En uno de los varios quiebros que conforman la calle Imperial, junto al Hotel que toma el nombre de la misma, hay una curiosa esquina en la que, si la suciedad y la dejadez no nos hacen apartar la vista hacia otro lado, se puede ver la evolución que ha tenido la pintura mural sevillana, o mas bien de los motivos que han inspirado a ésta, a lo largo de la historia.
Reconozco que hablar de pintura mural quizás sea algo exagerado para lo que hay en este improvisado museo al aire libre, pero viendo el déficit cultural que presenta la ciudad en los últimos tiempos, con el cierre del Espacio Iniciarte o el traslado de la Casa de Murillo por ejemplo, no hay mas remedio que agarrarse a un clavo ardiendo para no deprimirse.
Al contrario que en los cortes estratigráficos al uso, la pintura más antigua la encontramos en la zona superior de la referida esquina. Todo hace pensar que sea la altura el motivo de que siga ahí después de tanto tiempo, posiblemente desde el siglo XVI, cuando algún descendiente de Per Afán de Ribera, primer duque de Alcalá de los Gazules, decidió pintar el escudo de armas de su linaje en la fachada de una de las dependencias que cierran el Jardín Grande de la Casa de Pilatos.
Esta práctica era habitual en la Sevilla de la época ya que los nobles marcaban territorio, alardeaban de posesiones y de camino se hacían propaganda, aunque hoy día apenas quedan ejemplos en la ciudad que sean visibles y no estén ocultos bajo capas de pintura, en el mejor de los casos, es decir, siempre y cuando el palacio de turno no haya sido derribado.
Sin ir mas lejos en la calle Caballerizas, orientado hacia la iglesia de San Ildefonso, existía otro similar del que ya solo queda una blanca capa de cal, eso sí, ennoblecida por su escudo de metal, que aún se mantiene.
En el segundo nivel, ocupando la zona central de esta esquina museística callejera, encontramos un retablo cerámico de la Virgen de Guadalupe, una de las advocaciones marianas con más devoción y tradición de la ciudad, no en vano se llegaron a realizar cerca de 3000 reproducciones de la imagen sólo en el siglo XVIII entre azulejos, tapices, óleos y tablas.
Esta reproducción de la Capitana del Imperio Español seguramente sería realizada durante la época dorada de la historia hispalense, esa en que fue Puerto de América y mantenía el monopolio del comercio indiano, lo cual da sentido a este homenaje hacia una Virgen que, recordemos, es Patrona de Méjico.
Y para acabar este pequeño estudio descendemos hasta nuestros días, representados a pie de calle por algo que no sabemos exactamente qué es aunque el autor, un tal Morn, ha tenido el detalle de dejarnos su firma.
De menos calidad y menos riqueza cromática que sus predecesoras, no encuentro el motivo de esta pintura mural, que ya podríamos encuadrar dentro del género “grafiti” toda vez que este vocablo ha sido recientemente admitido en el Diccionario de la RAE junto a otros como antiespañol, muslamen (como suena) y oenegé (como lo leen).
Es de agradecer que este género grafitero resulte fácilmente erradicable sin necesidad de tener que recurrir a la socorrida cal. Así podemos tener limpia en pocas horas nuestra fachada y de esta forma dejar vía libre para que un nuevo artista callejero comparta sus inquietudes con todos nosotros.
Es triste, pero al paso que vamos no me extraña que en pocos años ésta sea la única forma que vamos a tener en esta bendita ciudad de disfrutar de "arte" contemporáneo.
Excepcional, como siempre.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Cuantos detalles que no conocía... como siempre tus entrada son un cúmulo de iformación cultural.
ResponderEliminarIgnoraba que hubieran suprimido las palabras que citas, seguramente hay otras mucha que en verdad deb en ser erradicadas... y en cuanto a la pitada que te puedo decir... para llorar.
Un abrazo
Creo que has dado en el clavo: descendemos hasta nuestros días.
ResponderEliminarSaludos.
Magnífico análisis de lo que para casi todos los sevillanos que paseamos la calle Imperial pasa inadvertido.
ResponderEliminarLo de la casa de Murillo es lamentable. Para algo que teníamos de ese tipo y nos lo hurtan. Las casas-museo son uno de los elementos que más envidio de otras ciudades turísticas españolas.
Cada vez que he pasado por allí me he preguntado qué haría esa corona allí, tan arriba. Nunca he pasado con cámara, y dada mi vista no ha sido hasta hoy el ver que formaba parte de ese escudo pintado xD
ResponderEliminarUn saludo!
http://esasevilla.blogspot.com/
Últimamente estoy pasando mucho por esta calle y me he acordado de tu entrada en el blog, que en su momento me pareció muy acertada.
ResponderEliminarPor suerte, ahora mismo está disponible la parte inferior del mural para que algún "artista" exprese libremente sus sentimientos. Esperemos que dure.
Un saludo.