29 de junio de 2012

Cuando los búcaros se comían

Si hace unos días hablábamos de los inicios del aire acondicionado, hoy damos el protagonismo al búcaro, uno de los utensilios mas tradicionales en esa empresa que a veces resulta tan difícil como es luchar contra los calores veraniegos
Pero no vamos a tratar de su indudable eficacia a la hora de saciar la sed y refrescar las interminables jornadas estivales, sino de un uso mucho más sorprendente que se le daba en la España del Siglo de Oro, cuando era utilizado como tratamiento estético mediante su ingesta.
Entrando en antecedentes, comentar que durante esa época el prototipo de mujer perfecta era aquella que tenía la tez pálida. 
Ya que el físico quedaba oculto bajo los amplios ropajes, las damas intentaban que las escasas partes de su cuerpo que quedaban al descubierto, normalmente manos y rostro, fueran lo más blancas posibles, lo cual era símbolo de distinción y, según parece, garantía de seducción.

La Princesa de Éboliprototipo de femme fatale blanquecina

Para alcanzar este anhelado color inmaculado las coquetas señoras usaban todas las fórmulas y argucias que estuvieran a su alcance, desde los tradicionales maquillajes, cosméticos y coloretes hasta otros remedios mas "extravagantes" y, por qué no decirlo, peligrosos.
Y uno de ellos, quizás el más difundido, era comer barro; concretamente pequeños búcaros de los que primero se bebía el líquido contenido para después ingerirlos o si acaso mordisquearlos sin ningún tipo de contemplaciones. 
Según parece, la arcilla roja de estos recipientes inducía una especie de anemia, llamada opilación, provocada por la obstrucción de algunos conductos del organismo, lo cual facilitaba la obtención de esa anhelada tez blanquecina y, para colmo, si se tenía la fortuna de taponar la zona intestinal podía incluso eliminarse la menstruación, por lo que muchas veces era usado como anticonceptivo
Todo muy natural, como podemos ver.

  

La ingesta de búcaros, que empezó a conocerse médicamente como bucarofagia, llegó a un extremo tal que incluso había categorías, siendo muy apreciados los fabricados en la provincia portuguesa de Estremoz, aunque los extremeños de Salvatierra de Barros tampoco se quedaban atrás. 
Sin embargo parece ser que el punto mas alto del colofón para las sibaritas arcillosas estaba reservado a los importados de Jalisco, Méjico, algo que por supuesto pocas aspirantes a rostro pálido podían permitirse. 
A los búcaros les daban bocados las señoras de la alta sociedad, la jóvenes en edad casadera y hasta las monjas, ya que según parece la opilación también tenía efectos visionarios

Como no podía ser de otra forma, no tardaron en aparecer las protestas contra esta moda, siendo uno de los escasos puntos que consiguió poner de acuerdo a iglesia e intelectuales de la época como Quevedo, que llegó a escribir una sátira llamada “A una moza hermosa que comía barro”. 
Las críticas se recrudecieron, los curas incluso llegaban a introducir la prohibición de comer barro en sus penitencias, y así fue desapareciendo la arcillosa costumbre con el paso de los años y, supongo, de las atrevidas muchachas que ponían su salud en manos del búcaro, ya que aquello no debía ser muy saludable
Más aún si lo más socorrido cuando el barro empezaba a tener efectos perniciosos para la salud consistía en tomar en ayunas "agua acerada", esto es, agua en la que anteriormente se había hundido una barra de acero candente… 
A saber si era peor el remedio que la enfermedad….

4 comentarios:

  1. OMG! Me acabo de quedar de una pieza. Desconocía completamente esta historia.

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  2. NO LES SERVIA PARA NADA COMER BARRO POR LO COLORADAS QUE SE PONIAN AL TENER QUE CAGARLO JAJAJAJ

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  3. ¡Qué cosa tan curiosa!
    No había oído esto ni a mis mayores. Está muy bien en darnos a conocer estas cosas tan interesantes como raras.
    Saludos.

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  4. Ni idea de esto, pero el otro día en Explora pusieron un reportaje de una mujer negra que comía Pladur y tenía su nombre de enfermedad y todo pues es una costumbre que se está arraigando en los EEUU.
    Igual es que se están preparando por si les llega un Rajoy.
    Un abrazo

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Comentarios: