1 de noviembre de 2010

Plaza de España

Hablar de la Plaza de España es hablar de recuerdos. Es evocar los lentos paseos en burrito alrededor de la fuente, el berrinche pillado porque no me dejaban manejar los remos de las barcas, el olor a garrapiñada recién hecha, las miradas impotentes tras ese globo de helio que se escapaba irremediablemente camino de las nubes, la cara pegajosa de algodón de azúcar o el sonido del tambor de hojalata que mi padre acababa de comprar en los puestecillos ambulantes.

Es curioso, pero la imagen que tengo de la Plaza se va diluyendo en mi memoria conforme avanzan los años; salvo algún Domingo de Ramos fotografiando al Señor de la Victoria desde la Torre Norte y las inevitables conversaciones con esa copa de manzanilla de más a la vuelta de la Feria, buceo en el pasado y sólo me vienen a la cabeza la tarde en que sirvió de plató para el Gran Juego de la Oca, con Emilio Aragón como maestro de ceremonias y un señor mayor, una especie de forzudo, haciendo bestialidades; y, por desgracia, las horas malgastadas inútilmente esperando que George Lucas o Natalie Portman firmaran mi difunto póster de Star Wars.

Posiblemente, mejor dicho, seguro, la culpa de este vacío la tiene el pésimo estado de conservación en que se encontraba la Plaza durante los últimos años: balaustradas destrozadas, la ría seca, mosaicos incompletos y muchas otras aberraciones que la convertían en un lugar poco recomendable para todo aquel que tuviera una cierta sensibilidad para con el patrimonio hispalense y la ciudad misma.

Desde hace unos días la Plaza de España vuelve a lucir en todo su esplendor tras llevarse bastante tiempo en obras. Una buena noticia que me provoca sensaciones dispares, ya que por un lado siempre es bonito revivir recuerdos de la infancia como tuve la oportunidad de hacer ayer; pero por otro entristece saber que por culpa del gamberrismo y, sobre todo, de la dejadez municipal, hayamos estado tantos años privados de este pedazo de nuestra memoria y, por qué no, de nosotros mismos.

Esperemos que quienes tengan que hacerlo hayan tomado nota y nunca más tenga que repararse la Plaza. Nunca.

6 comentarios:

  1. Pues me parece que va a ser difícil que se cumpla tu deseo. Ya hay algún desperfecto que otro causado por bandalismo.
    En los olores evocadores recuerdo el del parisién, al rico parisién y el del koki, igual tú no los llegaste a conocer pero a mi siempre el embarcadero me ha recordado esos olores.
    Hace dos domingos fui a ver el resultado de la obra y me gustó pero me sorprendió que los dos vigilantes que había se encontraran hablando en la torre sur, durante el mucho tiempo que anduve por allí.
    Saludos.

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  2. Esperemos que vuelva la cordura a las gentes de Sevilla por que si no poco le dejaremos a nuestros hijos .Ya veis lo que tardan en restaurar la obra civil asi que de la religiosa ni hablamos...

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  3. Comparto contigo el deseo de que este magnífico proyecto de Aníbal González no vuelva a verse abocado al abandono por culpa de la falta de civismo que existe en nuestros días.
    Por desgracia, me temo que será imposible hacer realidad este sueño, por lo que intentaré disfrutar al máximo del esplendor de la Plaza de España mientras sea posible.
    Otra gran entrada para un lugar que, también a mí, me trae muchos y diferentes recuerdos.

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  4. Parece que en esta ciudad nos estamos acostumbrando a dejar morir nuestro patrimonio para después tener que rehacerlo casi desde la nada: Jardín Americano, Jardines del Guadalquivir, ahora la Plaza de España...

    Con qué facilidad convertimos en juguetes rotos nuestros monumentos y nuestros parques para después andar haciendo reinauguraciones llenas de pompa y boato...

    Buena gestión, mantenimiento, vigilancia y educación cívica parece que son conceptos que todavía quedan muy lejos de nuestra tierra. Pero en fin, no desfallezcamos...

    Un saludo.

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  5. Aún no la he visto. Dicen que ha quedado perfecta. Y parece que a ti te ha gustado. Eso me da confianza.

    Un fuerte abrazo.

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  6. Una pena que haya durado tan poco el reestreno de la Plaza de España. Ya pueden observarse desperfectos que demuestran que, si invirtieran lo necesario en seguridad, el tiempo y dinero gastados en su arreglo nos saldrían más rentables. Pero eso, en una ciudad como la nuestra, lo veo complicado...

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Comentarios: