La vinculación de Ofelia Nieto con Sevilla fue tan estrecha e intensa que aún hoy, 80 años después de su fallecimiento, su huella sigue presente en la ciudad donde, posiblemente, estuvo mas cerca de encontrar eso que llaman felicidad antes de que su prodigiosa voz callara para siempre a la temprana edad de 33 años.
Y es que tanto desde un punto de vista profesional (mientras estuvo en activo cantó todas las temporadas en el Teatro San Fernando), como vital, ya que al retirarse de la escena tras contraer matrimonio con el decano de los procuradores hispalenses, Felipe Cubas, pasó a vivir a una casa de la calle Moratín, Ofelia fue una mujer enamorada de Sevilla.
Un amor que, sin que sirva de precedente, ha sido correspondido con dos monumentos que recuerdan la llorada figura de la soprano: una glorieta en el Parque de María Luisa y un busto en los Jardines de la Calzada.
Y es que tanto desde un punto de vista profesional (mientras estuvo en activo cantó todas las temporadas en el Teatro San Fernando), como vital, ya que al retirarse de la escena tras contraer matrimonio con el decano de los procuradores hispalenses, Felipe Cubas, pasó a vivir a una casa de la calle Moratín, Ofelia fue una mujer enamorada de Sevilla.
Un amor que, sin que sirva de precedente, ha sido correspondido con dos monumentos que recuerdan la llorada figura de la soprano: una glorieta en el Parque de María Luisa y un busto en los Jardines de la Calzada.
La Glorieta, abierta a la Avenida de Pizarro, fue acordada en el primer pleno del Ayuntamiento celebrado tras la muerte de la diva, en mayo de 1931, aunque su inauguración no se produjo hasta 1935.
Encargada a Juan Talavera, elementos propios de la arquitectura y jardinería andaluza como paramentos encalados, canceles de forja, fuentes o arriates rodean los azulejos trianeros con que el pintor Juan Miguel Sánchez inmortalizara a la genial soprano.
Unos azulejos en los que, flanqueada por dos figuras alegóricas que representan al canto y la música, Ofelia Nieto vestida de blanco inmaculado sostiene una rosa roja que, según cuenta la tradición, ayudará a casarse antes de que pase un año a las muchachas que consigan tocarla.
Encargada a Juan Talavera, elementos propios de la arquitectura y jardinería andaluza como paramentos encalados, canceles de forja, fuentes o arriates rodean los azulejos trianeros con que el pintor Juan Miguel Sánchez inmortalizara a la genial soprano.
Unos azulejos en los que, flanqueada por dos figuras alegóricas que representan al canto y la música, Ofelia Nieto vestida de blanco inmaculado sostiene una rosa roja que, según cuenta la tradición, ayudará a casarse antes de que pase un año a las muchachas que consigan tocarla.
No muy lejos de allí, en la calle Juan Antonio Cabestany, se encuentran los Jardines de la Calzada. Nacidos tras el soterramiento de las vías del tren cuando la Exposición del 92, pueden considerarse la antítesis del Parque de Maria Luisa.
Plaza dura, de esas que estuvieron de moda hace 20 años y hoy nadie sabe qué hacer con ellas, una hilera de palmeras y alguna que otra acacia son los únicos representantes vegetales del parque, amén de hierbajos y plantas silvestres nacidas entre las llagas de las descuidadas baldosas.
En 2000 la Xunta de Galicia donó a Sevilla un busto de Ofelia Nieto para conmemorar el nacimiento de la artista, busto que fue instalado en estos jardines con el objeto de quebrar en la medida de lo posible la fría monotonía del lugar.
Solemnemente se inauguraba en octubre del mismo año durante la celebración de unas Jornadas dedicadas a la comunidad galaica. Y hasta hoy.
El busto de Ofelia pierde su vista en el horizonte sobre un pedestal de granito. Todo es gris, salvo la destartalada pasarela cerrada habitualmente al tránsito que sirve de refugio a los indigentes y de lienzo a grafitteros. No hay azulejos, ni arriates, mucho menos tradición.
Son las dos caras de la huella de Ofelia Nieto en Sevilla y, a fin de cuentas las dos caras de la ciudad misma.
Plaza dura, de esas que estuvieron de moda hace 20 años y hoy nadie sabe qué hacer con ellas, una hilera de palmeras y alguna que otra acacia son los únicos representantes vegetales del parque, amén de hierbajos y plantas silvestres nacidas entre las llagas de las descuidadas baldosas.
En 2000 la Xunta de Galicia donó a Sevilla un busto de Ofelia Nieto para conmemorar el nacimiento de la artista, busto que fue instalado en estos jardines con el objeto de quebrar en la medida de lo posible la fría monotonía del lugar.
Solemnemente se inauguraba en octubre del mismo año durante la celebración de unas Jornadas dedicadas a la comunidad galaica. Y hasta hoy.
El busto de Ofelia pierde su vista en el horizonte sobre un pedestal de granito. Todo es gris, salvo la destartalada pasarela cerrada habitualmente al tránsito que sirve de refugio a los indigentes y de lienzo a grafitteros. No hay azulejos, ni arriates, mucho menos tradición.
Son las dos caras de la huella de Ofelia Nieto en Sevilla y, a fin de cuentas las dos caras de la ciudad misma.
"Plaza dura, de esas que estuvieron de moda hace 20 años y hoy nadie sabe qué hacer con ellas, una hilera de palmeras y alguna que otra acacia son los únicos representantes vegetales del parque, amén de hierbajos y plantas silvestres nacidas entre las llagas de las descuidadas baldosas".
ResponderEliminarMi General, este parque estaba dividido en dos partes, esa zona fría y gris que tan bien describes, y otra adaptada con bancos, albero, columpios para niños y algo de vegetación. A nuestro querido Consistorio le pareció mejor 'acabar' con esta parte para realizar pisos que con la otra.
Pobre Ofelia Nieto. Me quedo con su homenaje del Parque María Luisa.
Un abrazo gordo.
El aguaó tiene razón. Pisos que, además, junto con la reordenación del tráfoco, convierten en una carrera de obstáculos entrar o salir de las viviendas a los vecinos de la zona.
ResponderEliminarNo obstante, el parque que comenta el aguaó fue "trasladado" (mermando drásticamente sus dimensiones) a la explanada de enfrente, justo debajo del puente de Santa Justa. Para mi gusto, craso error de nuevo.
Saludos