Otro verano más, he vuelto a echar en falta el canto del grillo, ese monótono y constante “cri, cri” que los atardeceres de estío hacía acto de presencia al poco de ponerse el Sol.
Vale que son asustadizos, nocturnos, siempre ocultos entre las hendiduras del suelo, en alguna maceta recién regada o en las briznas de césped de los jardines, pero también es verdad que noche tras noche, verano tras verano, nunca faltaban a su cita con la luna.
Y ahora no los escucho…
Atardecer en la Plaza de España |
Al contrario que otros insectos (la mayoría), el grillo ha sido muy estimado desde la antigüedad, considerándose incluso un talismán atrayente de la buena suerte y la prosperidad.
Así en la mitología griega cuando Titono, hijo de un rey de Troya, alcanza la ansiada inmortalidad por intercesión de su amada Aurora, aunque consigue esquivar a la muerte para siempre, no por ello deja de envejecer, encogerse, arrugarse… hasta que se convierte en grillo.
Rota de dolor, cuentan que desde entonces al despertarse por las mañanas la Aurora llora lágrimas de rocío de las que bebe y se alimenta su enamorado insecto, Titono.
Aurora y Titonos - Francesco de Mura Imagen: Wikipedia |
Pasión es lo que tenían los chinos por los grillos.
Los consideraban seres mágicos que no podían faltar en cualquier casa, mansión o palacio, donde eran guardados celosamente en pequeñas jaulas de bambú e incluso de oro si la familia era pudiente.
Los más apreciados eran los campeones de las célebres peleas de grillos, por los que podían pagarse verdaderas fortunas.
Jaula de grillos Imagen: Yuyu.en.eresmas |
Por mi parte, recuerdo que cuando niño muchos los cazaban para llevarlos a casa, aunque su nuevo hogar solía ser menos glamoroso que el oriental, normalmente una cajita de zapato convenientemente cubierta de césped y rodajas de tomate, que según parece era su alimento.
Eso sí, nunca tuve un grillo de mascota: ni me atrajo ni lo consideré necesario… y espero que no lo fuera, porque cada vez es más difícil escucharlos como en aquellos años infantiles.
De hecho lo preocupante no es eso, sino que cada vez escucho menos sonidos de la infancia…
Enhorabuena por este y todos los artículos que publicáis. Muy bueno vuestro blog. Enhorabuena. Ahora os sigo también desde blogger :)
ResponderEliminarPues vente un día a la provincia de Huelva, verás como duermes al son de los grillos. A mí es un sonido que también me transporta a mi infancia y que sigue gustándome como entonces.
ResponderEliminarYo antes también veía más. Estos últimos años hay grupos de animales que han mejorado en Sevilla y otros que se han venido abajo
ResponderEliminarPues es verdad q se oyen menos, aunque este mes oigo a uno de ellos en el garage y lo he intentado encontrar para buscarle un sitio mejor. Y os habeis fijado q pocos murciélagos se ven ya?. Recuerdo sus vuelos inconfundibles al caer la tarde, pero ahora ya no los veo.
ResponderEliminar¿Que no hay murciélagos? ¿En qué zona de la ciudad vivís? Yo los he tenido hasta en casa en contra de mi voluntad y para mi horror. En Nervión los hay a cientos.
ResponderEliminarPues donde yo vivo hay grillos, murciélagos, chicharras, mochuelos... Claro que mi casa se halla enmedio de la nada.
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