30 de abril de 2008

La Piedra Llorosa

Cuando un pueblo (en el sentido general de la palabra) tiene una historia reciente o escasa, suele buscar elementos y situaciones a las que agarrarse como clavo ardiendo para enriquecer (e incluso a veces justificar) su pasado.

De este tema hablé hace poco en una entrada. Como dije entonces, sólo hay que ver la programación del Canal Historia y comprobar que está prácticamente copada por documentales de la “interesantísima” a la par que “gloriosa” historia de los Estados Unidos de América.

Sevilla normalmente peca de lo contrario. En una ciudad donde solo hace falta abrir una zanja para que aparezcan restos arqueológicos de los últimos 2000 años, a veces da la sensación de que el cupo de elementos históricos destacables está ya completo.

Un ejemplo son las columnas de la calle Mármoles. Las columnas están ahí y punto, al amparo de la Ley de la Gravedad. Nadie las adecenta, nadie hace nada. Parece como si se estuviera esperando que cayeran definitivamente para quitarse un problema de encima y hacer por fin una casita de dos plantas con la fachada encalada. Y lo peor es que esa espera dura ya varios siglos.

Otra muestra es la Piedra Llorosa.

En 1857, cuando al legendario capitán Custer todavía le quedaban 20 años para morir a manos de los sioux en Little Big Horn, el alcalde de Sevilla, García de Vinuesa, lloraba en dicha piedra el fusilamiento de 82 jóvenes sevillanos que se habían alzado en armas contra Isabel II. Del americano se han hecho 4 películas y escrito cientos de libros; del nuestro tan sólo hay referencias escritas en los autores locales.

Es así de triste, pero la mayoría de los sevillanos conocen mejor la historia estadounidense que la de su propia ciudad. Y lo peor es que tampoco se hace nada por solucionarlo.

Pese a que en los últimos años se ha remozado completamente todo el entorno de San Laureano, todo apunta a que la Piedra Llorosa va a seguir siendo un sillar de mármol delante de un paso de cebra. Como siempre ha sido, por cierto.

Es increíble que un enclave que podría tener tantas posibilidades y tanto encanto esté de nuevo a punto de ser abandonado en los brazos de la indiferencia, como tantas otras cosas. No digo que haya que hacer un punto turístico como por ejemplo en El Escorial con la Silla de Felipe II; ni siquiera que haya que gastarse parte del erario municipal como en León, donde se colocó una estatua de Gaudí en el punto donde diseñó la Casa de Los Botines; pero sí creo que se debería dignificar un poco el lugar, colocar una placa, una referencia, algo para que al menos se sepa por qué está ahí esa piedra. Para que se sepa algo más de la historia de la ciudad y, sobre todo, para que no se olvide.

28 de abril de 2008

Autorretrato cofrade

Mi infancia son recuerdos del Señor de Sevilla
y la voz de una saeta entre los naranjos del Museo;
mi juventud, veinte años delante del palio de Las Angustias;
mi madurez folios en blanco que, con la venia de la lluvia, escribir quiero.

Este podría ser mi Autorretrato cofrade. Veinte años de terciopelo morado, veinte madrugás, veinte cirios, veinte entradas en Campana…y veinte años sin ver al Señor de Sevilla en la calle. Casi nada.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Esta mañana he vuelto a pisar esa senda. Después de dos largas décadas, el Gran Poder y yo cara a cara bajo el cielo de Sevilla. Tan cercano y tan distante.

Delante mía estaba el Señor de Sevilla, pero también estaba mi infancia, también estaban los paseos por el barrio de mi abuelo, por su calle Teodosio; también estaba esa coca-cola del Sardinero, el bocata de queso de don Pedro Niño; por no faltar, estaban incluso los dibujos del murito de la calle Torneo.

Las hojas del almanaque se han plegado, han retrocedido 20 años, toda una vida, toda mi vida.

Pero todo lo perdemos,
y todo nos perderá.

No se cuando volverá a repetirse este momento. Veinte años, cuarenta, cincuenta… cuanto mas tarde mejor, buena señal. Entonces tenía una vida; hoy tengo otra. No tengo ni idea de cómo será la próxima vez.

Mis abuelos ya no están; hoy he ido con mi novia y con mi padre; quizás cuando volvamos a estar frente a frente me acompañen mis hijos, o mis nietos, o nadie.

A preguntas sin respuesta,
¿quién me podrá responder?

Aclaro las continuas referencias machadianas de la entrada: mi abuelo no me contaba cuentos, mi abuelo me recitaba poemas de Machado y de Federico. Así que esta noche volveré a soñar con caballos de cartón. Veinte años después...

25 de abril de 2008

No digas que fue un sueño....

Una imagen vale más que mil palabras; si ésta apareciera en Euronews seguramente estaría subtitulada con un No Comment.

Para tomar esta fotografía no he tenido que ir a la Amazonia; es más, ni siquiera he tenido que coger el coche; basta con cruzar la pasarela que une la calle Torneo con Sta. María de las Cuevas para comprobar la selva tropical que ha crecido en los antiguos Jardines del Guadalquivir.

“A buenas horas…” diría el refranero popular; no ha sido hasta este mismo año cuando el Ayuntamiento se ha decidido por fin a rehabilitar estos jardines e integrarlos en la ciudad, algo parecido a lo que se pretende hacer con el antiguo apeadero de Renfe y que ya traté aquí anteriormente.

Y claro, se han encontrado con una marabunta de plantas, escombros y ruinas donde lo mismo te puede aparecer el fantasma de Curro que un tigre de Bengala. Sólo hay que observar el estado en que se encuentran las palmeras, que posiblemente fueron podadas por última vez cuando Fermín Cacho se colgaba el oro en el podio de Montjuic.

¿Por qué se tensa tanto la cuerda en esta ciudad hasta llegar a situaciones límites donde muchas veces sólo cabe rehacer de nuevo lo ya edificado o derribarlo definitivamente?

¿No habría sido más rentable mantenerlo en condiciones e invertir el dinero que se van a gastar ahora en adecentar otros parques u otras zonas para el disfrute de todos?

¿Por qué no hacía falta hace 15 años y ahora sí, cuando la población de la ciudad se ha mantenido más o menos estable durante todo ese tiempo?

Estamos hablando de varios kilómetros de paseo fluvial, algo de lo que pueden presumir pocas ciudades y que aquí ha sido abandonado durante todos estos años.

Situaciones como esta demuestran la incompetencia de los distintos moradores del Consistorio a la hora de administrar el legado que dejó a la ciudad la Exposición Universal. Para nuestra tranquilidad moral y espiritual, dicha ineptitud ha sido válida para todos los colores, gustos y tendencias políticas que han pasado por la Plaza Nueva, desde el PA pasando por el PP como el PSOE e IU, sus últimos inquilinos. Es decir, que la culpa no es de unos ni de otros, sino más bien de todos.

Al final va a resultar que la Expo’92 se quedó demasiado grande para la ciudad. O para los que la han gobernado…

20 de abril de 2008

Sevilla y el número Cero

Aunque parezca mentira, el cero es una de las cifras mas recientes que hay en nuestro sistema numérico decimal. Pese a que ya había aparecido en época babilonia, el primer uso de dicho número que se conoce fue después incluso del nacimiento de Cristo (que curiosamente debería ser el año 0) y no llegó a España hasta bien avanzada la invasión árabe.

Lo que son las cosas, ya llevaban varios siglos en pie las columnas de la calle Mármoles cuando desembarcó este número en la ciudad.

Son varios los lugares de Sevilla que están directamente relacionados con el 0. El primero, evidentemente, es La Campana. Se suele decir que en dicha plaza arranca el numerario de las calles sevillanas, siendo por tanto el único punto de la ciudad donde todas las casas tienen número 1 o 2.

