28 de diciembre de 2008

Estampas Navideñas

Ya estamos metidos de lleno en la Navidad.

Personalmente he de reconocer que no es que tenga muy arraigado el espíritu navideño, ni mucho menos; pero como decía Dama en la entrevista que le hizo el gran Juan Duque en su Radio Luz de Gas, el simple hecho de ver tanta gente alrededor ilusionada y feliz tarde o temprano termina contagiándote, aunque en mi caso sea en pequeñas dosis.

Esa alegría popular en estas fiestas queda refrendada al pasear por el centro de la ciudad, con las calles abarrotadas de familias que disfrutan de estos días de descanso (afortunados….), de niños con globos que esperan ilusionados las colas de los belenes, de abuelos que anhelan encontrar ese regalo que arranque dentro de unos días la sonrisa del nieto, de parejas enamoradas que buscan en las vitrinas de los escaparates ese detalle que estreche aún mas sus lazos.

Sevilla cambia sus ropajes, se transforma, se viste de gala física y anímicamente. En los lugares mas habituales y cotidianos de repente aparecen otras gamas de colores, se escuchan las canciones de toda la vida que estaban almacenadas en los rincones del olvido desde hace meses, afloran nuevos olores, nuevos sabores, nuevas sensaciones que, en realidad, son las de siempre, pero que llevan ocultas el resto del año. Esta es su hora, la hora de la Navidad.

De esta forma, la ciudad nos deja una serie de estampas e instantáneas únicas; momentos que solo pueden darse en estas fechas, momentos que, a fin de cuentas, hacen que la Navidad sea diferente.

La imagen mas característica y tradicional siempre nos la suele brindar la iluminación de las calles y edificios emblemáticos, aspecto que en Sevilla se reduce a “edificio emblemático” (o Ayuntamiento) y calles aledañas (con alguna que otra incursión extrarradio).

Ya sea por los efectos de la dichosa crisis, por una pretendida conciencia ecológica, por no hacerle sombra al solsticio de invierno o por simple dejadez, el alumbrado navideño de las calles me ha parecido este año algo escaso, simple y, por qué no decirlo, cutre. Basta con darse un paseo por la Plaza de la Encarnación y ver la decoración de los árboles, sin mucho sentido ni estética. Quizás parte del problema sea que no quedan huecos en los naranjos para poner luces ni adornos, ya que con esto de no recoger las naranjas…

Otra estampa navideña que cada año está más extendida y gana más adeptos la podemos ver en las fachadas de los edificios particulares, donde los vecinos aportan su cuota de luz y colorido a la Navidad engalanando los balcones y ventanas de sus casas.

Cierto es que por estos lares somos muy dados a expresarnos colgando cosas del balcón: la bandera blanca y verde el Día de Andalucía cuando aún era el Día de Andalucía; las hojas de palma el Domingo de Ramos, los faldones carmesíes en Semana Santa o las banderas de los equipos de fútbol cuando sus centenarios… Si encima tenemos la oportunidad de colgar algo lo mas llamativo posible y que capte la atención de los vecinos, mejor aún.

Es por ello un arma de doble filo, ya que si bien por un lado encontramos algunos edificios que están engalanados de una forma bastante elegante, también podemos ver auténticos popurrís de elementos navideños que, en algunos casos, provocan “inquietudes” cuando menos….

De esta forma en estos días son pocos los balcones que quedan libres de tener entre sus rejas un Papá Noel, un Rey Mago o, sobre todo, una imagen serigrafiada del Niño Jesús, auténtica estrella de este año, en sus múltiples modalidades: pequeños y grandes, con potencias y sin potencias, sobre fondo carmesí o con el Arco de la Macarena, con letrero o sin letrero… Incluso ya se puede intuir la evolución que va a tener esta moda para el año que viene en algunas casas en las que está colgado el Belén completo.

El catálogo de Niños Jesús este año parece infinito, aunque en algún que otro sitio se ha realizado una reinterpretación algo extraña del mismo mas cercana a los cánones estéticos de Tim Burton que a las tradicionales tiendas de belenes de la calle José Gestoso

Niño Jesús Gótico

Mención honorífica merecen también los esforzados Papá Noel que, en muchas casas, mas que escalando las rejas del balcón parece que están ahorcados en ellas. Como en el caso del Niño Jesús, también tenemos alguna que otra reinterpretación al respecto, como en esta imagen donde mas que a Santa Claus trayendo regalos parece que tenemos al mismísimo Curro Jiménez asaltando una casa….

Papá Noel camuflado, calle San Luis

Pero si hay una estampa entrañable y característica en estas fechas (al menos para mi), esta es sin duda el Portal de Belén, el célebre Nacimiento.

Belenes hay de todo tipo, desde los célebres masificados de Villasís, Corte-Inglés o antigua Caja de San Fernando, hasta auténticas joyas que podemos encontrar en algunas iglesias que, sin tanta grandiosidad ni extensión, reflejan el verdadero sentido de estas fiestas, o lo que se pretende de ellas.

Belenes del Arquillo del Ayuntamiento y del Hospital de San Juan de Diós

Personalmente recomiendo el Belén expuesto en la Iglesia de Montserrat, simple y sencillo, pero realizado con un gusto exquisito; y por supuesto el de la Iglesia de San Marcos, una maravilla en todos los sentidos, ya que además de la belleza que encierra, une el atractivo de que sus figuras están animadas y sobre todo que es narrado, siendo un espectáculo digno de ver. Realmente merece la pena acudir a este templo de la calle San Luis para sentarse en sus banquetas y disfrutar de este bello espectáculo.

Otras estampas navideñas

A continuación tenemos aportaciones de amigos en las que podemos contemplar mas estampas de la Navidad en otras ciudades y en Sevilla. Todo aquel que quiera participar sólo tiene que enviarme las imágenes a sevillanadas@gmail.com y gustosamente las publicaré en esta entrada.

Arcos de la Frontera (Cádiz)

Curiosa la iluminación navideña de la preciosa ciudad arcense, que hace dudar si en sus calles se está celebrando la Navidad o un Festival de cine erótico…. Afortunadamente este “desliz” queda eclipsado por el fantástico Belén Viviente que se celebra en sus calles, el cual merece muchísimo la pena visitar. La fotografía la aporta Ester Vega.

Plaza de la Corredera (Córdoba)

El amigo Juanlu nos envía estas imágenes de esta bella plaza cordobesa adornada por un árbol de navidad junto a otra imagen de un Belén situado en uno de los famosos patios de vecinos de la ciudad de los califas.

Ermita de la Virgen de la Sierra (Cabra, Córdoba)

Otra bella imagen de la Navidad andaluza, en este caso un Nacimiento a los pies de la egabrense Virgen de la Sierra. La aportación la realiza Duende del Sur.

Belén de Chocolate y Mazapán (Rute, Córdoba)

El amigo de Duende del Sur nos envía en esta ocasión imágenes de este Nacimiento de la localidad cordobesa de Rute; además de bien hecho, para colmo debe estar delicioso. El día 8 lo mismo me doy una vuelta por Rute….

Belén de Plastilina del C.E.I.P. Pío XII (Sevilla)

Esta son las imágenes del simpatiquísimo belén de plastilina que han realizado los niños del Aula Matinal del CEIP Pío XII, en Sevilla. Tampoco falta detalle, aunque sea menos goloso que el de Rute seguro que está hecho con el mismo cariño. Gracias a Miriam y a Ester.


21 de diciembre de 2008

En el viejo patio de los naranjos....

Afortunadamente, aún quedan rincones escondidos tras el quicio de una puerta en los que el tiempo parece haberse detenido desde hace siglos….

Afortunadamente, aún quedan fuentes que siguen manando esa misma agua clara y limpia que años atrás susurraba al oído de nuestros abuelos…


Afortunadamente, aún quedan siluetas eternas que se recortan en los atardeceres del cielo sevillano….


Desgraciadamente, siempre habrá un cani que te volverá a poner los pies en el suelo. Es la Ley de Murphy según Sevilla

15 de diciembre de 2008

La Torre Blanca

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

Estos versos de Antonio Machado bien sirven para ilustrar el estado en que se encuentra la Torre Blanca. Poco importa que en vez de un viejo olmo languideciendo por el peso de los años tengamos ante nosotros lo que queda de una torre mozárabe; o que el cauce del Duero haya sido sustituido por otro río gris de asfalto y alquitrán encarnado en la S-30.

Las distancias se hacen cortas, imperceptibles, gracias a esta triste y lamentable metáfora visual que refleja el estado de conservación en que se encuentra una construcción con mas de 1000 años de antigüedad a sus espaldas; edificación que primero fue torre defensiva de la ciudad, mas tarde molino hidráulico y ahora, en nuestros días, un conjunto de ladrillos y argamasa que a duras penas se mantienen aún en pie junto al cruce de la S-30 con la A-376.

