"No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país"
Esta es una de las frases que dejaba para la historia John F. Kennedy en su discurso de toma de posesión del gobierno estadounidense el 20 de Enero de 1961. En ella se sintetizaba magistralmente el espíritu de una nación joven, competitiva y con ansias de comerse (en ocasiones literalmente) el mundo y todo lo que se pusiera por delante.
Kennedy sabía perfectamente que si su país quería conseguir algo no podían quedarse esperando a ver hacia donde soplaba el viento; al contrario, había que actuar, adaptarse a las circunstancias y, cuando fuera posible, manejarlas a su antojo. Pero claro, Kennedy había nacido en el número 83 de la calle Beals, en Massachussets y no en la calle San Luis.
Extrapolando las palabras del trágicamente finado presidente americano a la realidad de nuestra ciudad, uno se da cuenta de que el bueno de Kennedy nunca aterrizó en el aeropuerto de San Pablo, ni tan siquiera se acercó. Y es que seguro que habría cambiado rápidamente de opinión si se hubiera dado un paseo por la calle Betis…
Monarquía absoluta, república, dictadura, democracia… los históricos problemas hispalenses suelen ser siempre los mismos y lo peor de todo, se solucionan tarde y mal (si se solucionan): vivienda, infraestructuras, transportes; Sevilla mira al futuro con años de retraso y sin que veinticuatros, cabildos, asistentes, gobernadores o alcaldes hagan ni sepan hacer nada para remediarlo, entre otras cosas porque tampoco se estila mucho por aquí el protestar y mucho menos el exigir. Y es que aunque no se invierta un duro, aunque no se asfalte una sola calle ni siquiera para cubrir el expediente, aunque nadie haga nada por la ciudad mas allá de lo estrictamente necesario, el sevillano siempre estará situado en el ombligo del mundo por el simple hecho de vivir en Sevilla. Sólo con ver que todo está en orden y que se puede seguir sacando pecho nos damos por satisfechos.
Para mas INRI tenemos la desgracia (bendita desgracia…) de que son muy pocos los ingredientes necesarios para que la ciudad de al sevillano un motivo por el que pueda sentirse orgulloso; solo con Giralda, Torre del Oro y una orilla opuesta desde la que hacer el retrato, Sevilla lleva vendiéndose desde hace mas de 800 años, cuando por las inmensas llanuras norteamericanas solo corrían búfalos o sioux en taparrabos y el bisabuelo de Kennedy pasaba frío en las montañas irlandesas.
Vista de Sevilla atribuida a Sánchez-Coello (s. XVI)
Desde el siglo de Oro hasta nuestros días, grabados, óleos, acuarelas, daguerrotipos, cámaras de fotos y móviles de última generación han plasmado la que sea posiblemente la imagen mas universal de la Sevilla Eterna, esa que ha vivido el monopolio comercial de las Indias, la terrible peste del XVII, los desvalijamientos del mariscal Soult o el sueño de la Expo’92.
De Pedro de Medina a las hordas de turistas que invaden la ciudad en estos meses veraniegos, pasando por Johannes Janssonius, Alonso Sánchez Coello, Pedro Tortolero, Richard Ford o J. Laurent, la ciudad ha sido sistemáticamente retratada desde la margen trianera del Guadalquivir. Navíos cargados de riquezas, arenales intransitables, el nacimiento y crecimiento de los arrabales ribereños de Cestería, Arenal o de los Humeros, los primeros pasos de la plaza de toros, las históricas murallas (y el derribo de éstas), el ramal del tren que unía Plaza de Armas con el Puerto, el paseo de las Delicias… la historia de la ciudad pasa por cada uno de estos retratos, por las manos de estos artistas, por la otra orilla, la de la calle Betis, en definitiva.
Pero los tiempos cambian, y en estos días en que una imagen vale mas que mil palabras, que setecientas mil personas y que 800 años de historia, el enclave mágico en que los pintores barrocos ubicaban sus lienzos o el vizconde Vigier clavaba el trípode de su máquina fotográfica ha ido desapareciendo casi sin darnos cuenta, de tal forma que si hoy queremos obtener una instantánea de esa Sevilla Eterna no tenemos mas remedio que tomarnos una cerveza en una de las terrazas que copan la antaño fotogénica orilla de la calle Betis.
Vista de Sevilla que tendría hoy Sánchez-Coello desde el mismo sitio
Y es que toda la margen del río cercana al Puente de San Telmo, ese punto desde el que Giralda y Torre del Oro se funden en un mismo encuadre, está hoy día ocupada por bares y restaurantes que desgraciadamente hacen que como mucho podamos obtener una instantánea a través de sus cristales o previo pago de una consumición en el interior del establecimiento.
No se si es triste, cruel o gracioso, pero es mas fácil hoy día ver la imagen que durante tantos siglos se ha convertido en icono de nuestra ciudad en un cuadro del siglo XVIII que con nuestros propios ojos, por muy ridículo que parezca. Y nadie dice nada…
Al menos, podían haberse traído a Kennedy de Erasmus un añito, quizás se nos habría pegado algo…
Bueno, hay fotos de la mujer de Kennedy en la Feria, pero imagino que ya era viuda… En fin, anoche precisamente estaba yo en la calle Betis cenando y demás, y si, estampa añeja y a la vez irreconocible… funciona así, porque tu lo has dicho, el sevillano cuando no está sacando pecho está sentado quejándose o llorando, esperando que caiga del cielo, por ser él, por ser sevillano y por su cara bonita. Lo dije hace poco en el blog del Aguaó, es triste, pero hoy en día nadie va a venir a darte nada… Y entre unos y otros solo nos quedan lamentos o sacar pecho.
ResponderEliminarEstas Navidades Mer me regaló un cuadro con esta vista y yo a mi vez he regalado otro. Estas cosas es bueno tenerlas de alguna manera…
Kisses
Gata me lo has quitado d ela lengua, la viuda si estuvo aquí, coincidiendo con Grace Kelly que se llevaban fatal por lo visto.
ResponderEliminarTodo cambia y lo que perdura es ese espiritu que dicen que lo malo no es que los sevillanos se crean que viven el la ciudad más hermosa del mundo sino que seguramente tienen razón.
Siempre eres fantástico, gran trabajo
Vamos a ver. Sevilla está tal y cómo quieren los sevillanos. No olvides, que por lo menos desde 1978 esto es una democracia. Y aquí la gente ha decidido. Sin entrar en desmanes anteriores, si llevamos 30 años de mal en peor es porque los sevillanos así lo quieren.
ResponderEliminarVaya con la foto del semáforo del post anterior. Justo a 100 metros o menos de mi casa.
Y sobre Kennedy, me quedo con su frase: "El gran enemigo de la verdad muchas veces no es la mentira - deliberada, confabulada, y deshonesta - sino el mito - persistente, persuasivo, e irrealístico".
Yo también le dediqué un post a Kennedy. Y claro que me gustaría que la ciudad estuviese mejor. Pero... si a la gente le gusta la mierda, yo no puedo hacer otra cosa.
Y por cierto, mi país no ha hecho nada por mí, mientras que demasiado ya he hecho yo por él.
Casualmente anoche por la TV, a través de uno se sus canales internacionales , trasmitió un especial sobre Sevilla, difícil para el que esta afuera pensar sobre estas cosas que comentas tu y tus lectores, la eterna Sevilla , resiste el tiempo,una ciudad mágica que todo el que tiene la oportunidad visita... Bueno es que se puede reflexionar y cambiar las cosas desde adentro,tienen una gran ciudad ,en fin seguiré a los comentaristas pues es interesante ver el otro lado de la ciudad con problemas propios y afines con otras ciudades del mundo,,,Un cordial saludo y un placer pasar por aquí...
ResponderEliminarDu Guesclin te voy a hacer un monumento, por escribir bien, por documentarte tanto, por levantar la voz cuando es necesario, por no ser un conformista, por querer tanto a esta bendita ciudad, por enseñarnos tantas cosas, por protestar, porque al menos lo haces con una sonrisa...
ResponderEliminarEn fin, que a tu entrada le doy una matrícula de honor.
P.D: aunque sea un bar, sé de un sitio de la calle Betis en el que aún no te clavan un riñón por tomarte una copita, zumo, refresco o lo que sea y tiene un lugar completamente maravilloso.
Si algún día me toca hacer una ruta bloguera intentaré que vayamos.
Es todo un placer leerte.
Un beso.
Me uno a la propuesta de Zapateiro. MONUMENTO YA. Sobre el sitio en cuestión solo decir que acudí a tomar una copa en una despedida de soltero (no la mía) hace no mucho. Y menos mal que solo acudí para la copa, porque salió a noventa eurazos por cabeza. Ahí es ná. Y es cierto, en la misma calle hay magníficos bares como 'Los Chorritos'. Mediodía, cerveza, papas aliñás, sardinas 'asás' y la gota de sudor cayendo por la patilla. Eso sí vale la pena pagarlo. Y la vista, magnífica.
ResponderEliminarSeguramente para conseguir la licencia para construir el dichoso restaurante (y no es el único ejemplo que encontraremos en la ciudad) habrán untado a algún edil o cargo de urbanismo (y a buen seguro no con el aceitito de las sardinas).
La verdad es que los sevillanos en general pecamos de indolencia y de indulgencia. Nos miramos demasiado el ombligo y creemos que con sacar a relucir la gloria de ser sevillanos ya vale. Me permito recomendar la lectura de 'La Ciudad' de Manuel Chaves Nogales, obra creo paradigmática para comprender el 'ser sevillano' pero desde un punto de vista crítico y nada populachero.
Un saludo
Mi visión es la misma pero a la inversa.
ResponderEliminarCada vez que vuelva... subía a la azotea y notaba un nuevo cambio en la orilla trianera del río.
En tres años que llevo aquí... la vista cambiante es diaria.
Se me olvidó, por lo de hacer las fotos no te preocupes; algún día haré realidad otro de mis grandes sueños imposibles y tendré uno de esos locales, el cual será un pub-café-biblioteca y mil cosas más. Podrás hacer fotos desde allí, te invitaré a las fiestas temáticas y esas cosas.
ResponderEliminarKisses
No quiero dármelas de nada, pero si de verdad hay personas que acusamos mucho el parón en el que vive nuestra ciudad desde hace años somos los que trabajamos en el mundo del turismo.
ResponderEliminarHace unos días me preguntaban unos forasteros si en Sevilla había algo más de lo que aparece en los folletos turísticos...
Tuve que decirles que no...
Seguimos viviendo de lo mismo, sin iniciativas para el que nos visita y quiere y puede gastarse los euros en la ciudad. El Ayuntamiento y los responsables de turismo no se terminan de enterar que la Giralda y el Alcázar se deben complementar con algo más que un metrotrenecito...
Así nos va.
Enhorabuena por la entrada.
El se lo perdió Du Guesclin ......
ResponderEliminarEnhorabuena por la entrada.
Sevilla no quiere lo añejo,lo desprecia demasiado.Pasesen por Helvetía y vean como está la parte de la Torre de la Plata.
En vez de caracoles,champiñones ....
La Canina seguirá cavilando.
Se que ser sevillano el "lo más", pero en todas las ciudades pasa igual. Como bien dices, en España se hace mal y tarde, y se tiene que cambiar. No os quejeis tanto, o si, ya sabeis si el metro os va a pasar por debajo de la Giralda? No vaya a pasar como en Barcelona, tanto esperar el Ave y ahora resulta que lo hacen pasar por la Sagrada Familia y todos temblando por si también temblarán las torres inacabadas! Que las ciudades cambian? Como no? y nunca nos acostumbra a gustar el cambio.
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