28 de septiembre de 2008

Hombre de Piedra

La semana pasada salían a la luz nuevos restos de Híspalis. Unas obras en la calle Orfila dejaban al descubierto lo que queda de un pequeño tramo de la antigua muralla romana que cercaba la ciudad, tramo que con suerte será de nuevo enterrado (no es la primera vez que aparece este tramo ya que tampoco es la primera vez (ni la segunda, ni la tercera…) que se hacen obras en Orfila) una vez se hayan efectuado los pertinentes estudios y muestreos del mismo.

Repito, con suerte, porque hace unos años otros hallazgos de la misma época encontrados en la aledaña calle José Gestoso fueron a parar a una escombrera. Así que no hay que dar en estos casos nada por definitivo por lo que pueda suceder.

Poco nos queda de la Sevilla romana: tres columnas (ampliables a cinco según la tradición), lápidas, estatuas y, sobre todo, un sinfín de conjeturas y de hipótesis. Y es que, aunque pueda parecernos extraño, Híspalis es una ciudad prácticamente desconocida.

A lo largo de los siglos ni historiadores, ni arqueólogos ni estudiosos se han puesto de acuerdo a la hora de esbozar el plano de la ciudad romana. Siempre son conjeturas, desde la ubicación del foro y de las calles principales (cardo y decumano) hasta la situación de los edificios típicos y representativos de la cultura, como templos, teatro, circo, etc.

Y es que cada nuevo descubrimiento echa por tierra las antiguas teorías; sin ir mas lejos, uno de los últimos hallazgos encontrados con motivo de las obras de la Piel Sensible, un gran aljibe que se ha llevado siglos oculto bajo la Plaza de la Pescadería, ha puesto completamente en jaque la hipótesis de que el antiguo Foro se encontraba en la Plaza de la Alfalfa. Y así cada vez que se abre una zanja en el centro de la ciudad….

Pese a todo, hay algo en lo que si parece haberse alcanzado en los últimos años un cierto “consenso”, y es en los límites de la urbe. Y digo en los últimos años porque tradicionalmente dichos límites se suponía que eran los mismos de la muralla almohade, aunque investigaciones y hallazgos recientes han constatado que Híspalis tenía unas dimensiones bastante mas reducidas que las de la ciudad que encontró Fernando III en 1248 y que, prácticamente, ha durado hasta hace poco mas de 100 años.

Este tramo recién sacado a la luz pertenecía, como es suponer, a dicha muralla, que viniendo desde la zona de la Catedral y pasando por Álvarez-Quintero y Cuna, enfilaba esta calle Orfila, para seguir luego en línea recta hasta la iglesia de San Andrés y después, continuando por la calle Cervantes, llegar hasta la iglesia de San Martín.

La existencia de estos tramos de muralla, en muchos casos aún enterrados bajo el subsuelo de la ciudad como el que estamos tratando, ha provocado que muchas calles tengan desniveles bastante pronunciados y en ocasiones, como por ejemplo en la plaza de San Martín o hasta hace poco en la misma calle Orfila (concretamente en la acera de la fachada de la oficina de El Monte), auténticos escalones de considerable altura.

Pero no solo hay tramos de muralla bajo el suelo que pisamos, ni mucho menos; aunque el verdadero problema es que no sabemos siquiera lo que podemos encontrarnos al excavar. Otros ejemplos los tenemos en el solar desenterrado en la plaza de la Encarnación o los enterramientos de la calle San Luis.

Mas antiguas y mucho mas populares son las columnas de la calle Mármoles; excavadas al derribar una vieja casa en 1886, se conocía su existencia al menos desde 1574, cuando el Conde de Barajas extrajo otras dos que estaban también en el mismo lugar para colocarlas en la Alameda, donde aún hoy día se encuentran. La rotura de una sexta durante su traslado parece ser que hizo recapacitar al asistente, que al menos dejó las 3 restantes en su ubicación original.

Tampoco se ponen de acuerdo los historiadores a la hora de explicar el origen de estas columnas, que para unos pertenecieron a un templo dedicado a Hércules mientras que para otros son los restos de alguno de los edificios civiles que debió haber en la zona. Lo dicho, todo hipótesis.

Y todavía hay más casos de este “reciclaje arqueológico”, aunque a una escala algo mas pequeña que y de menos valor artístico: desde las lápidas funerarias que se encuentran a los pies de la Giralda hasta la concha o “venera” de la antes citada calle José Gestoso, que adorna el centro geográfico de la ciudad antigua.

En la esquina de las calles Prada y Pedro Miguel se sabe de la existencia de los restos de una estatua romana, concretamente de sus piernas, hasta el siglo XVIII. De hecho, y no precisamente en un alarde de originalidad, Pedro Miguel se llamó hasta entonces calle Piernas (a saber lo que fue de las mismas….)

Pero claro, si hablamos de estatuas romanas y de calles es imposible no hacer referencia al Hombre de Piedra.

En una hornacina a ras de suelo, en la confluencia de la calle a la que da nombre con Medina, se encuentra el torso desnudo de una estatua de mármol de origen romano que parece haberse quedado atrapada en el hueco desde tiempos inmemoriales.

Quizás la estatua no tenga ya mucho valor, quizás ya no merezca la pena llevarla a un museo, quizás lo mejor es que se quede ahí, en la hornacina a ras de suelo, hasta que la silueta masculina termine definitivamente por difuminarse y se convierta en un monolito informe de mármol; quizás termine sus días, 2000 años después o 3000 o quién sabe… en una escombrera como los sillares de José Gestoso o posiblemente las piernas de la calle Pedro Miguel; es difícil vaticinar lo que deparará el futuro a esta estatua…. Lo único cierto e inequívoco es que estas cosas solo pasan en Sevilla.

Nadie sabe a ciencia cierta por qué está ahí nuestro Hombre de Piedra; su origen está vinculado, como no podía ser de otra forma, a una serie de conjeturas que en este caso son también adornadas por una leyenda con cierto trasfondo moralista, como nos gustan aquí.

Hay que remontarse al siglo XIV, a los últimos años del reinado de Juan I, monarca castellano que, pese a haber estado prácticamente desde su juventud enfrascado en guerras y contiendas de lo más variado, consigue encontrar un hueco en su agenda para dictar una serie de leyes con las que reorganizar el reino, bastante tocado tras la Guerra Civil que había entronizado a su dinastía (los Trastámara y mas concretamente a su padre, don Enrique) en detrimento del rey Pedro I.

Dichas leyes serán expedidas en Guadalajara en el año de 1390 y en una de ellas, concretamente la número 11, se obligaba a todo aquel que se topase con el Altísimo Sacramento a arrodillarse bajo pena de perder la cabalgadura o 600 maravedíes. Una campaña de tráfico en toda regla, adaptada al siglo XIV por supuesto.

Esa misma ley fue años mas tarde, en 1714, grabada en una lápida y colocada en la esquina del Salvador con la calle Villegas por la Archicofradía del Santísimo Sacramento, emplazamiento en el que aún hoy se conserva.

Y apoyándose en dicha Ley 11 del rey don Juan es donde entra la parte legendaria del Hombre de Piedra, ya que según la tradición un tipo, que ha pasado a la posteridad como Matías “el rubio, se negó a postrarse ante el paso de una comitiva que llevaba la extremaunción a un enfermo, cayéndole ipso facto un rayo que lo transformó en la estatua que hoy podemos contemplar y por muy poco casi pisar.

En definitiva, o si lo quieren llamar moraleja mejor aún; que el bueno (o el malo) de Matías está en estos momentos expiando sus pecados en una hornacina transformado en piedra… Afortunadamente para algunos la ley 11 ha perdido vigencia, porque si no el Domingo de Ramos tendríamos mas de una estatua con chaqueta blanca y mallas de rayitas.

Conviene aclarar que el motivo de la colocación de la placa no es precisamente por recordar la afrenta de Matías al Sacramento, sino que viene de algunos hechos acaecidos en la zona del Salvador relacionados con el mismo tema y que tienen fecha e incluso nombres y apellidos. Sin ir mas lejos, según cuenta Passolas Jaúregui, el 25 de Mayo de 1824 se originó una pelea entre los voluntarios partidarios de la monarquía que escoltaban la procesión y un grupo de soldados que estaban viendo el discurrir de la misma.

Hasta aquí la leyenda y, a partir de ahora, las conjeturas. La idea mas generalizada es que la estatua perteneciera a unas termas romanas que se encontraban en la zona y que continuaron vigentes durante la época musulmana como “Baños de la Estatua”.

Pero es una hipótesis que considero algo dudosa por varios motivos; el primero y principal, la zona de Hombre de Piedra, es decir, la collación de San Lorenzo, quedaba extramuros de Híspalis y, lo que es mas significativo, mas allá del brazo del Guadalquivir que penetraba por la Barqueta y desembocaba en García de Vinuesa (calle de la Mar).

El hecho de que estuviera en la orilla opuesta de la Alameda, que aún en la Edad Media (y estamos hablando de la época romana…) era una gran laguna en la que había incluso una barcaza atracada (precisamente en la calle Barco) para aquellos que quisieran atravesarla, hace poco probable que se ubicara un edificio tan sofisticado y complejo como unas termas en un terreno que, como mínimo, debía ser bastante inundable y al que sería muy difícil abastecer de agua potable.

Lo mas lógico es que unas termas se edificaran al amparo de la muralla, como las de San Ildefonso o las recientemente descubiertas en Placentines. Incluso las piernas de la calle Pedro Miguel, más cercanas al trazado de la muralla, podrían provenir de alguna edificación de ese estilo. Pero unas termas romanas en ese emplazamiento lo veo dudoso.

El hecho de que pertenecieran a unos baños árabes también lo pongo en duda; no la existencia de los baños, ya que una vez urbanizada la zona por los almohades es muy probable que se crearan establecimientos de este tipo (menos sofisticados y complejos en esta cultura que en la romana) en esta calle, como por ejemplo se crearon en la vecina calle Baños; pero hay que recordar que la religión musulmana no es muy proclive a las representaciones iconográficas humanas, por lo que es dudoso que fueran presididos por una estatua con forma de persona. Aunque también es verdad que hay noticias de que en Al-Andalus se tomaba vino...

Probablemente, desde mi punto de vista, la estatua perteneciera a una villa o a alguna zona de recreo que, con el paso de los siglos y las crecidas del río, quedó sepultada como la inmensa mayoría de la antigua ciudad romana hasta que, ya dentro del perímetro amurallado tras la ampliación almohade y, por tanto, con un terreno mas desecado y estable, reaparecería en el transcurso de una excavación, siendo reutilizado por su nuevo dueño.

Nuevo dueño que, a medio caballo entro lo original y lo hortera, tuvo la genial idea de innovar en el arte de los guardacantones sevillanos y, frente a las típicas ruedas de molino y las columnas (en muchos casos también de origen romano) que se solían colocar en las esquinas y en las calles estrechas, no se le ocurrió otra cosa que embutir la estatua en una hornacina desde la que saludar a los transeúntes que llegaran por la calle Medina y de paso facilitar el giro en dirección hacia la Alameda como si de una señal de tráfico se tratara.

Pero claro, y repito una vez mas, estamos ante conjeturas y suposiciones (en este caso personales), ya que cualquiera sabe desde cuando se encuentra ahí la estatua. O Matías… quién sabe….

Para mis amigos Miguel Andréu y Carmen; más vale tarde...

24 comentarios:

  1. Genial, me ha encantado, y como me gusta quedarme con las cosas “tontas”, me he reido un montón pensando en los petrificados del Domingo de Ramos.
    Recuerdo la primera vez que ví al Hombre de Piedra, y una amiga me contó la leyenda…Ahora todo tiene mas sentido, o no…
    Kisses miles y creo que cumplió bien el encargo, aunque eso ya se lo dirán imagino.

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  2. Pues duda resuelta, porque lo del rayo me lo creí cuando era niño, pero ahora de mayorcito ya me cuesta más trabajo.

    Muchas gracias por cumplir con el encargo de un manera tan fiel.

    Tal como te anuncié hace unas horas, ya te propondré otro tema interesante.

    Un abrazo y gracias de nuevo de parte de los dos.

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  3. Mira que he pasado por esa calle, mira que seguro habría visto la escultura, pero no me paré a elucubrar como habría llegado allí, hay hasta un grupo de teatro que se llama Hombre de Piedra.

    Muchas gracias por tus datos, investigaciones y por ser como eres.

    Un abrazo General

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  4. Como siempre genial, Mi General.A veces me pregunto, ¿Por qué es tan especial ésta Sevilla?.

    Se debe a lo poco que conocemos de ella, ciudad con embrujo y misterio.

    Sobre la leyenda la conocía ....

    Sin más un saludo canino.

    La Canina seguuirá cavilando .....

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  5. Sencillamente impresionante y fascinante. Cada entrada nueva es mejor que la anterior. Mi enhorabuena.
    Un saludo.

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  6. Pues como siempre gracias a vosotros.

    Gata, la verdad es que sabía que te iban a gustar los "canis de piedra", lo que dudaba era si ponerlos el Domingo de Ramos o en la calle del Infierno, que tampoco se queda atrás...

    Pues aquí lo tienes Miguel; he tardado bastante en publicarlo pero bueno, ya te conté los motivos; de hecho esta misma mañana terminé de cambiar unas cosas. Quedo a la espera del nuevo encargo.

    Pues tiene usted razón, amigo Juan; la verdad es que informándome del tema he leído algunas cosas de esa compañía de teatro; incluso hay una obrita escrita sobre el tema (que no se si tiene algo que ver o no con la compañía).

    Especial es sin lugar a duda, amigo Cáliz; bien sea por lo misterioso, bien sea por su historia; bien sea por las burradas que se hacen; o bien sea por todas las cosas a la vez, como en este caso.

    Me alegro mucho que te haya gustado la entrada Juanma.

    Saludos.

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  7. Vaya entrada y lo que aprendemos contigo.
    Pues a mi me gustaría hacerte una petición, si puede ser, claro está, he estado buscando por varios sitios pero no encuentro información sobre ella y es de la Mezquita del Coral que se encontraba situada su inicio en la esquina de la calle Dean Lopez Cepero y se le perdió su rastro a mediados de la calle Caballerizas.
    Muchos besitos

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  8. En respuesta al comentario del blog de Persa, mis conocimientos sobre el local en cuestión se remontan a tiempos inmemoriales… Recuérdelo, aquél es “mi territorio”
    Lo de anoche no fue idea mía, aunque no me pareció mal, multiculturalidad nocturna… pero siempre he dicho que un día deberíamos ir todos al Garlochí.
    Kisses

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  9. Gracias por tus palabras en mi blog, querido amigo. Ya somos dos los envidiosos: a mí me parecen insuperables tus entradas.
    Y, por supuesto, con Lola, Domingo y Adela son EL PREMIO.
    Un abrazo.

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  10. Mi General, voacé consigue petrificarme a mí, y n con rayos precisamente, cuan es su grandísima sabiduría y sus amplios conocimientos.

    Vayamos por partes.

    Completamente de acuerdo en la suerte de volver a enterrar, pues lo mismo se ha hecho en San Fernando, y al menos no se han perdido, como si hicieron con los uatro hornos almohades en la Puerta de Jerez, olvidados ya por todos menos por los que amamos el Patrimonio y la Historia.

    Quizás sea arriesgado, pero tengo mi propia hipótesis sobre las tres columnas de la calle Mármoles. Pertenecerían aun templo hexástilo y dedicado, casi con seguridad, a la Diana romana, Artemisa griega. Para llegar a esta conclusión me he fijado en la forma de las columnas, monolíticas y su basa. Y es muy probable que incluso fueran muy tempranas, pues todos los estilos de la Historia del Arte tienden a barroquizarse con el paso de los años, y en el caso romano, esa metamorfosis daría como resultado un profundo estilo corintio recargado. Aunque claro está, esta es mi hipótesis.

    En cuanto al Hombre de Piedra, conocía la leyenda y la sospecha sobre las termas romanas. Es muy probable que esta escultura perteneciera, como bien has dicho, a una villa de recreo extramuros, algo totalmente comprensible y más lógico que la teoría de las termas, por la situación en la que se encuentra. También es probable que el paso de los años la haya movido, y no me refiero desde mi infancia o la tuya, sino desde la época romana, aunque no debe estar muy lejos de su ubicación original.

    Si hay algo que tengo claro es que no es musulmana. Esa escultura es de origen romano por varios aspectos: desde el uso del material y el desgaste de la piedra, hasta la forma y líneas curvas que se pueden apreciar en el resto que nos queda.

    De una forma u otra, la escultura sigue ahí y las hipótesis también, pero gracias a tu trabajo y dedicación, aprendemos mucho más los que, asiduos y adictos a tu rincón, conseguimos sumergirnos en estas sevillanadas de conocimiento.

    Gracias mi General.

    Un fortísimo abrazo amigo mío.

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  11. Cada entrada es un descubrimiento nuevo,algo mas para saber,es como si te toman de la mano ,te llevan por la ciudad y la descubren frente a tus ojos........Me encanta!

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  12. A mi no me eches la culpa ahora, con lo bien que estuvimos allí.

    Si tenías ganas de glamour post no se que, los camino de Sevilla son infinitos.

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  13. Estoy conociendo rincones y detalles de Sevilla que ni visitándola los encontraría. No soy un experto pero la estatua recuerda a las venus prehistóricas y si no fuera por la ausencia total de senos y vientre yo diría que era una de ellas; el tiempo y la erosión han hecho su tarea y queda poco del torso masculino.

    Gracias por tus expertas visitas guiadas.

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  14. hay que ver pare lo que aprendo yo con este blog. Me encanta leer pero nunca se que comentarte. aunque tus entradas son lecciones entretenidas en la que aprendo una jartá

    Un abrazo

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  15. Hola, pues no me e fiado nunca, ya cuando pase por alli y la vea me acordare de toda su historia.

    De las columnas de la calle marmol si escuche mas o menos la historia, que pena que se perdiera una.

    Saludos.

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  16. Una gran entrada y, por supuesto, muy, muy clara.
    Lamentas la situación de la Sevilla romana por la falta de estudio y la destrucción sistemática de los escasos restos que van apareciendo.

    Que te puedo decir yo. En León, con cuatro recintos campamentales romanos detallados y estudiados, y con un recinto amurallado que es el tercero más importante de España y, posiblemente, uno de los más antiguos, ¿quién lo conoce?

    Saludos

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  17. Desde luego que me he quedado completamente alucinada.
    Siempre tuve ganas de saber la historia bien, y ni José María de Mena, ni un amigo que vivió por la zona muchos años, supieron aclararmelo.
    Gracias.
    Y ... ¡que me he reido con los petrificados del Domingo de Ramos!

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  18. Perdóneme usía que últimammente no lo frecuente tanto como yo quisiera, pero estoy con apenas tiempo de dormir; al día de hoy no puedo ya pasar más días sin dejarle un comentario a este "sancta sanctorum" de las entradas. Me apasiona la arqueología y lo relacionado con la Sevilla romana y más, explicada de esta forma tan didáctica e interesante. Me entran ganas de hacer una gymkhana con la ruta. Gracias.

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  19. Magnífico artículo. Interesantísimo... Suerte en tu debut en la radio... te escucharemos.

    Un fuerte abrazo.

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  20. Felicidades por la entrada amigo Du Guesclin.

    En cuanto a la leyenda del Hombre de Piedra, ya la conocía de antes. Pobre Matías...

    Yo también apostaría porque la estatua perteneciese a una villa de recreo situada a las afueras de la urbe, descartando así su pertenencia a unas hipotéticas termas romanas situadas en la zona o a unos baños de Isbiliya.

    Saludos!!

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  21. La historia del hombre de piedra siempre me ha causado impresión. No conocía todos los datos y detalles que das en esta entrada (como todas, magnífica). De verdad que disfruto desmenuzando cada dato que das.
    Con tus entradas, la historia se me hace más cercana.

    Un abrazo

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  22. Perdón por la tardanza en los comentarios, pero entre una cosa y otra esta semana ha sido una locura....

    Me pondré manos a la obra, sevillana. De hecho, ya estuve cuando leí tu comentario buscando información del tema, así que espero en un tiempo poder publicarla. También me comentó algo hace una semana Miguel sobre el tema, jeje.

    Secundo totalmente la idea Gata, una visita al Garlochi no estaría nada mal. De hecho, anoche pasé por allí y me entraron ganas de tomarme una de sus especialidades, pero los que me acompañaban no estaban muy por la labor.

    Un abrazo Juanma, y me reafirmo, superar esos premios es imposible.

    Muchas gracias por tus palabras, amigo Aguador. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que expones respecto a las columnas de Mármoles, por cierto un lugar que podría tener bastantes posibilidades pero que, desde mi punto de vista, está muy desaprovechado.

    Es todo un honor, América, que puedas darte estos paseos por Sevilla.

    Jeje, Juan, eres un crack leches. El sitio era perfecto, lástima que tuve que marcharme tan pronto; pero la próxima vez me echáis con zotal...

    Gracias a ti Pedro; la estatua me parece mas bien de un torso masculino, pero vamos, que a la vista está que cualquier teoría puede ser posible. Todo son hipótesis, como casi siempre que se habla de Híspalis....

    Canónigo alberico, muy agradecido por tus palabras y, por supuesto, si aprendes con estas entradas la mitad de lo que yo me deleito con tus bocoys es todo un honor.

    Pues la que se rompió, amigo Alejandro, se cuenta que estuvo bastantes años rota enmedio de la calle sin que nadie la retirara. Se ve que Lipassam del siglo XVI no mejoraba mucho lo que tenemos hoy...

    Fonsado, estuve el año pasado en León y, como bien dices, la situación en algunos casos es bastante triste. Pero de todas formas, si que noté una cierta "sensibilidad" (escasa, pero existente) hacia los restos de la vieja urbe romana, de la que al menos se tiene bastante conocimiento. En Sevilla la cosa es bastante lamentable, de hecho, hasta hace unos 50 años se pensaba que la muralla de la Macarena era de origen romano. Y por no hablar del resto de Híspalis (entre otras cosas, no se puede...)

    Muchas gracias dama; tampoco quiero ser malo... pero no estaría mal que durante unos días se petrificara algún que otro elementillo... No mucho tiempo, pero el suficiente...

    Simplemente el hecho de su aparación por estos lares es para mi una inmensa satisfacción, querida maria_azahar. Por cierto, no es mala idea lo de la gymkhana.

    Muchas gracias Híspalis, aunque a decir verdad, de temas relacionados con la radio no tengo noticias en estos momentos.

    Pues si Javi, pobre Matías, jejeje. Sinceramente, lo de los baños árabes no lo descarto; de origen tardío, es decir, de época almohade en adelante, pero es una posibilidad. Ahora, no he encontrado información de los mismos en ningún sitio.

    Muchas gracias Verdial, es todo un placer.

    Saludos.

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  23. Vengo a darte un gran abrazo y a felicitarte por tu blog que tanto me gusta y me emociona, que tantos recuerdos me trae y que tanto me gusta mirar y leer, aunque no te lo haya dicho -te lo digo ahora.

    Elijo esta entrada por la Ley 11, ya que es mi número de la suerte y de las casualidades, que todo me pasa en 11 y es un número que siempre aparece en mi vida.

    Si recordara los recorrdidos del coche del Colegio,,, estaba cuatro horas diarias paseando por Sevilla desde la calle Virgen de los Buenos Libros hasta la avenida de Felipe II con todos los vericuetos y rodeos posibles...

    Enhorabuena por tu blog, tiene que ser una gozada y un orgullo hacer algo tan bonito.

    ¡Biquiños de esta sevillana coruñesa!

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  24. Muy interesante su artículo. Permítame comentarle que el origen del Hombre de Piedra no es en absoluto un misterio, tiene su explicación. En el plano de Olavide de 1774 se puede observar como la calle Medina, que desemboca en Hombre de Piedra justo frente a la estatua, fue hasta finales del S XVIII una larga calle que partía desde detrás de San Lorenzo (C/ Flandes) cruzaba la calle Santa Ana por el palacio del Infantado que ahora son apartamentos y terminaba en la calle Lumbreras pasando por detrás del Colegio de las Becas (Cine Ideal). De esa calle, usurpada en tramos, solo quedan las actuales Flandes, Medina y Becas, en tiempos antiguos se llamaba "Roelas".
    Bueno, pues el hombre de piedra no es más que una estatua romana de las típicas de culto imperial con cabeza intercambiable, que se colocó en la esquina como guardacantos para protegerla de los ejes de los carros. Al ser usurpado el tramo hasta la calle Becas el guardacantos quedó incrustado en la pared tal como se ve hoy, es de suponer que se le hizo la hornacina posteriormente por la singularidad anecdótica de la pieza. Un detalle a tener en cuenta es que en tiempos romanos la muralla de la ciudad se acababa en la elevación Amargura-Plaza de San Martín en la otra orilla de la laguna, con lo que aquello solo era una vega cultivable que posteriormente en el siglo X la amurallaron los almohades y le dieron esa llamativa forma ortogonal de calles rectas a todo el crecimiento.

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