Otro cero con solera se encuentra en la calle José Gestoso, en “La Venera”, donde una placa recuerda que nos encontramos en el centro geográfico de Sevilla, o más bien de la Sevilla antigua, la ciudad amurallada.

En la puerta del Ayuntamiento tenemos otra placa que nos remite hacia otro 0 de carácter mas general, ya que señala la diferencia de altura entre la ciudad y el nivel del mar en Alicante, tomado como cota 0 para la península y de la que nos elevamos tan sólo 9,10 metros.

Justo enfrente del Puente de Triana, a los pies del antiguo edificio de la Asociación Sevillana de la Caridad, tenemos otro cero ilustre, el punto de partida de la Vía de la Plata, como nos recuerda en este caso una baldosa colocada en el suelo. Desde aquí deben partir los peregrinos que quieran hacer el Camino de Santiago por esta ruta.

Mucho más actual y ecológico es este otro hito, el que he supuesto Kilómetro 0 del Carril-Bici. Y digo “he supuesto” porque después de haber buscado por los alrededores no he visto ningún tramo que enlace o sea enlazable con este punto. Parece ser que de la misma forma que todos los caminos conducen a Roma, todos los carriles-bici confluyen a este contenedor de basura de la calle Victoria Kent. Como siempre, en vanguardia.

16 de abril de 2008

Taxi Driver

Salía ayer publicado que Sevilla era la tercera ciudad de España en la que mas se tardaba en llegar al trabajo, en concreto 24 minutos (se ve que el que hizo el estudio no tenía que meterse a las 9 de la mañana por la S-30).

Son varios los factores que han provocado que estemos situados en la tercera plaza dentro de tan honroso ranking: el uso masivo del vehículo particular, deficientes y escasas infraestructuras urbanas, coches en doble fila, cortes de tráfico por las diversas obras que se están ejecutando y por supuesto, un transporte público de chiste.

Y es que solo hay que darse una vuelta por cualquier ciudad medianamente grande para darse cuenta de que en otro ranking alternativo de ciudadanos puteados, los sevillanos seríamos los primeros con diferencia, no sólo porque tenemos casi el doble de habitantes que hace 30 años, sino porque los servicios de transporte son prácticamente los mismos: cercanías, autobús, taxi y 2 kilómetros de tranvía.

Si encima de que son pocos, no paran de dar problemas, la cosa adquiere ya tintes trágico-cómicos (lo de trágico va por la desesperación, lo de cómico porque siempre he preferido reír antes que llorar): huelgas en fechas clave, horarios absurdos, obras eternas, catenarias de quita y pon.. y ahora los taxistas

He de reconocer que después de pasarme toda la carrera atravesando Sevilla en moto para acudir a clase en Reina Mercedes uno termina tomándole poco aprecio a este colectivo, por no decir otra cosa. Pero me gusta ser objetivo y es verdad que en este caso, como casi siempre en esta vida, no hay que meter a todo el mundo en el mismo saco.

Y es que, según denuncia Facua, esta Feria los taxistas se han montado su particular fiesta; cobros excesivos, recibos falsos y demás irregularidades ante las que el Ayuntamiento se ha hecho el sueco mientras la patronal del gremio tira balones fuera.

Pero claro, llueve sobre mojado, sobre todo porque tenemos un año entero por delante para que esta denuncia caiga en saco roto, para que se pase la marejada y para que los sinvergüenzas que llevan a cabo estas acciones actúen de la misma forma la Feria que viene como llevan haciendo desde hace muchos años, porque esto no es nuevo.

Y al final, como suele suceder, los que saldrán perdiendo habrán sido los de siempre: los ciudadanos de a pie (nunca mejor dicho) y los taxistas honrados que tienen que pagar por los cuatro listillos de turno.

9 de abril de 2008

Réquiem por un Pabellón

Salvo milagro en forma de sentido común, la Gerencia de Urbanismo concederá mañana la Licencia de Obras que permitirá la demolición del antiguo Pabellón de la Santa Sede.

