19 de octubre de 2008

La Biblioteca Pública de la Calle Alfonso XII

Eran otros tiempos y otras historias.

Alfonso XII seguía siendo una calle estrecha, larga e incómoda, tremendamente incómoda; los de Lipassam seguían prodigándose con esos manguerazos que le daban siempre aspecto de estar mojada, como si una escurridiza nube hubiera descargado durante un momento para desaparecer de la misma forma en que había llegado, dejando el resto de la ciudad seca; los novios seguían esperando en la puerta de servicio del Corte Inglés que sus parejas terminaran el turno del día; los atascos se seguían produciendo cada vez que un coche mas largo de la cuenta o con un conductor de escasa pericia maniobraba para meterse en cualquiera de las callecitas que la atravesaban; la Plaza del Museo seguía a la sombra siempre bajo la atenta mirada de Murillo; de Plaza del Duque a Puerta Real y viceversa, se podría decir que el decorado seguía siendo el mismo, salvo que con otros colores, otros destinos y, sobre todo, otros calores.

Los calores de unos sitios y unos años que ya nunca volverán, para bien o para mal. El calor de Sevilla Rock, entonces cargada de vinilos y casetes a 800 pesetas en las ofertas de la planta sótano; el calor que desprendían las velas y oraciones a San Judas Tadeo que invadían la calle desde el patio de San Antonio Abad; el calor de esas tiendas y comercios con sabor a barrio que subsistían como podían en la Puerta Real bajo la amenaza del coloso del Duque; el calor de una calle que era uno de los puntos neurálgicos de la vida estudiantil de la Sevilla de entonces: la Academia Afobán, la Escuela de Estudios Hispanoamericanos y, por supuesto la Biblioteca Pública, daban cuenta de ello.

Por esa época jugábamos a ser universitarios, o al menos a comportarnos como pensábamos que debían hacerlo los universitarios; mas tarde llegarían las litros en el césped del Campus y las Fiestas de la Primavera para echar por tierra nuestras teorías; pero en esos tiempos éramos felices, aunque fuera simplemente por el hecho de ser mayores, o parecerlo.

Reina Mercedes estaba bastante lejos y la antigua Fábrica de Tabacos imponía demasiado respeto, así que lo mas parecido a ese mundo de libros y estudio que anhelábamos se encontraba en el 19 de la calle Alfonso XII. Además, por qué no decirlo, la parada del 12 pillaba cerca.

Dicen que el paso de los años imprime en las imágenes que tenemos guardadas entre los recuerdos un color característico, e incluso a veces un olor. Para mi, la Biblioteca Pública era gris y sepia; un gris frío y silencioso, como la sala de espera de un hospital; un sepia claro años setenta que no desentonaría como decorado de una escena de “Cuéntame como pasó”; funcionalidad, sobriedad, simpleza, el típico edificio público de la época que lo mismo podía ser una delegación de Hacienda que un ambulatorio que una comisaría de policía, siempre cortado por el mismo patrón.

Hoy día sería impensable hacer de un edificio con esas características una Biblioteca; su escalinata de entrada, prácticamente recluida a una esquina por el acceso a la cochera que ocupaba casi toda la fachada, daba paso a una serie de salas y estancias poco iluminadas que invitaban al recogimiento y la lectura; se puede decir que una vez dentro no tenias mas remedio que meterte en faena, porque no había ninguna otra distracción ni posibilidad alguna de tenerla.

A nuestro alrededor se extendía todo un universo de estanterías, libros, revistas, diccionarios y, sobre todo, de ficheros, centenares de ficheros que no eran más que los mismos archivos que hoy día ocuparían menos de un mega del disco duro de cualquier ordenador con los datos principales y la sinopsis de cada volumen, pero que entonces no había mas remedio que almacenarlos en archivadores y carpetas para que el control de la Biblioteca fuera lo mas fácil posible. Y es que Bill Gates aún no era muy conocido, al menos por Sevilla.

