No puedo ser objetivo hablando del ciudadano Sánchez Dragó. Simplemente me cae mal; fatal. No creo que sea un intelectual, ni un tipo culto y mucho menos alguien con quién perder el tiempo mas de 5 minutos. De hecho aún sigo sin explicarme qué diantres hago dedicándole una entrada en el blog, aunque no sea precisamente para adularlo.
De una forma u otra, el ciudadano Sánchez Dragó ha obtenido patente de corso para decir todo tipo de tonterías almidonadas con palabrejos culturetas que suelen ser bendecidas por los Quinteros de turno además de hacerlo protagonista de zápines y tertulias radiofónicas en las que hace gala del sinsentido del humor con el que lo ha dotado Dios o la buena de su madre (la del susodicho ciudadano Sánchez Dragó, por supuesto).
Al ser un tipo polivalente, el ciudadano Sánchez Dragó también tiene libros, escritos por él o por su negro, pero libros al fin y al cabo: con sus hojas, sus pastas e incluso letras formando frases. Como decía Mayra Gómez Kemp, hasta ahí puedo leer, ya que evidentemente nunca se me ha pasado por la cabeza hacer eso mismo con ninguna de sus creaturas. O de su negro.
Esta es mi opinión personal, y pongo en negrita ese personal; lo mismo resulta que servidor es tan tonto que no sabe apreciar el talento del ciudadano Sánchez Dragó, ni de reconocer su vastísima cultura o de entender su agudo sentido del humor. Resumiendo, que lo mismo el imbécil soy yo.
Supuestamente, tras asistir a la polémica suscitada respecto a las dos niñas japonesas de trece años con las que dice haberse acostado en su nuevo libro, se deberían haber despejado todas mis dudas, ya que tamaña gilipollez sólo lo puede salir de la mente de un necio, y no de un necio cualquiera: un necio integral. Ni siquiera del negro de un necio, ya que no creo que nadie se preste a escribir tal atrocidad.
Pero nada mas lejos de la realidad, al contrario. Un tonto no hace eso. Un tonto escribe tonterías, o se las escriben, pero fanfarronear de algo tan grave como mantener relaciones sexuales con menores va más allá, mucho más allá. De hecho creo que es delictivo.
Si para colmo, como se empieza a rumorear, todo forma parte de una estrategia de marketing para vender el libro, es para apagar e irse corriendo: ¿dónde está el límite? ¿cualquier cosa es válida en este momento? Y lo que es peor, ¿realmente hay gente capaz de comprar un libro solo por el morbo de leer como un señor se acuesta con niñas? Dicho de otra forma, ¿acostarse con un menor es reclamo publicitario?
No se que es peor, que este tipo se trajine dos lolitas japonesas o que lo cuente para vender libros, aunque sea mentira. Y que se lo publiquen. Y que piensen que con esa estrategia venderá más. Y que encima la gente lo compre.
El tema es desolador, ya que puede comprenderse que existan tipos sin escrúpulos, pero lo grave es que haya gente que lo permita, gente que lo promocione y, peor aún, un público potencial que, aunque solo sea “por curiosidad”, se pueda sentir atraído por ésto.
Apena pensar que el nivel de podredumbre de nuestra sociedad ha llegado a un punto tal en el que a un señor, sea el ciudadano Sánchez Dragó o Pepito el de los Palotes, le puede parecer bien alardear de ésto. Ética, moral, valores... Mala cosa.
Solo espero, ciudadano Sánchez Dragó, que si tiene una nieta menor de edad o el tantra le falló en los últimos dieciocho años, no se la trajine nunca un tipo de su calaña.
De una forma u otra, el ciudadano Sánchez Dragó ha obtenido patente de corso para decir todo tipo de tonterías almidonadas con palabrejos culturetas que suelen ser bendecidas por los Quinteros de turno además de hacerlo protagonista de zápines y tertulias radiofónicas en las que hace gala del sinsentido del humor con el que lo ha dotado Dios o la buena de su madre (la del susodicho ciudadano Sánchez Dragó, por supuesto).
Al ser un tipo polivalente, el ciudadano Sánchez Dragó también tiene libros, escritos por él o por su negro, pero libros al fin y al cabo: con sus hojas, sus pastas e incluso letras formando frases. Como decía Mayra Gómez Kemp, hasta ahí puedo leer, ya que evidentemente nunca se me ha pasado por la cabeza hacer eso mismo con ninguna de sus creaturas. O de su negro.
Esta es mi opinión personal, y pongo en negrita ese personal; lo mismo resulta que servidor es tan tonto que no sabe apreciar el talento del ciudadano Sánchez Dragó, ni de reconocer su vastísima cultura o de entender su agudo sentido del humor. Resumiendo, que lo mismo el imbécil soy yo.
Supuestamente, tras asistir a la polémica suscitada respecto a las dos niñas japonesas de trece años con las que dice haberse acostado en su nuevo libro, se deberían haber despejado todas mis dudas, ya que tamaña gilipollez sólo lo puede salir de la mente de un necio, y no de un necio cualquiera: un necio integral. Ni siquiera del negro de un necio, ya que no creo que nadie se preste a escribir tal atrocidad.
Pero nada mas lejos de la realidad, al contrario. Un tonto no hace eso. Un tonto escribe tonterías, o se las escriben, pero fanfarronear de algo tan grave como mantener relaciones sexuales con menores va más allá, mucho más allá. De hecho creo que es delictivo.
Si para colmo, como se empieza a rumorear, todo forma parte de una estrategia de marketing para vender el libro, es para apagar e irse corriendo: ¿dónde está el límite? ¿cualquier cosa es válida en este momento? Y lo que es peor, ¿realmente hay gente capaz de comprar un libro solo por el morbo de leer como un señor se acuesta con niñas? Dicho de otra forma, ¿acostarse con un menor es reclamo publicitario?
No se que es peor, que este tipo se trajine dos lolitas japonesas o que lo cuente para vender libros, aunque sea mentira. Y que se lo publiquen. Y que piensen que con esa estrategia venderá más. Y que encima la gente lo compre.
El tema es desolador, ya que puede comprenderse que existan tipos sin escrúpulos, pero lo grave es que haya gente que lo permita, gente que lo promocione y, peor aún, un público potencial que, aunque solo sea “por curiosidad”, se pueda sentir atraído por ésto.
Apena pensar que el nivel de podredumbre de nuestra sociedad ha llegado a un punto tal en el que a un señor, sea el ciudadano Sánchez Dragó o Pepito el de los Palotes, le puede parecer bien alardear de ésto. Ética, moral, valores... Mala cosa.
Solo espero, ciudadano Sánchez Dragó, que si tiene una nieta menor de edad o el tantra le falló en los últimos dieciocho años, no se la trajine nunca un tipo de su calaña.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, tenia que estar penado alardear de ciertas cosas...
ResponderEliminarNi creo que la gente compre más su libro ni nada de nada; de hecho, supogo que serán pocos los ciudadanos con suficiente estómago como para leer lo que este tipo vomita cuando abre la boca.
ResponderEliminarLlamarlo ciudadano me parece alagador, pues su conducta cívica no sé si existe.
Es maleducado, repugnante y soberbio.
Espero que, como mínimo, alguien le abra una investigación.
Nunca ha sido santo de mi devoción este tipo, pero creo que con este tema ha ido demasiado lejos.
ResponderEliminarOjalá pudiera decir que estoy de acuerdo con Zapateiro, pero vivimos en un país en el que el morbo y el cotilleo campan a sus anchas, por lo que, seguramente, de esta manera consiga vender más. Y me encantaría equivocarme.
Pero sigo pensando que, a pesar de todo, a cada cerdo le llega su San Martín, así que espero que, cuando menos, se investigue qué hay de cierto en esas declaraciones, ya de por sí merecedoras de castigo.
Un saludo y gracias por hacernos ver de qué calaña es Sánchez Dragó. En mi blog no leeréis ninguna entrada referente a un libro suyo, eso lo tengo clarísimo.
Pues tienes toda la razón del mundo, como siempre según mi parecer.
ResponderEliminarLo que me sorprende es que los políticos estén muy preocupados por el escrito de Pérez Reverte sobre Moratinos y al gilipollas éste no le meta mano nadie por esa afirmación.
Perdón por lo de gilipollas, quería decir hjo de puta.
Un abrazo
Hola General.Me sumo al adjetivo del amigo Rafa, es un autentico Hijo de P.., indeseable. Yo suelo ser liberal en cuestiones de sexo, pero esto del Sr. Drago es directamente un delito.Por cierto, ademas es un autentico plasta.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo. En primer lugar este señor también me cae lo suficientemente mal como para no mercecer la pena perder el tiempo escchándololo. Y en segundo también me parece una aberración el episodio que anda contado (aunque luego se hayaretractado). Tanto si es cuestión de marketing o de fanfarronería, es un hecho denigrante.
ResponderEliminarNo seré yo la que compre su libro.
Un abrazo
A mi este tipo lleva dándome asco todo el tiempo que llevo soportando su presencia.
ResponderEliminar(Menos mal, llevaba mucho tiempo sin poder dejarte comentarios)
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