En vista del cada vez mas evidente ocaso de los tradicionales realities (casas de gran hermano, operaciones triunfo, etc) y ante el éxito de audiencia que experimentan últimamente los programas tipo Callejeros o 21 Días, las productoras televisivas, que de originalidad suelen estar cortitas pero a la hora de exprimir un refrito y darle vueltas de tuerca son las “number one”, se están planteando la posibilidad de hacer un híbrido entre ambas fórmulas, una especie de Gran Hermano Callejero en el que los participantes tendrían que vivir en la calle con la única ayuda de su propio ingenio (o de su suerte, que los concursantes de este tipo de programas no destacan precisamente por estar muy despiertos)
Teniendo en cuenta los tiempos que corren la idea no es mala: por un lado se aprovecha el tirón de estos programas y por otro se reducen considerablemente los costes del mismo ya que no tendrían que mandar los concursantes a Australia ni a la isla de los mosquitos; con soltarlos en una calle cualquiera bastaría.
Puestos a hacer un “casting de ciudades" aspirantes a acoger el programa, sin duda alguna Sevilla se encontraría entre las mas serias candidatas ya que la oferta de lugares y espacios deteriorados que podemos ofrecer es bastante amplia e interesante.
Si la idea de la cadena es dividir a los concursantes en distintos grupos para que compitan entre ellos, el sitio ideal estaría en los Jardines de Murillo. Y es que el antiguo Paseo de los Lutos, donde antaño las viudas quedaban a solas con su melancolía alejadas del bullicio y algarabía de los lugares de recreo típicos de la sociedad de la época, nos ofrece hoy día unos cuantos locales abandonados con unas posibilidades tremendas para este tipo de programas.
En una de las zonas mas turísticas de la ciudad, a las mismísimas puertas del centro histórico, de esa Sevilla Eterna tantas veces retratada por los pintores y evocada por los poetas, el bar Cristales y otros dos locales de similares características abandonados a su suerte desde hace años, se caen literalmente a pedazos ante la desidia de todos y el deleite de un indigente que ha hecho de uno de estos amasijos de escombros su morada.
Realizando el concurso desde estos locales se matarían dos pájaros de un tiro, ya que por un lado volverían a usarse y de camino se justificaría la dejadez en que se encuentran a los ojos atónitos de los turistas.
La mecánica del programa puede ser muy variada; podría ocupar cada grupo un local y desde allí establecer el centro de operaciones para limpiar parabrisas y vender pañuelos de papel en los semáforos de Menéndez Pelayo, abordar guiris en el Barrio de Santa Cruz, cortar las flores de los Jardines de Murillo para las parejitas que pasean por la calle San Fernando… con suerte incluso pueden vender los materiales de construcción de la Biblioteca del Prado ahora que parece que va a quedar parada la obra…
Si por el contrario lo que se busca es un único edificio amplio, espacioso, con distintas salas y recintos donde los concursantes puedan desarrollar sus actividades sin necesidad de salir al exterior más que para buscar comida o darse “una vuelta” por el Corte Inglés, la antigua Comisaría de la Gavidia es el lugar que estábamos buscando.
Este ahora destartalado edificio, uno de los principales y pocos ejemplos de arquitectura racionalista sevillana, denota la falta de ideas que se apodera de esta bendita ciudad cuando hay que ir mas allá del “sota, caballo, rey”… Y es que si en su momento nos convertimos en expertos “recicladores” de iglesias a almacén, de conventos a casas de vecinos o en los últimos años de cines a supermercados, parece que nuestras mentes se cortocircuitan cuando el escollo a salvar se sale de lo normal, porque ¿qué hacemos con una comisaría de policía en desuso? Pues nada una lonita con versos de Chaves y a esperar que se encienda la lucecita. Una molestia menos, cuando se rompa la cambiamos por otra y ya está. Solucionado.
¿Y qué tal si le damos un poco de acción al concurso? Hacer que los participantes compitan por ganarse un techo, un enfrentamiento contra otro grupo diferente, a ser posible de otra nacionalidad… También tiene Sevilla la respuesta: en ese caso el lugar idóneo sería la Fábrica de Vidrios de la Trinidad, en la Avenida de Miraflores, donde la comunidad rumana que ocupa las abandonadas instalaciones fabriles seguro que pondría las cosas bastante difíciles a los esforzados concursantes del reality.
De nuevo las posibilidades son amplias y variadas, desde una feroz competencia a cara de perro contra los rumanos para dirimir el ocupante final de la fábrica hasta programas de corte mas tradicional y bucólico tipo Grand Prix donde cada grupo ponga a prueba sus habilidades y destreza al batir al contrario, ya sea toreando una vaquilla o haciendo botellas. Eso sí, hay que aligerarse que en cuanto pase la crisis del ladrillo tiene toda la pinta que la inmobiliaria propietaria del edificio lo echa abajo para hacer casitas…
Aunque claro, este formato no tiene por qué basarse siempre en la diversión y el ocio, ¿quién dijo que los “reality” están reñidos con la cultura y el patrimonio? Si el concurso apunta finalmente por estos derroteros tenemos nuestra gran baza, la joya de la corona hispalense en lo que a abandono y dejadez se refiere: la iglesia de Santa Catalina.
El amplio currículum de este edificio, antigua puerta de la Híspalis romana, mezquita musulmana, iglesia gótico-mudéjar, Monumento Nacional desde 1912, lo hace un escenario único que abre un interesante abanico de posibilidades a explotar cara al concurso: desde rehabilitarla piedra a piedra hasta expoliarla para vender en el Jueves las obras de arte que aún permanecen en su interior.
