8 de noviembre de 2010

Las columnas del Pasaje Gámez Laserna (I)

Hay historias que se escriben con letra pequeña. Historias que no aparecen en las guías turísticas, ni siquiera en los libros, y que terminan perdiéndose en los anaqueles del tiempo con el paso de los años. Historias cuyos protagonistas pasan desapercibidos porque han sido presa del olvido o, simplemente, ya no interesan a nadie.

Es el caso de las cuatro columnas que traemos al blog en esta breve tarde de Noviembre; cuatro columnas adosadas a una de las paredes del Pasaje que une las calles Cuna y Sierpes, rotulado con el nombre del Maestro Gámez Laserna; cuatro columnas con un pasado tan insólito como rocambolesco que intentaremos recorrer a lo largo de las siguientes entradas.

A primera vista no hay indicios de que estemos ante nada que escape a un guión medianamente normal, ya que a lo largo y ancho del callejero hispalense es bastante fácil encontrar columnas y fustes de más antigüedad y valor patrimonial que éstas protegiendo las esquinas de los edificios o simplemente embutidas en las paredes.

Para colmo nuestras columnas ni siquiera tienen una función clara, ya que aguantan un pequeño alerón sin objeto ni sentido, con lo que podríamos afirmar que son un simple adorno de este quebradizo pasaje, un adorno posiblemente indultado de algún derribo o colocado allí por un respetuoso amante de las antiguallas.

Pero un ramillete de dudas o, al menos, una ligera inquietud comienza a asaltarnos cuando observamos que estas cuatro columnas de mármol blanco presentan características análogas a las que se pueden encontrar en los antiguos palacios nazaríes del Reino de Granada, el último bastión islámico de la Península; analogía que se hace evidente en el esbelto fuste cilíndrico rematado con anillos en sus extremos, aunque el capitel que sostienen es demasiado simple, quién sabe si un añadido posterior.

Pese a que este orden nazarí tuvo escasa presencia en la arquitectura sevillana, tampoco estamos ante nada que podamos catalogar de “extraordinario”; bien podrían haber sido “importadas” de algún palacete granadino o incluso fabricadas a principios del siglo pasado cuando el auge del regionalismo.

Pero las piezas comienzan a encajar si observamos detenidamente la fotografía que abajo traemos del libro Arquitectura Civil Sevillana, al que ya nos hemos referido en varias ocasiones.

Estamos ante una de las pocas imágenes conservadas del Corral de los Gallegos, que se encontraba en el número 6 de la calle Oropesa, barreduela de Cuna, aunque tenía también una entrada por Sagasta, calle que precisamente se llamó durante mucho tiempo de los Gallegos; lo que ya no sabría decir es quién dio el nombre a quién. Como tantos otros, desapareció a principios de los 70 después de bastantes años en estado ruinoso.

Era este corralón uno de los más poblados de la ciudad, aunque la fotografía parece estar tomada un mal día, teniendo un vecindario bullanguero y vivaracho que se volcaba especialmente en la celebración de las Cruces de Mayo, donde destacaba el buen gusto y colorido con que era engalanado el edificio.

Bella estampa de una Sevilla irrepetible pero no muy lejana en el tiempo en la que además del patio, ese eje central sobre el que gravitaba el universo interno del corralón, es imposible no hacer mención al pozo cerrado con tablones de madera, a las galerías sostenidas por pilastras y tornapuntas, a las persianas de esparto, a las canales para recoger el agua de la lluvia, a las paredes encaladas; infinitos los detalles que podrían enumerarse al ver esta imagen, aunque seguramente menos que los recuerdos que se habrán despertado en muchos de los lectores.

Pero no es precisamente rescatar sensaciones olvidadas el motivo por el que ha llegado el Corral de los Gallegos hasta esta entrada; hay un pequeño detalle en la imagen, exactamente en el lateral izquierdo, donde se aprecia en primer plano la silueta de una columna distinta a las otras que aguantaban los soportales del caserón; una columna de mármol blanco con anillos alrededor del extremo del fuste; una columna de rasgos nazaríes: una de las cuatro columnas del Pasaje Gámez Laserna.

17 comentarios:

  1. Alucinante entrada. Ya espero impaciante las que continúan la serie.

    Un fuerte abrazo.

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  2. Realmente es increíble. Qué cosas se pueden aprender de las ciudades si se sabe buscar y se tiene paciencia.
    Interesantísima entrada. Yo también estoy deseando conocer la historia de cada una de las otras tres columnas.

    Un saludo.

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  3. Yo en mi niñez frecuenté mucho esa casa con mi amigo entonces Manolo Moreno que vivía allí.
    Lo de gallegos era porque allí era donde se contrataban los porteadores de mercancías, alos que entonces en Sevilla se les llamaba de esa forma.
    También a los costaleros, por provenir de aquel oficio, se les llamo en un momento dado gallegos.
    En los últimos años allí, en esa casa, se seguían alquilando carros de mano y triciclos, lamento no recordar el nombre de la persona que llevaba el negocio aunque lo conocía bien.
    Qué de recuerdos me has traido a la memoria con esta entrada.
    Un abrazo

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  4. Cuánto se aprende contigo, amigo. He contado alguna vez que de niño me leí el libro de los corrales de Morales Padrón y que me enganchó de tal forma que investigué al respecto todo lo que mi corta edad me permitió. Pues bien, no conocía la existencia de este corral en un lugar tan céntrico. De la columna ni hablamos.

    Por cierto, he rebautizado y mudado mi blog. Entre tus enlaces puedes encontrarlo.

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  5. Estupenda puesta en escena, ahora a ver quién se pierde las siguentes entradas,

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  6. En ello estamos Juanma, espero que esté lista en breve.

    Paciencia, tú lo has dicho Alejandría Carmesí. Las fotos están hechas desde hace meses, pero engranar las piezas es lo complicado.

    Muchas gracias Juan Antonio

    Me alegro que te haya recordado esas viejas historias, no cogé ventaja.

    También tuve la oportunidad de leer ese libro hace algunos años, Enrique; del tema de corrales estuvo colgada hace unos años una página web muy interesante, pero la quitaron. Sobre todo me llamaban la tención las fotos, realmente curiosas.

    Eso digo yo capitán, jejeje.

    Saludos.

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  7. Gran artículo. Me encanta el tratamiento que das en tu blog a cosas que, como dices, suelen pasar desapercibidas.
    Espero la próxima entrega.

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  8. Esta entrada me parece curiosa, no por el texto en sí, sino porque el otro día estuve en ese pasaje y decidí preparar una entrada para mi blog. Nunca había estado ahí, o al menos nunca con vocación de observar más allá de un sitio por el que cruzar. Quedé mirando las columnas extrañado, pero supuse que eran simple adorno, nada más allá xDD Lo que es la vida. Gran trabajo, sobre todo el de indagar y dar a conocer esos detalles, incluyendo la foto antigua. Lástima que toda esa preocupación se valore tan poco.

    P.D.: Espero que te llegase el correo.

    Un saludo!

    http://esasevilla.blogspot.com/

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  9. Es verdad, tienes dotes de investigador. Que curioso, me ha encantado la entrada.
    El corral de los gallegos siempre estará presente en nuestras calles de Sevilla, que mejor homenaje.
    Un abrazo de la maga curiosa.

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  10. Hola Sergio, quiero aportar mi granito de arena en tu bonito e interesante blog. Es cierto que las columnas corresponden a la que se ven en la foto y exactamente era cuatro que se encontraban soportando el primer tramo de la galería del primer patio, aunque en el sitio que las colocaron como decoración no corresponde a su lugar exacto de origen.
    El nombre del corral le viene por la cantidad de familias gallegas que vivían en él, perdóname, pero te invito a que visites mi blog donde tengo publicado algo sobre este corral, del que te puedo hablar con propiedad ya que allí nacimos mi abuelo, mi padre y yo.
    Veo que eres un enamorado de Sevilla como yo, por lo que me tienes a tu disposición para cualquier tipo de colaboración.
    Un abrazo.

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    1. Todo un lujo tus palabras, Manuel.
      La verdad es que el universo que gravitaba alrededor de los viejos corrales de vecinos era impresionante, lástima que apenas haya sido tratado y muchas veces incluso menospreciado.
      Un abrazo!

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    2. Estaría muy interesado en ese corral ahí vivió mi abuelo y me gustaría saber de algo de el y de su vida emigró de su Galicia natal,te dejo mi correo y hablamos Angelvieitez@hotmail.com

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  11. alguien me puede dar algun dato sobre francisco barreiro cervera el escultor del corral que tenia el taller entre las cajas de madera que se ven el foto

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  12. Buenas tardes a tod@s,

    Os agradezco de antemano toda la información plasmada en este blog.
    Hablando con mi abuela ( que se crió allí ), me ha estado contando su infancia y recuerda todo a la perfección ( nombres de vecinos, etc ). Ella se llama Dolores Diaz Trigo y si necesitan alguna información que pueda serle de interés pueden contactar conmigo ( alejandro.guil@telefonica.net ).

    Un saludo.

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  13. Estas columnas proceden del Corral de los Gallegos cuando se derribó. Este Corral fue en cierto momento propiedad de la familia Pickman, a su vez propietarios de la Fábrica de loza de La Cartuja. Son columnas iguales a las que hay en el patio de La Cartuja, y son italianas. Cuando se derribó el corral se obligó a colocar las columnas en el pasaje a modo de museo.

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Comentarios: