16 de noviembre de 2009

La Mezquita del Coral

Acababa de estrenarse 1973 cuando, en el transcurso de unas obras de rehabilitación en el número 1 de la calle Rodríguez Marín, en la plaza de San Ildefonso, salía a la luz una columna de mármol rosado junto a un capitel y un trozo de arco de herradura, todos de origen almohade, después de permanecer varios siglos ocultos tras un tabique.

El hallazgo sorprendía a propios y extraños ya que nadie esperaba que aún quedaran restos “in situ” de una de las mezquitas mas famosas de la Sevilla musulmana: la Mezquita del Coral.

Que en el entorno San Ildefonso-San Leandro se levantara en su momento una mezquita era algo de lo que se tenían referencias. Sin ir mas lejos, en su libro “Repartimiento de Sevilla” señala Julio González la existencia en 1396 de 4 mezquitas sólo en la calle Odreros, un número que cobra mas valor si tenemos en cuenta que hacía siglo y medio de la conquista de la ciudad.

Esta cifra por tanto no es exagerada en absoluto; de hecho cuando Fernando III arrebata Sevilla a los musulmanes, ésta contaba con mas de un centenar de lugares de culto, en muchos casos simples oratorios y en otras ocasiones enterramientos donde se rendía homenaje a santones y personajes influyentes en la vida pública de Isbilya, las denominadas zauias.

De todo ello se hace cargo la Iglesia una vez reconquistada la ciudad, siendo su principal cabeza visible, el obispo don Remondo, quién decidirá en un principio su destino. Así cederá tres mezquitas a la comunidad judía, otra permanecerá bajo el culto mahometano en el Adarvejo, barrio donde quedan los pocos habitantes musulmanes que permanecen en Sevilla tras la reconquista, mientras otra pasa a manos de los genoveses, que labran en ella su lonja, edificio que estuvo hasta el siglo XIX en el mismo solar donde hoy se levanta el Banco de España.

El resto de lugares de culto musulmanes son arrendados, vendidos o, en muchas ocasiones, simplemente desaparecen sin dejar huella. Sólo los mas importantes serán transformados en iglesias cristianas.

Es lo que sucedió en la misma Odrería, donde de las 4 mezquitas que se mencionaron antes una ya se ha transformado a principios del siglo XIV en horno de pan mientras que la mas famosa y suntuosa de todas pasa a convertirse en templo cristiano, antecesor del que podemos ver en nuestros días.

Pero retrocedamos aún mas en el tiempo. Si hay que hacer caso a las leyendas y tradiciones que se han transmitido con el paso de los siglos, esa mezquita se asentaba sobre uno de los 8 templos mozárabes que se mantuvieron en la ciudad bajo la dominación musulmana, viniendo por tanto ese culto desde la época visigoda, aunque bajo advocación distinta a como la conocemos hoy, ya que cuando los musulmanes invaden España hacía pocos años de la muerte de San Ildefonso (hacia el 669). Era San Bartolomé el Viejo el que según algunos autores ostentaba la titularidad de la parroquia, aunque tampoco hay muchas evidencias de ello.

Del pasado visigodo de esta iglesia nada queda, salvo una bonita historia que tiene como protagonista a un monje, San Saturnino, el cual dejándose llevar por su gran devoción mariana pintó sobre una pared del templo una imagen de la Virgen con el niño: Nuestra Señora del Coral.

Si hemos de echar cuenta a esta historia, Saturnino murió en el año 612, exactamente el 12 de Noviembre según rezaba en una lápida que se colocó a los pies de la imagen y que se mantuvo allí hasta 1649, cuando desapareció dentro de la histeria colectiva que se adueñó de la ciudad por culpa de la epidemia de peste que la asoló. Lo que sí han demostrado estudios recientes es que la realización de la imagen es muy posterior, del siglo XIV, contemporánea a la de la Virgen de la Antigua que se conserva en la Catedral y la de Roca Amador de San Lorenzo.

La permanencia de esa iglesia mozárabe no se prolonga mucho en el tiempo, siendo adaptada al culto mahometano en un período difícilmente precisable dentro de los 5 siglos largos que dura el dominio musulmán.