En sus inicios, la Torre Blanca era una de las torres almenaras que conformaban el sistema defensivo extramuros de la Sevilla musulmana. Eran pequeñas torres exentas o adosadas a otras construcciones auxiliares que se encontraban separadas a una distancia suficiente para que pudieran comunicarse unas con otras en caso de riesgo y de paso avisar a la ciudad ante la proximidad de un peligro. Algo así como una avanzadilla defensiva.

Estas construcciones estaban enclavadas en lugares y puntos estratégicos, tales como caminos o arroyos, lugares que tenían fácil visibilidad y eran muy accesibles. En concreto, la Torre Blanca se situaba en el cruce de la antigua Cañada Real con el camino de Alcalá, a escasos metros de la desembocadura del Guadaira y de la Puente Horadada, cruce natural del afluente desde la época romana.

Haciendo un breve recorrido por lo poco que conocemos de estas torres almenaras, la primera de ellas parece ser que se encontraba frente al Monasterio de San Jerónimo, en un lugar cercano al Parque del Alamillo, aunque no queda ni rastro de su existencia en la actualidad. Mas conocida por las referencias bibliográficas que existen al respecto era la Torre de los Gausines, junto al Hospital de San Lázaro, donde según cuenta la tradición, instaló San Fernando a los soldados que habían enfermado de elefantiasis con el objetivo de que no contagiaran al resto de sus tropas durante la reconquista de la ciudad.

Seguía esta línea defensiva extramuros con la torre de la Albarrana, que estaría en el actual Parque de Miraflores, y sobre la que existen diversas teorías e interpretaciones, empezando por la naturaleza de su misma existencia en la actualidad.

En la barriada de Santa Clara estaría otra de estas torres, conocida como el Molino del Pico, que también fue derribado cuando se urbanizó la zona en el siglo pasado. Igual suerte corrió otra Torre Blanca, en este caso situada en la barriada del mismo nombre, cuya función estaba mas enfocada a proteger el agua de los Caños de Carmona, y que tuvo punto y final a su existencia a finales de los sesenta cuando fue utilizada como material de construcción por los vecinos del barrio junto a lo que quedaba de los Caños de Carmona. Reciclaje histórico en toda regla.

También hay noticias de la existencia de otras tres torres entre Triana y el Aljarafe, siendo la mas famosa la alquería de Goles, que comunicaba directamente con la puerta del mismo nombre, mas conocida como Puerta Real. Tampoco queda nada de ellas.

A la vista de este repaso, en principio podríamos considerar nuestra Torre Blanca como una afortunada, ya que milagrosamente es de todas éstas la única que ha llegado (mas o menos) hasta nuestros días.

Y es que la culminación de la Reconquista por parte de los Reyes Católicos supone un punto de inflexión para estas fortificaciones defensivas, así como para los alrededores de la ciudad en general. La desaparición del peligro que, en mayor o menor medida, podía representar el reino nazarí hace que no tenga sentido su uso militar, por lo que son abandonadas a su suerte o, en el mejor de los casos, integradas en alquerías y haciendas. Es el caso de nuestra Torre Blanca, a la que se adosa un molino que aprovechará para su funcionamiento el brazo del río Guadaira que corría sus pies y que conformaba una pequeña isleta dedicada al olivar (la zona conocida como Vado de San Juan).

Este cambio de uso tan radical hacia el sector agrícola se potencia con la construcción de nuevos molinos en el entorno del citado Vado: el del Zepote o Minjoar, el de San Juan de los Teatinos (o del Tizón) y el de Aljudea, los cuales junto a nuestra Torre Blanca (también Molino de las Torres) estarán principalmente destinados a la producción de harina, uso que mantendrá hasta el siglo pasado.

Es entonces cuando otro peligro asesta una nueva estocada al ahora Molino de la Torre Blanca: los avances de la tecnología. Y es que los nuevos medios de producción hacen que los viejos molinos queden obsoletos primero y abandonados después. La puntilla definitiva la pone la desecación del brazo del Guadaira que proporcionaba la energía necesaria para su funcionamiento.

Una vez mas la Torre Blanca había quedado en desuso y abandonada, pero una vez mas se obra el milagro y sobrevive a los nuevos tiempos. Y es que, pese a que desaparecen los cercanos Zepote y Aljudea, a que son derribadas las edificaciones auxiliares (molino incluido) que se le habían añadido en los últimos siglos, a que se deseca el brazo del Guadaira que pasaba a sus pies, a que queda olvidado durante años dentro de una de las mayores escombreras de Sevilla o a que en su entorno se crea uno de los nudos de comunicaciones mas importantes de la S-30, la Torre Blanca queda fuera de la delineación de la nueva autovía y se mantiene, una vez mas, en pie con un nuevo uso, en esta ocasión el de refugio de indigentes.

Al menos de momento, ya que solo hay que echar un vistazo al pésimo estado de conservación en el que se encuentra. Pese a que parece ser que se está regenerando el entorno gracias a la creación de un nuevo Parque, entre la crisis, las obras del Metro, la cercanía de la S-30 con lo que esto conlleva (vibraciones, etc) y la tradicional dejadez de nuestras autoridades (sobre todo cuando se trata de proyectos situados en la periferia, y más en “esta periferia” en concreto) todo indica que no vamos a tener mas remedio que encomendarnos a un nuevo milagro para que la Torre Blanca aguante en pie hasta su restauración definitiva. Y es que parece que don Antonio lo estaba viendo venir desde la fría Soria:

Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.


11 de diciembre de 2008

La Primera Piedra

Estamos en vísperas de que se firme mañana, 11 de Diciembre, el convenio por el que se financiará la restauración de la cubierta de la Iglesia de Santa Catalina, cerrada por amenaza de ruina desde Mayo de 2004. Al día siguiente, viernes 12 de Diciembre, se celebrará en las puertas del mismo templo un encuentro que, auspiciado por la Radio de los Blogueros, reunirá no solo a buena parte de la blogosfera sevillana, sino a mucha más gente sensibilizada y reivindicativa para con el patrimonio de la ciudad.

No se si se tratará de una simple casualidad, es mas, ya puestos me da igual si fue antes el huevo o la gallina; la única realidad es que al fin se hace justicia con uno de los edificios mas antiguos e históricos de la ciudad, templo cristiano que recogió el testigo de una de las mezquitas de la Isbilya musulmana que a su vez había sido enclavada en una de las puertas de la Híspalis romana. En fin, uno de los rincones en los que se gestó esta bendita locura que hoy llamamos Sevilla.

Sin lugar a dudas es una buena noticia, tanto la firma del convenio como esta reunión en la que personas que (al menos en mi caso) son prácticamente desconocidas, más allá de intereses políticos, ideológicos, personales o económicos, pretenden alzar su voz y dejar constancia de su interés por los temas que afectan a esta ciudad. Quizás, espero, esta sea la primera piedra de algo importante y necesario.

Necesario porque hay muchas más santa catalinas en nuestra ciudad, quizás demasiadas. Y no todas son templos mudéjares del siglo XIV, ni están dentro de los circuitos turísticos, ni tienen una tradición y una masa social detrás que apoye su rehabilitación, ni por su estética o uso pasado han sido capaces de calar hondo y sensibilizar tanto…. Es mas, algunas de estas santa catalinas son prácticamente unas desconocidas para la mayoría….

A la mente de todos se vienen a bote pronto Santa María la Blanca, la Capilla del Rosario de la Puerta Real o la mismísima Plaza de España; son quizás los ejemplos mas representativos, una especie de punta del iceberg local, porque hay mas casos, muchos mas.

Y es que afortunadamente el patrimonio cultural de Sevilla no son solamente sus iglesias y los edificios que salen en las postales y las guías turísticas. El patrimonio de Sevilla va mas allá, mucho mas allá, de Salvador, Santa Catalina y Plaza de España. Ese sería el patrimonio “político”, el patrimonio que da prestigio, el que cala hondo en la conciencia de los ciudadanos, el que moviliza a la gente.

Pero hay mas edificios abandonados al amparo de su suerte, muchos lugares históricos que, directa y a veces incluso indirectamente, han servido para que la ciudad (para bien o para mal) sea hoy lo que es; edificios que no son iglesias ni monumentos, sino antiguas fábricas de la revolución industrial, viejas huertas que sobreviven a duras penas a la especulación y la indiferencia, conventos desamortizados que tienen a sus espaldas una historia tan grande como la ruina que los amenaza. En fin, una parte de nuestro patrimonio y, por supuesto, de Sevilla misma.

Porque “Otro destino es posible para la Estación de Cádiz”, languideciendo desde que en 1992 cesara su actividad y se convirtiera en un mercado provisional; centro cultural, sala de exposiciones… son muchos los usos que se le pueden dar (y en otras ciudades se da) a una Estación de Trenes enclavada en pleno centro de la ciudad.

Porque hay una Fábrica de Vidrios en la Trinidad con mas de 100 años a sus espaldas que lucha por no quedarse enclaustrada entre bloques de viviendas y lo que es peor, ver como por mor de la dichosa especulación son derribados los edificios y naves que la rodean.

Porque hay un templete medieval, el Humilladero de San Onofre, que si nadie pone remedio será reducido en pocos años a un montón de escombros.

Porque hay un molino, el de San Juan de los Teatinos, que tras varias centurias peinando las aguas del Guadaira está siendo utilizado como almacén de las obras del Metro.

Porque hay mas casos, demasiados para una ciudad con tanta historia y un patrimonio tan rico y variado: la Fábrica de Sombreros, la Huerta del Rey Moro, la Casa de los Artistas, lienzos de muralla ocultos entre medianeras e incluso escombros….

Y es que Santa Catalina no está sola: ni, afortunadamente, en la conciencia y el recuerdo de los sevillanos; ni, desgraciadamente, en la nómina de edificios y joyas patrimoniales de la ciudad amenazadas por el paso de los años y la desidia de las instituciones.

5 de diciembre de 2008

Nos vamos de Safari

Parece ser que una nueva atracción turística se va a añadir a la variada oferta cultural de la ciudad. Quizás sea en un impulso por dinamizar el sector y amortiguar los efectos de la crisis; quizás se trate de una medida para ayudar a todos los sevillanos que por mor de la galopante recesión no estén en condiciones de pagarse unas vacaciones; lo cierto es que estamos de enhorabuena ya que todo indica que no vamos a tener que hacer el petate ni vacunarnos contra las picaduras de mosquito para ir a Kenia o visitar el Parque Natural del Serengueti.

Al contrario, con un simple billete de autobús (quizás sea éste el motivo del tarifazo que quiere meter Tussam…) puede ser que tengamos la posibilidad de disfrutar de un trepidante Safari cartujano.

Y es que, a tenor del impresionante ecosistema que se está desarrollando en el antiguo canal que unía el río con el Lago de España en la Expo’92, en semejante pastizal no creo que se sorprendiera nadie si apareciese de repente una manada de ñus o una familia de leones.

El crecimiento desorbitado de jaramagos y demás plantas silvestres (supongo que el amigo Javi podrá sacarnos de dudas sobre su naturaleza) ha desatado el nacimiento de esta tupida sabana que haría las delicias del mismísimo David Attenborough.

Muchas veces impresiona el grado de dejadez y abandono hasta el que se puede llegar cuando algo no interesa o simplemente no está de moda.

Y no solo hablo del Canal, sino de todo el entorno en general. Restos de botellonas, pavimentos levantados, farolas absolutamente reventadas.... Parece mentira que hace solo 16 años por ese mismo paraje hoy desolador pasaran miles de personas.

Como tantas otras veces, hay que apelar a los recuerdos para, al menos, esbozar una sonrisa ante este triste espectáculo; los viajes en catamarán canal arriba, canal abajo: el Living On My Own de Freddie Mercury a toda pastilla en Gente Guapa (la que para los jóvenes era la discoteca de la Expo); la silueta recortada en el horizonte del cohete Arianne, hoy relegado a la simple función de poste en espera de una jubilación definitiva; el agotador camino de vuelta a casa mientras se trazaban las estrategias a seguir al día siguiente para poder sellar en el mayor número de pabellones posibles… De todo eso hoy solo quedan escombros.

Sin embargo, es llamativo que a escasos 100 metros de este paisaje urbano (porque es un paisaje urbano) mas propio de ciudades tercermundistas hayan sido derribados en apenas tres años el Palenque y los pabellones de Checoslovaquia y Santa Sede con el objetivo de favorecer el desarrollo del Parque Tecnológico de la Cartuja. Llamativo y paradójico, porque este entorno no creo que sea el mas apropiado para un recinto de ese calibre. Algo no cuadra o a alguien no le cuadran las cuentas; a saber...

