Deméter, hija de Cronos y de Reo, diosa de la tierra cultivada y madre de los cereales.Al ser raptada su hija Perséfone por Hades, la diosa Deméter abandonó su función fertilizadora y la tierra se volvió estéril.En consecuencia, Zeus para apaciguar la ira de la diosa, consiguió un pacto: que Perséfone repartiera el año entre se madre y Hades.Deméter aceptó, pero prometió que nada crecería durante el tiempo que su hija estuviera ausente. Este período es el Invierno.Mitología Romana.
Esta historia podía leerse hasta hace muy poco en un mural cerámico situado en una pared de La Florida, cerca de la Puerta de Carmona. Ya no.
Algo se intuía la Primavera pasada cuando, coincidiendo curiosamente con lo que sería el abandono de los reinos del inframundo por parte de Perséfone, cayeron al suelo los primeros azulejos.
Conforme pasaba el tiempo la leyenda se transformaba en un puzzle que perdía sentido a la vez que se despegaban sus piezas, volviéndose poco a poco menos inteligible.
Hasta que una mañana cualquiera de un día cualquiera el mural desapareció en su totalidad, quedando en su lugar una capa de pintura blanca, silenciosa y muda.
No quedó ni rastro de Perséfone ni de la Primavera.
Alguien parecía haberse aliado con Hades y el Invierno para no recordar nunca más que la hija de Deméter debería volver cuando las noches del mes de Marzo se acortaran hasta durar tanto como el día.
Alguien que seguramente habrá retirado los azulejos por motivos de seguridad, estética o por simple lógica, ya que a nadie parece haberle importado.
Sea como fuere, las calles de Sevilla tienen ahora una historia menos que contar.
Otra...
Y así, una tras otra, vamos perdiendo todas las grandes y pequeñas historias de Sevilla, amigo Sergio.Y sabes lo peor, que a la mayoría de las gentes le importa un bledo.¡Que desastre!.Un abrazo.
ResponderEliminarP.S.- Sigue la pista en Triana al azulejo de "Oficio noble y bizarro...", porque, desgraciadamente, me parece que va por el mismo camino.
Siempre pendiente a los pequeños detalles de la ciudad.
ResponderEliminar¡Qué se puede esperar de una Sevilla que no atiende ni a sus grandes demandas! Las pequeñas cosas son para los poetas.
Una fuente que seguro desaparecerá, es la que han dejado escondida detrás de las famosas Setas de la Encarnación, como si esa Fuente no tuviera importancia, y ahi está medio derruida, que da lástima verla, con lo bonita que hubiera estado puesta en el ángulo derecho a la entrada de las Setas. Creo que es otra cosa que no deberiamos perderle la pista.
ResponderEliminarTomo nota, trianatrinidad.
ResponderEliminarAsí son la cosas, zapateiro.
Anónimo, ya lo comentó hace unas semanas Alberto, y es una pena. La fuente está fuera de contexto, fuera de estilo, ahora mismo es usada como pajar de los camellos del Belén Viviente... Sin duda otro emplazamiento sería la solución a este despropósito.
Saludos.
Quién sabe si su destino ha sido el mismo que el de los "azulejos de Olavide", a los que hacía referencia un artículo de prensa que leí ayer, donde alguien comentaba que quizás se habían caído en lugar de ser objeto de algún aprovechado. En esta ciudad todo (lo malo) es posible. Un abrazo.
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