Una grave amenaza se cierne sobre la colonia de cigüeñas que habita en el campanario de la iglesia de San Pedro Apóstol, en la localidad sevillana de Peñaflor.
Amenaza que puede ser fatal, ya que estos pobres y confiados pájaros no han encontrado mejor sitio para anidar que este edificio del siglo XVIII en estado pésimo de conservación que en cualquier momento puede dar un susto, con las catastróficas consecuencias que ésto conllevaría para la población cigüeñil.
Y es que desgraciadamente las leyes de la gravedad no entienden de especies protegidas, ni de aves migratorias, ni del colorido y belleza con el que las cigüeñas contribuyen a enriquecer el skyline rural andaluz; y así, sin tener la mínima consideración al respecto, la cruz que remata este campanario desde hace mas de 300 años parece estar a punto de desplomarse sobre la cigüeña madre, que, inconscientemente, sigue incubando a sus polluelos.
De nada ha servido el jardín de hierbajos y jaramagos que se ha dejado crecer en la cúpula cercana para intentar atraer a los pobres pájaros; de nada porque también ha empezado a amenazar ruina y porque estas aves son tan testarudas que por nada del mundo abandonarían a su progenie, ni siquiera para salvar sus propias vidas.
Como vemos en las imágenes, que parecen sacadas de La Profecía o de un videoclip satánico, las cruces que coronan el campanario y la cúpula del crucero se quiebran sobre las confiadas cigüeñas, que ni se imaginan el peligro al que se exponen.
Esperemos que el Seprona, Medio Ambiente o alguna asociación ecologista tome cartas en el asunto y adecente el lugar de anidamiento de estas bellas aves, joya arquitectónica de la comarca, declarada Bien de Interés Cultural y elemento clave para entender el tránsito del barroco al neoclasicismo en Andalucía.
Evidentemente la entrada está escrita en tono irónico, aunque me temo que por desgracia en la actualidad es mas factible que se intervenga antes para salvar las cigüeñas que para frenar la ruina de esta iglesia de San Pedro Apóstol, y mas si tenemos en cuenta que según cuentan los vecinos ha entrado en el mismo bucle que Santa Catalina o Santa María la Blanca en Sevilla: el constante intercambio de reproches y patatas calientes entre administraciones.
Sí, posiblemente preocupe más que las cruces pueden dañar a las cigüeñas que la posibilidad de que caigan al vacío y dañen a algún peatón. No entiendo a los políticos.
ResponderEliminarSaludos.
Pobres pájaros y pobres de nosotros, es una pena que se dejen ir las cosas tanto que se llegue a esa situación. Una lástima.
ResponderEliminarSaludos.
Con Zoido no hubiera pasado (lo que pasará seguro)
ResponderEliminarEl amigo pegajoso de Bob S.
Es una pena cada vez hay menos, en algunos sitios están poniendo nidos hechos por el hombre en puntos claves para que no dejen de venir, espero que encuentren una solución.
ResponderEliminarBesos, hasta pronto.
Curiosamente son las cigüeñas las que han doblado los pararrayos y las cruces del campanario y la cúpula cuando por el viento se cayeron al tejado sus nidos. Los cuales hubo que retirar.
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