Supongo que el problema será el mismo de siempre: las dichosas competencias; y es que la limpieza correrá a cargo del Ayuntamiento, de Agesa, de Isla Mágica o vaya usted a saber... Lo único cierto es que para la próxima Bienal de Arte Comtemporáneo los turistas lo primero que verán será esta obra de arte por obra y gracia de la Madre Naturaleza. Y el que no se consuele es porque no quiere...

1 de diciembre de 2008

La Puerta de Carmona: reconstrucción virtual

Dentro de la serie de reconstrucciones virtuales de las viejas Puertas que rodeaban la ciudad de Sevilla hasta hace escasamente 150 años, traemos en esta ocasión la Puerta de Carmona.

La Puerta de Carmona era una de las mas antiguas e importantes de todas las que se abrían en la vieja muralla hispalense. Databa de época romana (al igual que la cercana de la Carne) y a ella llegaban los Caños de Carmona, que morían en el torreón que la flanqueaba por el lado derecho. Además, a sus pies nacían los caminos que comunicaban Sevilla con Madrid, con Andalucía Oriental y, por supuesto, con la ciudad de Carmona y toda la fértil comarca que se extendía a su alrededor.

Situada en el cruce de la calle San Esteban con el Muro de los Navarros, era conocida así desde época musulmana (la bab Qarmuna) y siguió llamándose igual una vez reconquistada la ciudad por las tropas de San Fernando.

Tras diversas obras de reparación y adecentamiento, en 1578 se reconstruye totalmente bajo los auspicios del Conde de Barajas y la dirección de Asensio de Maeda, tomando la forma que prácticamente mantendría hasta su demolición.

Al contrario que con la Puerta Osario, tenemos bastantes imágenes de esta Puerta, no en vano era como ya se ha dicho de las mas importantes de la ciudad y una de las mas bellas.

Prisión de caballeros (que eran recluidos en celdas habilitadas en las dos torres situadas a sus flancos), sobre el arco de medio punto se situaba un primer cuerpo en el que destacaba el escudo de armas de los Duques de Alcalá, sobre el que asimismo se ubicaba un segundo cuerpo en el que aparecía una imagen de la Purísima Concepción que estuvo allí hasta la invasión francesa.

Además de su importantísimo cometido comercial, la Puerta de Carmona tuvo un ajetreado historial bélico, demasiado para las contiendas que realmente ha vivido la ciudad.

Así, en el año 889 vio la entrada de las tropas califales que provenientes de Córdoba sofocaron una revuelta de la población de la Isbilya musulmana; ya en 1540, salieron por ella las tropas sevillanas que acudieron al auxilio de Gibraltar, que estaba siendo saqueada por los corsarios de Barbarroja. Dice la tradición que tan grande e imponente era el pendón de la ciudad que portaban las tropas hispalenses (capitaneadas por d. Rodrigo de Saavedra) que hubo que pasarlo por encima de la muralla ya que era imposible sacarlo por la puerta.

En este mismo sitio tuvo lugar el último combate librado en Sevilla por las tropas napoleónicas, que salieron de ella para siempre en Agosto de 1812. Lamentablemente, el Mariscal Soult había huido antes con todos los cuadros y obras de arte que había logrado recopilar a lo largo de su "fructífero" mandato.

Finalmente en 1843, durante el asedio sufrido por la ciudad en las guerras carlistas, cayeron según palabras de d. Alfonso Álvarez-Benavides 24 bombas sobre esta Puerta, o lo que es lo mismo, la friolera de 161 kg de hierro.

Sin embargo no sería una bomba ni una escaramuza bélica la que se la llevaría por delante, sino que sería derribada por métodos mas tradicionales y pacíficos: y es que evidentemente la piqueta hizo de las suyas y en Diciembre de 1868, por el módico precio de 8.198 maravedíes, desaparecía para siempre y por los siglos de los siglos la Puerta de Carmona, el escudo de armas de los duques de Alcalá, la prisión de los caballeros y mas de 2000 años de historia de la ciudad.

Como vestigio de este pasado tan sólo nos queda hoy en día un pequeño y cochambroso lienzo de muralla en la calle San Esteban sólo visible a través de unas rejas que tiene en parte continuación hasta la calle Estella por la medianera de los edificios que configuran esa manzana (cuyos otros dos límites son la calle Tintes y Menéndez y Pelayo); porque el tramo que se unía con la Puerta Osario, que corría a lo largo de la acera de los pares del Muro de los Navarros, fue demolido a lo largo de la primera mitad del siglo pasado.

De la Puerta de Carmona, como es de suponer, solo nos ha quedado el nombre….