Pero volvamos a la entrada en Sevilla de Fernando III, que encuentra en el actual entorno de San Ildefonso una mezquita contigua a unos de los baños mas afamados y suntuosos de la ciudad, que precisamente serán asignados a su mujer doña Juana en el repartimiento de la misma. Este detalle nos puede dar una idea de la importancia que había adquirido la zona en el entramado urbano de Isbilya.

Como sucedía con la mayoría de mezquitas españolas, seguramente presentaría una orientación Norte-Sur, ya que en Al-Andalus los lugares de culto no miraban hacia la Meca como es tradicional en esta religión, sino que al asentarse normalmente sobre templos visigodos (que se dirigían hacia el Este) variaban el ángulo para aprovecharlos en la medida de lo posible y de paso diferenciarse de ellos.

Aunque ya que no queda vestigio alguno de la mezquita ni de la iglesia que la sustituyó, se supone que se adentraría hacia el número 3 de la misma calle Rodríguez Marín, antigua de los Mulatos, llegando en su flanco izquierdo hasta la actual iglesia de San Ildefonso, donde estaría el minarete y donde, en una de sus paredes, sería dibujada la Virgen del Coral una vez adaptada a templo cristiano en el siglo XIV.

Esta adaptación respetaría bastante el primitivo edificio musulmán según narran descripciones antiguas. La representación que se hace del mismo en el plano de Olavide (año 1771) no nos saca mucho de dudas, ya que solo se aprecia un inmueble compuesto por dos volúmenes (seguramente uno de ellos se correspondería con la original iglesia mozárabe), sin que destaque torre alguna, señal de que el minarete no tendría mucha entidad ni valor artístico.

Pero ya digo, solo son suposiciones. Y es que en 1794 un incendio fortuito arruinó por completo la antigua iglesia, que sería demolida casi en su totalidad para edificar en su lugar la que vemos en la actualidad. Tan solo se mantuvo en pie el muro en que se conservaba la Virgen del Coral, en lo que podríamos considerar como un una auténtico ejercicio de fe y devoción popular para los medios que se tenían en la época, ya que mientras se protegía la imagen de la intemperie y las inclemencias meteorológicas, por otro lado se labraba la pared en que se encuentra en la actualidad, a la que fue trasladada solemnemente el 2 de Julio de 1807.

Acto seguido era definitivamente derribado este muro para continuar las labores de construcción de la parroquia, inaugurada en 1841 como reza una lápida situada en una pilastra del templo.

Se edificaba de este forma uno de los mejores ejemplos de arquitectura neoclásica que se han realizado en Sevilla, en el que destacan sobremanera las dos torres gemelas que flanquean su espectacular fachada a la plaza de San Ildefonso.

"Lo comido por lo servido" es lo que suele decirse en estos casos; se levantaba un edificio novedoso en un estilo del que apenas se tenían referencias en la ciudad a costa de hacer desaparecer para siempre un trozo de su pasado, de pasar una página que ya solo estaría viva en los archivos y anaqueles de las bibliotecas,.

Pero la historia a veces da giros imprevisibles, tanto que en ocasiones no podemos ni siquiera sospecharlos. Estudios y reformas habían dado a conocer que las dos torres gemelas que flanquean el templo únicamente diferían en un punto: las columnas del campanario. Mientras que las de una eran de ladrillo el cual, recubierto con cal, daba una imagen muy parecida a la piedra, las de la otra estaban hechas enteramente de mármol, aunque ésto es difícilmente apreciable para el que observa el edificio a pie de calle.
Sin embargo este detalle es fundamental para el desarrollo de este relato, ya que de nuevo nos hace retroceder al punto en que se iniciaba: el descubrimiento de unas columnas de mármol rosado en las obras del número 1 de Rodríguez Marín, la antigua calle de los Mulatos. Viejas columnas de mármol rosado que presentaban características similares a las que remataban el campanario de una de las torres de San Ildefonso, que hasta entonces se suponían traídas de Granada. Y viejas columnas de mármol rosado que pertenecerían, casi con toda seguridad, a la antigua y desaparecida Mezquita del Coral.
Curiosa estampa: en el cielo de la plaza de San Ildefonso, probablemente a escasos metros del lugar en que estuvo el minarete desde el que, durante siglos, llamó el muecín a la oración a sus fieles, se habían colocado las columnas de una vieja mezquita como remate de un campanario neoclásico.

Los caprichos de la historia; aunque pensándolo bien, deberíamos aprender tanto de ella, y mas en estos tiempos que nos contemplan.

11 comentarios:

  1. Hoy ha empezado bien el día, 8,42 y ya he aprendido a mirar otro trozo de la Sevilla que me es muy cercana desde mi niñez.
    Muchas gracias por despertar en mi las ganas de conocer esa otra Sevilla que por incultura, siempre nos han tenido oculta.
    Un abrazo

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  2. Genial la entrada. La verdad que no tenía ni idea de que existiera allí un mezquita. Existe un ciudad anterior totalmente distinta a la actual. Ya que paso a menudo por San Ildefonso (coincido en lo espectacular del tempo), me fijaré en las columnas que comentas.

    Gracias por refrescarnos la Historia de esta ciudad. Como bien dices, en los tiempos que corren, eso no tiene precio!

    Un fuerte abrazo!!

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  3. Estoy verdaderamente emocionado querido Sergio. Nuestra ciudad esconde ¡quizás porque se averguenza de sus propios ciudadanos! tantas maravillas e historias...

    ¿Cómo vamos a mirar igual la Plaza de San Ildefonso o esa calle Rodríguez Marín o la vinculación con los mulatos o el sueño de el vuelo aéreo contando torres cristianas o musulmanas?

    Sigo dándole vueltas a un proyecto al que hay que dar vueltas aún y echarle más cervezas en el Salvador...

    Un abrazo
    Antonio

    P.D. No puedo (ni quiero) evitar recomendarte allá donde voy.

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  4. Te vengo a decir lo mismo que mis predecesores ... que cada vez que paso por aquí aprendo un poco más de la historia sevillana a través de tus maravillosas entradas.
    Y ... al igual que Edward, me fijaré en las columnas!
    Bsos.

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  5. Hay cosas que parecen resistir el paso del tiempo y de la historia,siempre descubriendo la bella Sevilla a propios y extraños.

    Un cordial saludo.

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  6. Y nos creemos que lo de reciclar lo hemos inventado nosotros... y llevamos recliclando piedras y elementos arquitectónicos de toda la vida....

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  7. Qué buena entrada, añadiendo ese estilo ameno tan agradable que ya nos es característico.

    Un saludo muy fuerte, que he estado missing :)

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  8. ¿Sabes que esperaba esta entrada desde hace ya tiempo?
    Pues te puedo dar algún dato más, como sabrás tanto por mi hermano como por mi nosotros vivíamos en la calle Caballerizas y mi padre me cuenta que la Mezquita del Coral llegaba o casi llegaba hasta nuestra casa, ya que en un patio interior de la misma al hacer unas obras para crear una vivienda apareció una pila de abliciones.

    Cuando se comenzó la obra en el nº 1 de la calle Rodriguez Marín, y sacaron a la luz todo lo que fueron encontrando, no siguieron buscando en dirección a Caballerizas, pues se perdió la pista, pero yo creo por lo que siempre he escuchado que algo tambien había bajo tierra en la zona donde estaba situada nuestra casa.
    Me ha encantado esta entrada. Besos

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  9. Perdón, quise decir Pila de Abluciones

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  10. ¡Pero que grande eres!

    Por motivos de exilio cofrade, otro pequeño trozo de mi infancia trascurrió en ese trozo del barrio.

    Había escuchado hablar de esta Mezquita, pero siempre trozos inconexos, nada muy concreto.

    Impagable todo lo que buscas y rebuscas para compartirlo con nosotros. Ya sabes que como el Callejonero los míos y yo no perdemos puntada sin recomendarte, entradas como esta demuestran que es más que merecido.

    Kisses

    P.S. Me estás mal acostumbrando, el otro día fui a una conferencia que podía haber sido grandiosa y casi llegó a patética, ya te contaré, pero vamos, tu habrías partido la pana allí seguro, jejeje

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  11. En el artículo se habla de 8 iglesias mozárabes. San Ildefonso sería una pero ¿y las otras?. Este si que es un episodio olvidado de la Historia de Sevilla: la Sevilla mozárabe.

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Comentarios: