Cabeza del Rey don Pedro es uno de los pocos rincones mágicos que aún quedan en Sevilla.
Historia y tradición se dan la mano en este cruce de caminos que recibe su nombre de una leyenda protagonizada por Pedro I, un rey tan sevillano que unos lo llamaban el Cruel y otros el Justiciero.
De ambos apodos hizo gala el controvertido monarca en esta calle ya que, en un alarde de lo primero, mató a sangre fría a un caballero durante una de sus famosas escapadas nocturnas.
Para merecer lo segundo, simplemente, hizo cumplir la ley colocando la cabeza del asesino en el lugar donde se había cometido el crimen.
Sólo que claro, al ser él mismo, lo que se puso fue su propio busto tallado en piedra; una versión “sui géneris” de las leyes castellanas… para algo era el Rey.