En la historia de Sevilla muy pocos acontecimientos habrán tenido un éxito tan arrollador e inmediato como la Feria de Abril.
Si la primera, celebrada en 1847, desbordó las previsiones más optimistas con apenas un mes para organizarla, la segunda, ya planificada, parece ser que fue una auténtica locura.
José Velázquez, testigo de excepción de estas primeras ferias, señala que la de 1848 “estuvo concurridísima y las contrataciones alcanzaron una cifra sorprendente, sobresaliendo entre los negocios el del ganado caballar”.
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En la Feria de Sevilla - Manuel Cabral Aguado Bejarano, 1855 Museo Carmen Thyssen Málaga |