curiosamente (que cada cual lo enfoque por donde quiera) suscitó en su momento todo tipo de controversias y debates por su arquitectura racionalista, demasiado moderna para la sociedad sevillana de la época.

Construido en 1938 por Rafael Arévalo y Gabriel Lupiáñez, Cabo Persianas se asienta sobre la demolición de parte del solar de uno de los primitivos edificios que levantara Caballero en 1844. El resto de la parcela fue destinado a ensanche de la calle San Pablo.

En último plano, en lo que hoy sería esquina San Pablo-Méndez Núñez, asoma entre las palmeras (también desaparecidas hoy día del paisaje urbano de la Magdalena) la segunda planta del Hotel Madrid, un establecimiento situado en el antiguo palacio de los Condes de Gelves, la Casa de los Portugales, que fue hasta la construcción del Alfonso XIII el hotel mas lujoso de la ciudad.

Hoy día es una de las sedes del Corte Inglés, aunque para ser exactos deberíamos decir que sobre su parcela se levanta esa sede, porque del Hotel evidentemente no queda nada. Aunque ese “nada” ya suena a tópico….

4 de agosto de 2009

Estampas de Estío

Huyendo del cielo

Ya pasará el veranillo de San Miguel; ya despediremos la calor del membrillo… pero de momento cualquier medida se nos antoja insuficiente para escapar de estas temperaturas inhumanas. Es otra de las paradojas de esta ciudad: todo un año implorando al cielo para renegar del mismo durante estos meses estivales…


"En tiempo de guerra…

….cualquier hoyo es trinchera". O eso debe pensar el gato. Todo vale con tal de combatir el calor del mediodía, y si la fuente no refresca, habrá que meterse en la fuente. Como se suele decir, “si Mahoma no va a la montaña…


Tiempo de cambios

Unos se ponen guapos en la playa y otros aprovechan que la gente está en la playa para ponerse guapos. No es un nuevo mercadillo en Mateos Gago ni tampoco una mudanza: son los dueños de la Fresquita dándole un lavado de cara al mobiliario del bar. La temporada es larga y si no se aprovechan estas fechas…


¿Prohibido el baño?

Un río, una toalla, el termómetro del Cristina sobrepasando los 40 grados y una señal de Prohibido el Baño. Está claro que algo sobra… o mas bien falta, en concreto una manita de pintura azul y, ¡listos para el chapuzón!


Virgen del Carmen

Este año se recuperaba la procesión de la Virgen del Carmen por las aguas del río. Y es que Sevilla no pierde el pulso cofrade ni con alerta naranja. Aunque personalmente no es que me entusiasmara, el acto dejó algunas imágenes preciosas, sobre todo al atardecer.


Semoto

Si no puedes con ellos… únete a ellos. O es lo que debe pensar el dueño del Vespino. Bicicletas, peatones, coches… todos tienen la papeleta resuelta pero, ¿y la moto? Pues nada, reciclando que es gerundio. Y todos contentos.


Cristales rotos

Es el contrapunto a la soledad y tranquilidad que estos días se adueña de las calles de Sevilla. Y es que algunos aprovechan para hacer su Agosto a costa de los pocos que no tienen mas remedio que trabajar en idem. Cuidado donde dejamos el coche…


¿Otra vez prohibido el baño?

También en el estanque de la Buhaira está prohibido bañarse, aunque en este caso no está muy claro si es por motivos de seguridad, por respeto hacia el entorno o por higiene.

De todas formas no creo que haya mucho peligro, ya que la capa de costra que flota en la superficie hace imposible que nadie pueda sumergirse. Al contrario, solo hay que ver las latas que literalmente emergen de las aguas….