Es curioso que en esta ciudad, donde Urbanismo no deja poner ni un ladrillo de más ni uno de menos en una simple vivienda unifamiliar (y hablo con conocimiento de causa), exista esta permisividad a la hora de esquilmar gran parte del legado que nos dejó la exposición de 1992; y es que el pabellón de la Santa Sede no hace sino engrosar la lista de los Palenque, monorraíles y demás emblemas de la Expo que han pasado al baúl de los recuerdos.

Se da como argumento la condición de efímero bajo la que se construyó, pero, ¿se puede considerar efímero un edificio que lleva más de 16 años en pie sin presentar riesgos de derrumbe o problemas estructurales?

La cosa adquiere tintes más preocupantes a la hora de enjuiciar las alegaciones de la empresa propietaria aduciendo que no es un edificio "funcional" para el nuevo uso que se le va a asignar; ¿quiere esto decir que la continuidad de los antiguos pabellones de la Expo depende de sus propietarios y de la utilidad que éstos pretendan darles? Espero que no….

Es como si todos los organismos y particulares que han participado en la restauración de El Salvador se pusieran de acuerdo en darle un uso, por ejemplo de oficinas, y lo demolieran porque no les sirve el edificio al ser una iglesia. Estarían en su derecho si aplicamos el mismo baremo que en la Santa Sede.

Estoy de acuerdo en que hay que hacer todo lo posible para atraer nuevas empresas al Parque Tecnológico; también que se les den a éstas ayudas y ventajas para facilitar su implantación; pero de ahí a darle carta blanca a todo el que se quiera meter allí va un abismo, entre otras cosas porque si esta empresa se va dentro de dos años la que termina perdiendo en todo esto es la ciudad, que se queda sin Pabellón.

En definitiva, que al final los perjudicados somos los mismos de siempre, que a partir de mañana tendremos que recordar otro pedazo de nuestra historia reciente por fotos y vídeos.

7 de abril de 2008

Deshaciendo la ciudad

ciudad.(Del lat. civĭtas, -ātis).

1. f. Conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas.

Esta es la primera definición que ofrece la RAE para el término ciudad. Edificios, calles, regidores, habitantes… todos son elementos que forman una población.

Esta era la teoría; en la realidad no es que todos esos factores no sean una ciudad, es que ni siquiera llegan a ser los principales.

Recuerdo que cuando estuve en Madrid por primera vez me llamó la atención que en los bajos de los soportales de la Plaza Mayor la gente estaba sentada en el suelo (o donde buenamente pudiera) comiendo bocadillos de calamares. Era curioso el contraste que había entre los bares tradicionales madrileños con sus vitrinas y mostradores repletos de estos cefalópodos con esa urbe moderna y vanguardista que yo había visitado horas antes y que me había dejado maravillado. Pero es que hasta ese momento no conocí realmente la ciudad; hasta ese momento no me di cuenta que era mucho más que el Reina Sofía, el Prado o el Palacio Real; me había llevado dos días visitando monumentos, pero no fue hasta que me comí un bocata de calamares y me bebí una cerveza con dos dedos de espuma cuando realmente empecé a sentir que estaba en Madrid.

Algo parecido ocurre en Sevilla. El sevillano, bien por la climatología, bien por su forma de ser, bien por razones culturales, es muy dado (y mas que el madrileño) a echarse a la calle; Sevilla no sólo es Feria, Semana Santa y Corpus; Sevilla también son sus domingos en el Alamillo, sus belenes en Navidad, sus velás de barrio y sus cervezas en los bares.

Precisamente uno de estos bares lo cerraron la semana pasada. Con apenas dos años de vida, una normativa municipal ha acabado con 40 años de tradición.

Las justificaciones que se han dado a dicha decisión son tan peregrinas como cuestionables:

- que incumple la normativa (el bar que esté libre de pecado que tire la primera cerveza)

- que molesta a los vecinos (un bar que lleva abierto mas de 40 años no puede molestar a los vecinos; puede molestar el primer año, el segundo e incluso el tercero, pero en 40 años ha dado tiempo a que los vecinos se adapten al bar y el bar a los vecinos)

- que incumple la ley antibotellón (el primero que aún no ha cumplido dicha ley es el propio consistorio, que todavía se está pensando la ubicación del botellódromo)

Excusas baratas, ya que posiblemente la causa principal del cierre haya sido que los encargados de tomar dicha decisión no tendrán ni idea de cuanto cuesta una cerveza en la calle.

O porque nunca se la han tomado o porque de tanto viaje en coche oficial ya se les ha olvidado. No hay más.

5 de abril de 2008

¿Salvemos? el lince....

Mucho tiene que cambiar la cosa, pero todo indica que el lince ibérico está definitivamente condenado a la extinción.

Además de esquivar coches, sobrevivir a los rocieros, evitar enfermedades y buscar los escasos conejos que todavía quedan vivos, un nuevo obstáculo ha surgido en la carrera por la supervivencia de estos pobres animales, y es que ahora además tienen que protegerse de las negligencias de los encargados de salvarlos. Muy negro pinta su futuro...negrísimo.

El caso de Clavo, un macho de dos años hallado muerto esta misma semana, es para que los desgraciados felinos se echen a temblar. Es increíble como un lince radiomarcado con un collar puede morir de hambre en unas instalaciones de la Junta preparadas especialmente para su protección.

Sobre el papel, Clavo era uno de los animales mas protegidos de toda Andalucía. Con un collar de geolocalización que transmitía señales constantemente a un grupo de especialistas encargados de controlar su posición y que tienen un presupuesto de 26 millones de euros anuales (cabe a poco menos de 2 millones de euros por lince...); dentro de un recinto especialmente preparado y acondicionado para albergar ejemplares de su misma especie; en un espacio natural protegido para favorecer su vida en libertad.

Pues nada, por increíble que parezca madie se había dado cuenta que el pobre Clavo estaba atrapado en este recinto y ha muerto de hambre y de sed. Tremendo.

Al final vamos a tener que dar gracias de que queden 50 linces vivos, porque anda que si hubiera que proteger 50.000 ejemplares….

2 de abril de 2008

Los Caballos de Sevilla

Sevilla es una ciudad cuya historia siempre ha estado muy relacionada al caballo. Nombres de calles (Caballerizas); de hermandades (San Isidoro); leyendas y tradiciones (se dice que lo primero que hizo San Fernando nada mas entregarle las llaves de la ciudad el moro Axataf fue subir a lomos de su corcel el alminar de la Mezquita) … la presencia del caballo en la historia de la ciudad es aún hoy claramente visible y se perpetúa anualmente en el Sicab.

Pese a todo, esa relación ha ido decayendo a lo largo de los siglos: diversos factores como el tren, el coche o la peste equina han ido restando importancia a estos animales hasta relegarlos a un papel secundario. Pero hay algunos caballos que han sabido sortear los obstáculos y las piedras que les han salido al paso y han llegado hasta nuestros días vivitos y coleando.

Por un lado están los caballos de toda la vida:

- Los Caballos Cofrades de la Exaltación, La Lanzada y de Triana, caballos que año tras año (con la venia de la Virgen de la Cueva) acompañan a sus hermandades a lo largo de la estación de penitencia;

- Los Caballos Monumentales, entre los que destaca sobremanera el caballo del Cid, tanto por el enclave en que está situado como por los atributos de los que generosamente dotó el escultor

- Y por último están los Caballos de la Feria, entre los que siempre destacará el caballo del fotógrafo, ese junto al que nos hemos retratado generaciones enteras de niños y niñas camino de la Calle del Infierno.

En otro orden están los Caballos Oportunistas, caballos de vida efímera que gozan de sus 15 minutos (o días) de fama en plan Andy Warhol para pasar como mucho al anecdotario popular; esta semana por ejemplo tenemos dos equinos de este tipo:

- El caballo, o mas exactamente, los 200 kilos de caballo que estaban en un coche mal aparcado en la Raza.

- Y otro equino mas, perteneciente a la categoría de caballos de Feria que le va a salir bastante caro a su dueño precisamente por feriante.

Este último es para analizarlo más detenidamente: con la que está cayendo en los últimos tiempos (con todo merecimiento) sobre la Justicia y sobre todo, sobre los que la imparten, manda huevos que se sancione al dueño del coche de caballos con mas de 500 euros y 21 meses de cárcel por cambiar la matrícula del mismo para entrar en la Feria todos los días.

Manda huevos sobre todo después de entrar en detalles sobre el malnacido que ha asesinado a Mariluz; manda huevos después de conocer que Julián Muñoz y las demás sanguijuelas que esquilmaron Marbella pueden salir en breve de la cárcel; y manda huevos porque después de dar un paseo por la Avenida de la Constitución te das cuenta de que hay una última clase:

- Los Coches de Caballo Turísticos, que parece que tienen carta blanca: puede haber tranvía, coches, autobuses o helicópteros, pero si hay algo que no cambia en los aledaños de la Catedral son los excrementos de caballo. Pero por lo visto, eso no importa, como tampoco importa que los turistas tengan que taparse la nariz delante de las paradas del Archivo de Indias o en Matacanónigos, que de seguir así va a tener que llamarse Mataguiris.

Parece que para ser caballo en Sevilla también hay que nacer con estrella.

1 de abril de 2008

Tartessos y los menhires

Leo en diferentes medios de comunicación que se van a realizar en los próximos meses unas excavaciones arqueológicas en el entorno del Stonehenge para intentar probar que el lugar era una versión neolítica del santuario de Lourdes”(sic).

No voy a menospreciar unos restos arqueológicos de mas de 4000 años de antigüedad, pero es increíble como le pueden sacar tanto partido estos ingleses a todo. Y si ya hablamos de sus alumnos aventajados, los estadounidenses, es para quitarse el sombrero como un país con apenas 200 años puede copar hora tras hora la programación del Canal Historia únicamente a base de documentales del Oeste, de la Segunda Guerra Mundial y de la Coca-Cola.

Unas páginas mas abajo, en el mismo medio, aparece una entrevista realizada a Francisco Fernández Pardo con motivo de la publicación de su libro “Dispersión y destrucción del patrimonio artístico español”, donde, como no podía ser de otra forma, ocupa un lugar de honor la ciudad de Sevilla, para el autor “la ciudad más expoliada de Occidente en materia de pintura”.

Desde luego las comparaciones son odiosas, pero mas aún cuando duelen.

Mientras por encima del Canal de la Mancha tratan de inventarse la historia de unos señores que apilaban menhires en forma de círculo, en el Valle del Guadalquivir florecía Tartessos, una de las civilizaciones mas importantes y prestigiosas de la antigüedad, que es mencionada en muchos documentos relevantes de la época (Antiguo Testamento, escritos de Herodoto, Pausanias, Plinio …); que dejó huella en la tradición y mitología de culturas tan importantes como la griega (los toros de Gerión, etc…) y que nos ha legado joyas como el Tesoro del Carambolo que dan una idea del alto grado de desarrollo que había alcanzado.

Hasta ahí todo perfecto, el problema estriba en que tenemos una sustancial diferencia con los ingleses, y es que a día de hoy no se sabe exactamente donde estaba Tartessos: si en Cádiz, en Sanlúcar, en Sevilla, en Huelva.

No me cabe duda que si Tartessos se hubiera desarrollado a orillas del Támesis, hoy dispondríamos de la genealogía completa de los reyes británicos desde Argantonio hasta Isabel II, amén de parques temáticos, series de televisión y demás merchandising. Pero Spain is different, y por no saber, no sabemos ni siquiera si se trataba de una ciudad o una civilización. Si es que somos un encanto…