23 de diciembre de 2012

La Estación del Prado

Salvo imprevisto, Sevilla tendrá en breve otro edificio abandonado dentro de esa franja maldita que va desde el Prado de San Sebastián hasta Luis Montoto.
El cierre de la Estación de Autobuses del Prado añadirá, lo más seguro, un nuevo miembro a esa lista ruinosa donde figuran la Fábrica de Artillería, el Mercado de la Puerta de la Carne, las naves de la Enramadilla, el antiguo colegio de San Bernardo 46, los desvencijados bares de los Jardines de Murillo y que complementan los selváticos solares del Equipo Quirúrgico y de la Florida
Una imagen nada agradable que ofrecer en una de las puertas turísticas de una ciudad que se enorgullece de su patrimonio.

Prado de San Sebastián Sevilla


Para conocer los orígenes de esta Estación del Prado hay que remontarse hasta mediados de los años 30, cuando el joven arquitecto sevillano Rodrigo Medina Benjumea recibe el encargo de construir un edificio funcional que albergue viviendas y una estación de autobuses en la planta baja. 
El lugar elegido para su emplazamiento será el Prado de San Sebastián, muy cerca de la Estación de trenes de San Bernardo y del recinto donde recientemente se había celebrado la Exposición Iberaoamericana, una de las zonas con mejor accesibilidad y servicios del momento. 
Desafortunadamente son muchos los contratiempos que surgirán durante las obras del nuevo edificio, levantado en plena Guerra Civil y con un estilo bastante controvertido, ya que Rodrigo Medina opta por una arquitectura racionalista radicalmente opuesta al Regionalismo que promueven y casi exigen construir las autoridades de la época. 

Aníbal González

Estilo sobrio, sencillo, con una geometría simple y sin apenas decoración ni ornato, el racionalismo contrasta con la arquitectura regionalista que los Aníbal González, Talavera o Espiau llevaban desarrollando en Sevilla desde principios de siglo y que tan buena aceptación había tenido entre la población. 
No en vano, mientras los racionalistas europeos se nutrían de los conceptos y la obra de Le Corbusier o Mies van der Rohe, los arquitectos sevillanos buscaban en el pasado de la ciudad su fuente de inspiración, tomando elementos de los palacetes mudéjares del Alcázar, del gótico tardío de la Catedral o de las iglesias barrocas

Arquitectura racionalista en Sevilla

Pese a todo, el racionalismo había sido tímidamente introducido en la ciudad durante la misma Exposición del 29, donde el Regionalismo alcanza su máxima expresión, por la figura de Gabriel Lupiáñez Gely, que construye el Hotel Eritaña y, en los años 20, el Mercado de la Puerta de la Carne, considerado uno de los primeros “edificios modernos” de la ciudad.
Pero no llegarán a calar esas “moderneces” entre los sevillanos, que prácticamente se ponen en pie de guerra cuando ven que en la mismísima plaza de la Magdalena está levantando Lupiáñez junto a otro “loco” de la arquitectura, Rafael Arévalo, el edificio “Cabo Persianas”, todo un escándalo para la época. 

Arquitectura racionalista en Sevilla
Edificio Cabo Persianas
Sin embargo nada parece medrar en el ánimo del joven Medina Benjumea, que sin contemplaciones construye un edificio cuyo perímetro será ocupado por grandes volúmenes destinados a vivienda mientras en su interior, en el corazón, crea un vacío en el que se desarrollará la estación de autobuses
Un edificio sin ornato ni decoración, de líneas simples, rectas y curvas, donde destacan los pilares de hormigón que sustentan la cubierta de la estación, cuya influencia habría que buscarla en la arquitectura desarrollada por Frank Lloyd Wright en los Estados Unidos, lejos de los palacios e iglesias que inspiraban a los regionalistas

Rodrigo Medina Benjumea

La nueva Estación del Prado se termina comenzada la década de los 40, entrando en funcionamiento de inmediato. No será un edificio del que los sevillanos se sientan orgullosos, tampoco un parche; simplemente será eso, una estación de autobuses. Ni más ni menos. 
Y es que el racionalismo no termina de arraigar en la ciudad, si acaso al contrario. 
Así, cuando las nuevas autoridades competentes en materia de arquitectura, pasada ya la mitad del siglo, se olviden de Regionalismo, de pasado, de historia…incluso de arquitectura, y permitan el derribo de los palacios de Sánchez Dalp, del Conde Luque o de la familia Cavalieri, o de los Hoteles Venecia y Madrid, la gente verá como en su lugar se levantarán enormes moles edilicias con una geometría simple, sencilla, sin adornos ni ornatosracionalistas
Quizás ese fue el problema: que los “edificios modernos” sustituían a bellos palacetes, a colegios históricos o a lujosos hoteles, y eso no gustaba. 
Por ello, no es de extrañar que cuando en los años 60 construya Ramón Montserrat Ballesté sobre el solar del derruido Cuartel de San Hermenegildo (que ocupaba un antiguo colegio del siglo XVI) la Comisaría de la Gavidia, edificio de gran calidad arquitectónica y uno de los mejores ejemplos del racionalismo español, el sevillano lo verá como algo ajeno, como un intruso, y no le dará valor... algo que, por desgracia, aún sucede en nuestros días. 