El ambiente a biblioteca te envolvía por completo: los cubículos individuales de lectura y las grandes mesas de estudio, los mas de 100 tomos de la Enciclopedia Espasa, los voluminosos y siempre poco manejables Atlas de Salvat, toda suerte de libros y revistas que en la actualidad se diría que solo se pueden conseguir comprando coleccionables en los kioscos y, sobre todo, el silencio, ese silencio tan necesario y siempre reconfortante. Ese silencio que siempre era requerido con la mirada cuando alguien osaba quebrantarlo. Ese silencio que hoy, casi diez años después de su cierre, convive en esos pasillos y salas de lectura junto al vacío de las estanterías y a la soledad de un edificio tantos años abandonado tras su traslado a la Biblioteca Infanta Elena.

Soy consciente de que hoy día es prácticamente imposible que en este lugar se vuelva a albergar una Biblioteca Pública, sobre todo porque como dije antes, por funcionalidad, accesibilidad o luminosidad dista mucho de los cánones establecidos actualmente para ese tipo de edificaciones; pero al menos sirvan estas líneas como recuerdo antes de que esas 17 letras (una ya se ha caído) sean eliminadas de la fachada para siempre.

18 comentarios:

  1. Un año le puse una vela a San Judas Tadeo… repetí aquel curso, y eso que la vela era de las caras…
    Compraba muchos discos en Sevilla Rock, lo hice hasta el final, creo que fue una grandísima pérdida para esta ciudad; era genial comprar música a gente que entendía de música.
    Oí hablar de la biblioteca, pero nunca llegué a ir. Muchos años después, muchos cursos y libros después, he llegado a la conclusión de que no son lo mío,
    me ponen nerviosa, al menos para estudiar…
    Kisses miles

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  2. La de veces que fui a Sevilla Rock a comprar música cuando era dj, incontables. Llegará un momento en que no haya ni cd´s y dentro de muy poco, no puede ser de otra manera. El mercado tiene que evolucionar, se acabó el tiempo de las discográficas y llegó la era digital, los conciertos tendrán que prodigarse más.

    Igual esa calle va mutando, como lo hacemos todos, como lo hacen las gitanas que piden limosna en la puerta de San Judas. Casi siempre que paso por delante de esa puerta suena el teléfono y es mi madre.

    Un abrazo General, me voy de vacaciones, nos leemos a la vuelta.

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  3. Por expreso deseo del amigo Doria, modifico su texto anterior por este otro con correcciones efectuadas por él mismo:

    Justo al lado, Du está lo que se dió en llamar Palacio de Monsalves primera sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía y que antes fue residencia de los Marqueses de Aracena -Sanchez Dalp-, sede central de Sevillana de Electricidad, después.
    Delegación provicial de Educadión durante la dictadura y actualmente, lo ocupa unas dependencia de la Consejería de la Presidencia.
    Frente, en la Sociedad de Estudios Hispanomericanos, estuvo la sede de Juventudes Musicales, allí se daban los ciclos de conciertos.
    Sevilla Rock fue fundada por el grupo madrileño Laredo Discos que en Sevilla empezaron en la calle Montecarmelo, al lado de donde estuvo La Tortillería, con el nombre de "Guateque", mayoristas de discos.
    Fui mucho a San Antonio Abad a oir musica de organo porque allí vivía -entonces era fraile- el catedrátco de organo del Conservatorio Superior, Miguel del Barco, actual director del Conservatorio Central de Madrid.

    Saludos
    Doria.

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  4. Un recuerdo para un lugar emblemático de estudio,curiosidad y superación de muchos,el tiempo pasa y el avance parecese llevarse por delante ciertos lugares,lo bueno es que a mas de uno le llegaran a la memoria recuerdos de esos días......

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  5. Cada lugar que se cierra o desaparece se lleva con él montones de anhelos, añoranzas, deseos, anécdotas, vivencias, ...

    ¿Existe aún en Sevilla LA TROCHA?
    Tengo algunos discos de LOS DE LA TROCHA, un fabuloso grupo de sevillanas y rumbas, y en algunas de sus letras hacen referencia a LA TROCHA. ¿Te suena de algo ese nombre?

    Este grupo tiene unas sevillanas tituladas "Otros tiempos" y, tras añorar "cosas" antiguas en su letra, terminan con la siguiente estrofa:

    ""Mi pensamiento
    sin querer se me va
    para otros tiempos""

    Bonita labor con tu blog. Sevilla y los sevillanos te lo tendrían que agradecer. Desde fuera lo disfrutamos ...

    Saludos flamencos desde Cáceres.

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  6. Tremendo paseito que me pegao por el centro amigo Du Guesclin, yo nunca he frecuentado esa biblioteca porque eso de estar leyendo y tan callao a mi como que no me va.

    Ahora, que no soy el único, que me conozco a más de uno y a más de dos que aunque echan allí más horas que el reló a lo que se dedican es al ligoteo en toda regla...

    ¡Un saludasso!

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  7. Nunca he ido a la biblioteca a estudiar, aunque esa la conocía, iba a documentarme.Una vez hice un trabajo sobre Bécquer y casi me quedo allí a dormir.
    Estupendo tu artículo.

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  8. Conocí la biblioteca de Alfonso XII siendo muy niño, ya que un amigo del colegío que vivía justo a la espalda del Corte Inglés (en el callejón Teniente Borges) me llevó a ella e incluso terminamos haciéndonos socios.

    Años más tarde -creo que estaría en COU- fui alguna vez a estudiar cuando pegaba sus últimos coletazos.

    Tienes razón, de aquellas tardes frías y grises de principios de los 90 en la vieja biblioteca me queda un regusto casi propio de un tiempo que no viví. Sí, aquello parecía sacado de Cuéntame, pero el caso es que a mí me gustaba más que la gran mayoría de las muchas que he frecuentado después...

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  9. Aunque el título haga referencia a la biblioteca no puedo dejar de añorar Sevilla Rock. Al igual que Gata Roma creo que era un placer comprar discos en un establecimiento donde entendían de música...y de discos. En mi caso apuré los últimos días del local adquiriendo pequeñas joyas discográficas.La biblioteca la frecuenté bastante durante la niñez y juventud. Recuerdo un verano que aún tenía el carnet juvenil e iba a un ritmo casi de un libro por día, hasta el punto de preguntarme alguna vez el bibliotecario si lo había empezado y no me había gustado por la celeridad con la que los devolvía. Sin duda tenía encanto (al menos en mis recuerdos que ya se sabe que el tiempo los dulcifica y los idealiza), encanto del que carece la nueva biblioteca municipal.
    Un placer volver a visitar su casa y aprender con sus textos.
    Un saludo

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  10. Cauntos discos no habré comprado en Sevila Rock y cuantas veces no habré pasado por la puerta de la biblioteca ya que estuve estudiando en la Academia Afoban, pero nunca llegué a entrar en la biblioteca.
    Muy buena entrada como todas las que haces.
    Besitos

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  11. Gata, ¿no sería una vela negra? Tú sabes, en las velas lo que importa es el color.... Coincido por otro lado en lo de Sevilla Rock, la verdad es que se echa de menos y aún no me explico su cierre, porque solía estar lleno (no como por ejemplo Virgin en su época).

    También me dejé buena parte de mis ahorros en Sevilla Rock, Juan, aunque yo concretamente en vinilos, me fascinaban. Esperaremos tu vuelta.

    Sabía algo de la historia del Palacio de los Monsalves, Doria, de hecho creo que su futuro y el del edificio de esta entrada están casi cogidos de la mano. El origen madrileño de Sevilla Rock lo intuyo por las listas de los mas vendidos que tenían en el mostrador, que siempre eran editadas por Madrid Rock. Ahora, de Miguel del Barco ni idea; como siempre gracias.

    Pues si América, el avance es implacable con estos viejos lugares que, tarde o temprano, acaban sucumbiendo. Es ley de vida...

    Amigo Pedro, he recurrido a la inestimable ayuda de mi señor padre para responderte al tema de "la trocha"; por lo visto (vamos, yo ni idea) era un bar nacido en la calle Imperial que, dado su novedoso estilo y el éxito que obtuvo, pasó a la actual Ronda de Capuchinos, exactamente a un edificio hoy ocupado por un Bingo (cerca de el Hospital de la Cruz Roja por cierto); por lo visto (ya digo, mi fuente es mi propio padre) actuaban muchos cantantes locales y los dueños del bar, precisamente los integrantes del grupo "La Trocha"; además me ha llamado la atención que los clientes que se atrevieran también podían marcarse unos cantes. Poco mas, ya te digo, el bar es hoy día un Bingo y del grupo apenas quedan referencias.

    Jeje, la verdad es que si no te gustan las bibliotecas esa precisamente no era la mas adecuada para visitar, amigo Moe... Eso si, no te niego que muchas veces no me quedé por el Duque o por la Gavidia.... la tentación...

    La verdad es que resulta curioso Dama que hoy día, con un simple click tengamos a nuestra mano toda la información que necesitemos sin salir de tu habitación cuando hace pocos años o ibas a una biblioteca o estabas perdido....

    Coincido contigo pregonero, también quizás haya sido la biblioteca mas agradable en la que he estudiado, y eso que en la de Arquitectura eché bastantes horas.... Pero tenía algo, quizás ese sabor antiguo, "retro", a otros tiempos...

    Un placer que pasees de nuevo por aquí, amigo Nicodemo. Bastante buena la anécdota del bibliotecario, jeje. Quizás en parte sea lo que dices, que el paso del tiempo suele idealizar las cosas, aunque también es verdad pero para ello debe haber una cierta base sobre la que edificar esa "idealización".

    Jeje, sevillana, veo que si fuera por nosotros Sevilla Rock nunca habría cerrado. Por cierto, también estuve un verano en Afoban, el del 94 creo recordarm aunque poco tiempo.

    Y digo yo Dama, aunque ya sea desviando definitivamente el tema, ¿nadie se acuerda de Virgin? Porque esa tienda, aunque duró poco tiempo, era espectacular.

    Saludos.

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  12. Tu descripción de la Biblioteca es exquisita!

    La recorrí con Vos, y me impresionaron los detalles. Bueno, debo confesarte también que tengo debilidad por las bibliotecas y sobre todo esas que son muy antiguas y no conocen el confort.

    Pero hay algo sacro en esos olores, colores y silencio. Ignoro por qué (o tengo más o menos idea) me inspiran total respeto. Quizás porque la primera vez que, al menos en mi caso pisé una vieja Biblioteca enormeeee, era muy pequeña y queda el registro de la impresión.

    Como fuere, que adoro esos viejos edificios, entiendo muy bien que hoy no podrían ser habilitados...pero también me queda claro que mientras esas bibliotecas estuvieron operativas,fueron la "luz" de muchas generaciones.

    Gracias Amigo, Arquitecto...y Poeta.

    Un besote para Vos!

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  13. No tuve la suerte de haber entrado en esa biblioteca la verdad... me queda esa espinita cada vez que paso por allí.

    En cuanto a lo de Sevilla Rock, debería volver a abrirse un sitio tan emblemático como aquél. Creo que le hace falta a la ciudad de Sevilla.

    Saludos amigo Du!!

    PD: Pásate por mi Blog, cuando puedas, a recoger un merecidísimo premio ;).

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  14. Fui a estudiar a esa biblioteca en un par de ocasiones. Cómo cambian las cosas, que pena que ya no esté. Felicidades por la entrada, querido amigo.

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  15. Sigo diciendo lo mismo: No sabemos lo que tenemos hasta que no lo perdemos.

    La entrada, como es habitual en tí, una divinidad de información y de detalles que desconocía.

    Un abrazo

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  16. Jeje, gracias Susana pero ser poeta me queda muy lejos (desafortunadamente). Coincido plenamente, estos edificios antiguos tienen algo que te deja impresionado...

    Me pasaré por tu blog amigo Javi; por cierto, en lo de Sevilla Rock creo que coincidimos todos; una pena su cierre.

    Pues sí Híspalis, las cosas cambian de una forma que muchas veces asusta...

    Totalmente de acuero Verdial, normalmente cuando nos damos cuenta de lo que hemos perdido suele ser demasiado tarde...

    Saludos.

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  17. No la conocí y tu texto me ha acercado a ella.

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