Todo ello con un atractivo adicional, y es que podríamos estar hablando de la primera vez que se utilice un confesionario de verdad en un programa de este tipo. Eso sí, imaginar a la Milá pronunciando desde púlpito del templo su famoso “la audiencia ha decidido…” da escalofríos, y eso que estamos otra vez en alerta amarilla…
Para acabar, en estos tiempos en que la sociedad está tan preocupada por la naturaleza y el medio ambiente, siempre se le puede dar al concurso un toque ecológico: exponer a los participantes a una flora hostil y extraña, desconocida, donde el ser humano no haya puesto un pie en los últimos 15 años, donde hayan crecido libremente junto a las especies autóctonas otras importadas de continentes y climas distintos… es decir, soltarlos en los Jardines del Guadalquivir.
Tan solo con proporcionarles un buen surtido de vacunas, un casco por si cae alguna de las vigas que aún quedan en el invernadero y un cursillo básico de defensa personal para saber actuar en caso de ser atacados por los descendientes de las iguanas del Pabellón de la Naturaleza, se puede hacer un programa de bajo presupuesto en un paraje exótico sin necesidad de irse a la Amazonia o a Kenia.
Estas son mis propuestas; si a alguien se le ocurre alguna más espero que la deje por aquí apuntada, a ver si entre todos podemos elaborar una amplia e irresistible lista que haga imposible que se nos escape el reality. Quién sabe, lo mismo hacemos de nuestra ciudad la Meca de la telerrealidad o el Guadalix de la segunda década del siglo XXI. Desde luego mimbres tenemos…
Mi reallity se llamaría "A que no tiene cohone", y pondría a prueba a sus concursantes con un reto distinto cada semana...
ResponderEliminarRetos tales como:
A que no tiene cohone de aparcar de aparcar en la Gavidia.
A que no tiene cohone de tomarte un pelotaso en una terraza de verano por menos de siete leros
A que no tiene cohone de llegá y cogé una mesa del tirón en los Coloniales...
Quién no vaya pasando las prueba pal cajón, y el que fuera superando los retos iría enfréntandose a nuevos desafios en su lucha por el premio final:
Un sitio como contraguía en la Canina.
Un saludasso.
Estoy con Moe.
ResponderEliminarNo faltarán patrocinadores...
genial la entrada revestida de lo que ya queda poco..... la guasa sevillana que cuando te descuidas te la clava...
Y a todo esto... lo del libro para cuando... y más urgente... no nosdebemos unas cervezas por el fichaje de Zokora... y perdona esta intromisión en este blog tan serio pero es que hay cosas...
;-)
Antonio
Te has dejado atrás lo que sería un buen complejo cinematográfico-audiovisual; la fábrica de Artillería de Eduardo Dato y las naves entre Eduardo Dato-Jimenez Aranda-Luis Montoto.
ResponderEliminarAh! y la torre que mira a los Jardines de Murillo desd el Barrio de Santa Cruz para escenificar "Guzmán el Bueno ofeciendo la cabeza de su hijo".
Saludos.
Doria
Te has dejado atrás lo que sería un buen complejo cinematográfico-audiovisual; la fábrica de Artillería de Eduardo Dato y las naves entre Eduardo Dato-Jimenez Aranda-Luis Montoto.
ResponderEliminarAh! y la torre que mira a los Jardines de Murillo desd el Barrio de Santa Cruz para escenificar "Guzmán el Bueno ofeciendo la cabeza de su hijo".
Saludos.
Doria
Bueno, bueno, acabo de ver que he superado una prueba de Moe, y con nota. Ayer llegué a Coloniales, y no sólo conseguí mesa del tirón… ¡era una mesa para siete personas! Eso si, era en el de Fernández y González, eso en la Plaza de Cristo de Burgos no soy capaz fijo…
ResponderEliminarYo lo haría rollo “Vuelta al siglo de Oro” enciérrate en la SIC como acogido a Sagrado, y solidarízate con los mineros. Vende vino bautizado a los guiris, mete en las bolsas el dos de bastos para sacar un as de oro…
En fin, esto, teniendo imaginación lo petaría, te lo digo desde ya..
Kisses
P.S. ¿Te llegué a contar que me echaron del confesionario que nombras? Si lo de Santa Catalina sale adelante, ¡yo fui la pionera en liarla allí!
Pues no estaría nada mal tampoco ese reality, Moe. Además con tal de conseguir el premio final seguro que mas de uno se deja los dientes en alguna prueba... Por cierto, no en la Gavidia, aparcar en el centro es ya mas que imposible. Yo ya ni me acuerdo de cuando fue la última vez que lo intenté...
ResponderEliminarEsas cervezas ya van en camino Antonio, a ver si esta semana concretamos el tema.
Jeje, totalmente de acuerdo Doria, craso error... La verdad es que esa zona tiene para una telenovela, porque la estación de San Bernardo, Enramadilla... Mucha tela...
Gata Roma me alegra poder decir que conozco una persona que comió en el Coloniales. Yo lo intenté hasta un sábado de Feria, pero nunca lo he logrado. De hecho ya he llegado a pensar que la gente de las mesas son figurantes.
La historia del confesionario me la tienes que contar, aunque me hayas echado por tierra el plan...
Saludos.
Hola querido amigo,he disfrutado de tu texto ,nada puedo aportar al mismo por mis limitaciones con respecto al tema,pero ya lo sabes es como tomar tu mano y recorrer lugares. Un abrazo!
ResponderEliminarPos ya puestos pq no hacer un concurso en el que los participantes rehabiliten las zonas abandonadas. Que hagan algo útil pq vaya tela. Besos veraniegos.
ResponderEliminarConcrete caballero concrete...
ResponderEliminar¡¡pero que no se caigan las casas!!
;-)
Antonio