Ramón Montserrat Ballesté - Racionalismo en Sevilla

Un destino similar se barrunta para la Estación del Prado, un edificio no tan denostado como la Comisaría de la Gavidia (sin razón) o el Corte Inglés (con razón), que ha pasado desapercibido durante décadas limitándose a cumplir su función, una función que al parecer ya no es rentable. 
Porque a pesar de situarse junto a una parada de Metro, otra de Metrocentro y del Apeadero de San Bernardo, la Estación del Prado está condenada a quedar vacía
A principios de año los autobuses, pocos, que aún tienen allí su terminal se trasladarán a Plaza de Armas, curiosamente una de las zonas más saturadas de tráfico de la ciudad, de hecho está previsto construir en el entorno un nuevo puente para descongestionarla cuando entre en funcionamiento la Torre Pelli
Y de esta forma un problema se solucionará creando un nuevo problema, algo por otro lado habitual en esta ciudad, como comentaba semanas atrás el amigo Ranzzionger cuando hablábamos del Tapón de Chapina. Así nos va.

Rodrigo Medina Benjumea


4 comentarios:

  1. A los que vamos a Sevilla desde Cádiz nos mandan ahora a la otra punta... eso son otros 15 minutos mas de autobús por lo menos

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  2. Somos gilipollas o que?? osea que se ha invertido en convertir prado-viapol en un nodo de tren, autobus urbano, tranvía, sevici, metro, buses de media distancia y buses al sur de Andalucía. Vamos lo que viene siendo una estación intermodal, y ahora, no sé de que mente privilegiada surge la idea de ir quitando funciones de la estación de autobuses (se han ido sacando los autobuses de media distancia a viapol) para poder justificar que no es rentable y poder cerrarla. Seguramente el único uso posible sea centro comercial, y quienquiera que vaya a invertir ahí, ya habrá presionado para que se realicen estas operaciones... Yo llego hoy a Sevilla y me entero... eso y de que se pretende desmantelar el mercadillo de artesanía de la plaza nueva por una empresa que ofrece hacerse cargo de todos los "mercadillos" de navidad de Sevilla, a cambio del monopolio de los mercadillos pagan la luz y los gastos, y echan a los artesanos fuera de esos espacios "productivos". Monopolio al poder. Pero con qué criterios o con que planes de futuro se organiza esta ciudad?? mare mía!!

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  3. ¡Viva la racionalidad de esta ciudad y de sus dirigentes!
    La verdad es que el sitio para una estación de autobuses es fantástico, más teniendo en cuenta que en ese punto coexisten todos los medios de transporte público que tiene esta ciudad pero.....¡lógica para qué te quiero!
    Lamentables decisiones que dejarán en estado igualmente lamentable un edificio más de esta zona tan denostada de la ciudad; y eso que es una zona conservadora :P

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  4. magnifica reflexión Sergio, delicado paseo de ruinas espléndidas la que nos cuentas. Lo siento, primo, se me pasó esta entrada al blog a tiempo. En esa fecha estaba yo ocupado en otra rehabilitación-recuperación-restauración.
    Yo siento el cierre de la estación como algo personal, como perder algo físico, que no sólo se tiene un cuerpo, eso es nada, y La Tierra, es mucho, que la calle el barrio la ciudad es un territorio asumible, que un casa se prolonga,una casa es ciudad y la ciudad es una casa. La ciudad se prolonga hasta otra ciudad,no es infinita ¿ampliamos la casa en la ciudad? pues entonces, la estación en nuestra. Qué putada que no se incendie el palacio del gobernador, que los jaramagos y las enredaderas crezcan sobre esas marquesinas y los perros vayan a mearse en los arranques de los arcos de las puertas. Me desespera pensar que cierren la estación del Prado. Y vivo bastante lejos. Bueno, revivo, ¿é o no é primo?

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Comentarios: