Me piden que escriba unas palabras para saludar llegada de la Primavera, una Primavera que en un plano personal recibo con sentimientos encontrados, entre la ilusión y la incertidumbre ya que, si todo sale bien, será la última que viviré sin ser padre.
Supongo que para entrar en faena debería hablar de esa alegría que desde primeras horas nos contagia el albor de la mañana, o de las flores malvas que recubren las todavía desnudas ramas de los ciruelos, o de los pétalos de azahar que se esparcen por los adoquines de Doña María Coronel, o de las siluetas que recortan entre las nubes las golondrinas recién llegadas de sus cuarteles de invierno, o del rachear de los costaleros en sus ensayos por las calles del Centro, o de esa mirada casi refleja a las Gradas del Salvador en busca de la rampla…
Debería hablar de tantas cosas que no puedo hacerlo, que soy incapaz de escribir de esta estación sin salirme de tópicos, esos típicos tópicos que cantara Herrera y que siempre trato de esquivar aunque, en este caso, me resulta difícil, por no decir imposible. Tan idealizadas tengo estas fechas.
Así que ruego me disculpen, acepten mis excusas y, para compensar en la medida de lo posible les dejo una visión distinta de la llegada de la Primavera, una versión basada en la mitología romana que explica la vorágine que estamos viviendo estos días; una bellísima historia que, para los curiosos, está escrita en una pared de la Puerta de Carmona, en lo que antiguamente fue el Jardín de la Florida y que ha dejado al descubierto el tablón de tapas del bar Pecus al echar el cierre.
Otra víctima de la crisis, por cierto, aunque por fortuna la vida sigue y nada ni nadie podrá pararla. Y es que ya lo dijo Pablo Neruda: "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera"
Enhorabuena por la llegada de tu primavera y por tu futura paternidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy hermosa la frase final y la historia del azulejo de la Puerta de Carmona, pero lo más hermoso es la llegada de una nueva vida. Felicitaciones.
ResponderEliminarUn abrazo