En la España del Siglo de Oro, donde el honor y la rectitud moral se contaban entre sus principales valores, tener un hijo ilegítimo podía llegar a ser una deshonra no sólo para la futura madre, sino para la familia al completo.
Por ello cuando llegaba un embarazo no deseado había que hacer todo lo posible por disimularlo, que pasara desapercibido y, una vez la criatura estuviera en el mundo, deshacerse de ella de la forma más discreta posible.
Por ello cuando llegaba un embarazo no deseado había que hacer todo lo posible por disimularlo, que pasara desapercibido y, una vez la criatura estuviera en el mundo, deshacerse de ella de la forma más discreta posible.
Así, de la noche a la mañana, muchachas jóvenes que apenas habían empezado a vivir emprendían extraños viajes de los que no regresaban en una larga temporada, contraían enfermedades que durante nueve meses les impedían ver la luz del Sol o, en el mejor de los casos, hacían sus apariciones en público siempre ataviadas con una prenda bastante popular entre las féminas de la época: el guardainfante.
La condesa de Monterrey posa orgullosa para Carreño de Miranda luciendo su guardainfante |